Opinión
Mejor caribe que costeño
La revista Soho perturbó la psiquis pendenciera y bulliciosa del costeño, pues a principio de febrero publicaron un artículo del paisa Andrés Ríos titulado “Diatriba contra los costeños” donde este man nos ponía una montadera y una mamaderadegallo contra la bacanidad de nuestro vividero.
Esta publicación causó una enorme bololó con mentá de vieja incluida contra este cachaco, en esta emputada participó Raimundo y to’el mundo, vulgares y cultos, cada uno a su manera, le dieron su tollina a este osado periodista. Entre los participantes de este mierdero, sacaron pecho y se la jugaron dos manes bien tesos, que en su bacanería le dieron su tatequieto al cachaco ese.
El primero fue Joaquín Robles Zabala (Costeño), que publicó en la revista Semana (Febrero 02 de 2015) la columna “Un cachaco que odia a los costeños” y con delicadeza y mucha cortesía le aclaró al periodista de la diatriba, lo que significaba ser costeño, sus costumbres, su cultura, su manera de vestir, de hablar y, sobre todo, le hacía ver la dimensión ecológica de cogerla suave. Debo decir que me gustó la columna, pues Zabala mostró el verdadero talante del costeño.
El segundo, Cesar Giraldo (Rolo), lo leí en La revista digital “La Cháchara” (febrero 07 de 2015) su artículo titulado “Soy costeño y soy cachaco ¡¿y qué?!” También me llamó la atención por la manera como abordó el tema, aclarando que era bogotano pero que desde hacía muchos años vivía en la costa y, sin apostatar de su condición de interiorano, defendió a los costeños.
Estos dos periodistas, nos dieron un ejemplo de cómo abordar cualquier provocación, sin tener que apelar al insulto y a las ofensas. A todas estas, nadie se percató que la diatriba escrita por Andrés Ríos, en realidad fue publicada en el año 2007, y que Soho la publicó de nuevo en busca de subir el rating de visitas a su página. Otro punto que pasó por alto fue que Andrés Ríos es paisa y no cachaco y todas las ofensas e insultos que le dirigieron apuntaban a los cachacos y no a los paisas.
Este arroz-con-mango me ha puesto a pensar que Zabala tiene algo de razón al culpar las telenovelas bobaliconas que con alto rating de sintonía han pasado las cadenas comerciales de Tv, donde estereotipan al costeño como un hombre vulgar, irrespetuoso y bullicioso, que muestra ordinariez en su actuar ante la vida. De otro lado ´pienso en la diatriba que publicó Alberto Salcedo Ramos, en la revista Soho contra Silvestre Dangond donde demuestra hasta la saciedad la ordinariez de la que es portador este cantante costeño, y repaso mentalmente igual comportamiento del recién fallecido Diomedes Díaz y la posición arrogante y burda de un Jorge Oñate frente al bunker de la fiscalía General de la nación diciendo que él es el pollo, la planadora y otra cantidad de pendejadas, ya antes, los noticieros de Tv lo habían mostrado en la Cámara de representantes masticando chicles y contando unas boletas de una rifa para recoger fondos para las fiestas patronales de su pueblo natal.
Estos son, apenas, unas cuantas perlas de ordinariez, pues en cuanto a los conjuntos vallenatos abunda este tipo de actos, y por el arraigo de esta música en el alma del costeño, que compra para escuchar Cds de música en caseta, termina oyendo y finalmente imitando este lado grueso de mal comportamiento.
Hay otra cara, la verdadera, es el lado amable de ser caribe, que implica ser culto, buen lector, dar un buen tratamiento al idioma, un ser identificado con las cosas buenas de su región y con la obligación de mostrar esa otra cara, la decente, la cara alegre del hombre que es capaz de ser irreverente pero respetuoso con los demás, el hombre amable que prefiere resolver los problemas con alegría, capaz de decir como Jaime Bateman, que la paz y la terminación de la guerra en Colombia se podía lograr con un sancocho nacional.
Hombres como Gabo, Cepeda Samudio, Obregón y tantos otros personajes dignos de imitar en su ejemplo y su obra, porque ser caribe es pensar que el mundo es pequeño y ser capaz de inventar uno nuevo con su realismo mágico, es sentir que nuestro idioma es pequeño y sentir la necesidad de crear palabras nuevas e involucrarlas en las conversaciones cotidianas, es ser un bacán interesante que se lleva el mundo con el pecho y que tiene la del mundo en alegría pero que es honesto y educado pues esa fue la crianza que recibió de su viejo y de su vieja.
Para estar en la juega, necesariamente hay que ser de hilo hasta el carreto, por eso es preferible ser caribe antes que ser costeño.
Diógenes Armando Pino Ávila
@Tagoto
Sobre el autor
Diógenes Armando Pino Ávila
Caletreando
Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).
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