Opinión

Descaro, cinismo e insolencia

Alfonso Suárez Arias

12/02/2015 - 07:00

 

“En el siglo XXI no se necesita ideología, todo es por dinero”.

Con cierta informalidad comparecen vivamente en el desarrollo social y político de una nación estos elementos característicos del hábito conductual de gobernantes, grupo o comunidad, bajo unas circunstancias muy particulares acordes con la época o con los mismos sucesos, que  les activan, pues su acción y resultados, se conoce tanto como la antigüedad de la humanidad.

Siempre se ha enfrentado a la verdad contra la mentira, sinceridad vs hipocresía, dominio contra liberación, en un sinfín de paradojas que ilustran la realidad en un pueblo, partido político, líderes o compatriotas, subyugados a un poder dominante, legitimado por propia voluntad, aquiescencia o complicidad.

No necesariamente las tres actitudes actúan simultáneamente, cada cual puede manifestarse por su lado, solo que particularmente en éstos tiempos y en éste desgobierno se engrandecieron en una maniobra de unidad nacional, para dar relevancia a los resultados y a la práctica de la corrupción que deja muchos beneficios en los haberes personales de diligentes y displicentes participantes de modales prototipos de contratación estatal, para definir el concepto de la paz en Colombia, entre tantos arquetipos puestos en boga.

Descaro de aquel que se presenta nuevamente ante el amigo traicionado o enemigo con poder para obtener prebendas por su servilismo condicionado.

Cinismo al aseverar que se camina por la vida cuando se responde a la compra de rutas y conciencia.

Insolencia de quien exige la paz cuando actúa cínica y descaradamente contra la oposición y el mismo Estado.

El impacto sufrido por la base de la sociedad colombiana ha sido brutal e irritante ante la desvergüenza de individuos, primeramente considerados dentro de ese convencionalismo aceptable de sociedad en desarrollo y ahora sumisos ante una lisonja con mermelada capaz de obnubilar su reputación, buen juicio y raciocinio.

El ejercicio de poder, actualmente profesado desde la cúspide de nuestro ordenamiento Estatal, en su más preclara manifestación está modificando esa primaria estructura social, que aun favorecida por la soterrada hipocresía era parte de las costumbres sociales permisivas y en  algún modo tolerante hasta algunos niveles de la misma corrupción, siempre que fuesen observados aceptables y en su justa proporción, tal como lo expresó en su momento un intelectual ex­-presidente, hoy condenado al ostracismo ecuménico por su irreverente comportamiento personal e intranscendental.

Es un hecho el mandamiento de condenar dentro de la dinámica evolutiva social, al acostumbramiento y  utilización de dobles expresiones confundidas entre la falta de respeto y la insolencia para dar sustento formal a las acciones gubernativas defendidas por la traición, perfidia, ingratitud o el debido acatamiento a la ley.

Mucho de temor se empieza a presenciar ante la construcción desordenada de una nueva estructura social apuntalada por el lenguaje de la desfachatez, la inmoralidad o la desvergüenza, nacido y alimentado por ese monstruo degenerado del comunismo internacional, en su intento de atragantarse a la democracia y vomitar un país plagado de execrables parásitos burgueses engordados con  migas de la emergente oligarquía.

En ese orden de presentación de  sucesos y trascendentales discursos discriminatorios y excluyentes  de cualquier opositor o culto impugnador  de  groseros actos administrativos, no se sabría definir, si los resultados presentados por las comisiones de la Habana son verdades a medias, mentiras disfrazadas, hábiles sesiones de maquillaje o una simple y descarada burla cínica e insolente a nuestro proyecto democrático y de soberanía popular.

 

Alfonso Suárez Arias

@SuarezAlfonso

Sobre el autor

Alfonso Suárez Arias

Alfonso Suárez Arias

Aguijón social

Alfonso Suárez Arias (Charalá, 1956). Abogado en formación (Fundación Universitaria del Área Andina en Valledupar). Suscrito a la investigación y análisis de problemas sociológicos y jurídicos. Sus escritos pretenden generar crítica y análisis en el lector sobre temas muy habituales relacionados con la dinámica social, el entendimiento del Derecho y la participación del individuo en la Política como condicionamiento para el desarrollo integral.

@SUAREZALFONSO

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Balance del paro de los educadores

Balance del paro de los educadores

Después de 15 días de paro, de marchas, asambleas, dimes y diretes entre los educadores y la ministra, en la madrugada fría del 6 ...

El taller de la reconciliación

El taller de la reconciliación

  El  tipo que está al frente mío se llama Luis Barros Pavajeau. Tiene una voz musical, enérgica y vigorosa. Es autor de Ciudad...

Un decreto sin ton ni son

Un decreto sin ton ni son

  El Decreto No. 000305 fue expedido por la alcaldía del municipio de Valledupar el día ocho de mayo de 2017, tal acto administra...

Defendamos nuestros símbolos

Defendamos nuestros símbolos

  Por estas épocas de polémicas, posverdad y posconflicto, no somos pocos los difusores y defensoresde la música vallenata que h...

Siria: ¿una lección aprendida?

Siria: ¿una lección aprendida?

Luego de que el Primer Ministro del Reino Unido, David Cameron, reconociera que el Parlamento Británico no quiere ver la acción milit...

Lo más leído

¿Qué es la oralidad?

Javier Zamudio | Patrimonio

Vida y trayectoria de Rafael Pombo

Redacción | Literatura

La Cultura y el laberinto del poder

Omar Castillo | Pensamiento

La magia de Escalona

Alberto Muñoz Peñaloza | Música y folclor

Vallenato clásico

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

El Vallenato de Rafael Escalona

Darío Blanco Arboleda | Música y folclor

Sanar con árboles

Rosa Cintas | Medio ambiente

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados