Opinión

La niñez, un tesoro inapreciable

Diógenes Armando Pino Sanjur

18/03/2015 - 06:20

 

La constitución política consagra la prevalencia de los derechos de los niños sobre los demás. Asimismo, se ha establecido que por su condición de debilidad, los niños y niñas merecen mayor protección, para promover su dignidad, pero, desafortunadamente, en nuestro país, este precepto constitucional es letra muerta y sus derechos e integridad física y moral es vulnerada a diario.

Nuestros niños son el regalo que el Arquitecto del mundo nos brindó para llenar nuestras vidas, de amor y alegría, por eso siempre debemos propender en satisfacer plena y debidamente sus necesidades físicas, emocionales, psicológicas, afectivas y espirituales, para de esta manera responder por su adecuado crecimiento y desarrollo.

Bajo esta perspectiva imaginamos que la situación de los niños y niñas en Colombia es la mejor, donde el Estado y los adultos respetamos y trabajamos a diario para garantizar sus derechos, pero, al analizar la situación de los menores en el país, nos encontramos que su realidad es muy distinta, difícil, triste y cruel.

Encontramos cifras preocupantes, como que el 4% de nuestros niños y niñas no son registrados, más de 2 millones han sido afectados por el conflicto armado. 20.526 niños y niñas han sido maltratados. Cada día en el país, 39 menores son víctimas de abuso sexual y el trabajo infantil se mantiene en una tasa del 9.8%.

Es doloroso conocer historias como la masacre de los niños del Casanare, quienes fueron vilmente asesinados por $ 500.000 por una disputa familiar de un terreno, los miles de niños que se encuentran bajo la protección y cuidado del Bienestar Familiar por el abandono de sus padres, la violación o abuso sexual de menores por parte de un familiar o la desaparición y presunta venta de la menor en Magangué por su propia madre y una tía.

Por Dios, ¿En qué país vivimos? ¿Qué futuro construimos? ¿Cuáles son los principios y valores donde fundamentamos nuestra relación familiar y la sociedad? ¿Será que estos 50 años de conflicto y guerra han extinguido nuestra sensibilidad social y la necesidad natural de amar y proteger a los infantes?

Es inaudito que los animales, seres que carecen de funciones cognitivas superiores como el raciocinio, que no es otra cosa que la capacidad y la habilidad de pensar y analizar, nos enseñen solo con su instinto el cuidado y protección que se le debe brindar a los hijos (crías), y seamos nosotros los seres humanos, quienes hemos sido capaces de acuerdo a nuestra inteligencia de transformar y aprovechar el entorno, para preservar nuestra existencia, quienes maltratemos, abandonemos y abusemos de nuestros niños y niñas.

Los niños y niñas son el presente y futuro del mundo, la extensión de nuestra existencia, la alegría del universo, la hermosura de la creación divina y la prueba más fehaciente de la existencia del paraíso, por ello debemos trabajar incansable e indeclinablemente por  garantizar su bienestar, para que crezcan en el seno de una familia, en un ambiente de felicidad y comprensión.

Por eso se hace necesario en estos días, donde soñamos con la construcción de un nuevo país, en paz, con equidad y educación, que el Estado fomente políticas públicas para proteger y apoyar los derechos de los niños, la sociedad se comprometa a prevenir su vulneración y la familia garantice su convivencia bajo el afecto y respeto. Sólo así, y nada más que así, estaremos construyendo un mejor país, de lo contrario estaremos contribuyendo en la edificación de una sociedad sin principios y con un futuro nefasto.

 

Diógenes Armando Pino Sanjur

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Sanjur

Diógenes Armando Pino Sanjur

Tamalamequeando

Diógenes Armando Pino Sanjur, más conocido como May Francisco, nació el 24 de junio de 1976 en un pueblo mágico lleno de historia, cultura y leyendas situado en la margen derecha del Río Magdalena llamado Tamalameque. Hijo de los docentes Diógenes Armando Pino Ávila y Petrona Sanjur De Pino, tiene 2 hijos, May Francisco y Diógenes Miguel, los cuales son su gran amor, alegría, motor y mayor orgullo. Abogado de Profesión, despertó su interés con la escritura de su padre quien es escritor e historiador, se declara un enamorado de su pueblo, de su cultura (la tambora) y apasionado por la política como arte de servir.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

A mi papá

A mi papá

  El primer papá fue tal vez una raíz o quizá una semilla; en todo caso, de ahí se germina junto a la madre que es una hermosa fl...

¿Quién descubrió a quién?

¿Quién descubrió a quién?

  En los anales de la historia encontramos la información sobre lo que algunos historiadores han llamado el “descubrimiento de A...

25 de noviembre, grito de mi independencia

25 de noviembre, grito de mi independencia

  Hace unos días, mientras escuchaba la canción de Carlos Vives titulada “19 de Noviembre”, me llamó la atención la afirmaci...

Una columna semanal

Una columna semanal

Opinar semanalmente sobre un tema de actualidad se ha convertido en una de mis rutinas, rutina ésta que encierra un grado de complej...

Ideas liberales para Valledupar

Ideas liberales para Valledupar

  Hace unas semanas escribí una columna titulada Hacia un liberalismo moderno. Allí planteé la necesidad de promover un movimiento...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados