Opinión
Se vino el festival
En las calles se siente. Caminan personas con ademanes diferentes a los nuestros, muchos llevan morrales en sus espaldas, los semáforos se llenaron de saltimbanquis, unos hacen malabares con machetes lanzados al aire dando la impresión que va a suceder algo que pueda herir al artista, pero hábilmente manejan esta operación, alguna veces son mujeres hermosas que danzan mientras los vehículos esperan el cambio de la luz verde para continuar la marcha.
El festival ya se siente. El colorido de los ponchos y sombreros de todas las regiones del país está presente en todos los sitios públicos, los vendedores se preparan para hacer su agosto, los artesanos también ya ocuparon su lugar para vender sus baratijas, dándole más bizarría y elegancia al gran encuentro de acordeoneros, verseadores y cantantes.
Llegan conocedores del tema, hasta impresionan a propios como si estos fueran los extraños; pero también llegan ignorantes de nuestro folclor que confunden cantantes con acordeoneros, y a veces vaticinan ganadores que jamás lo serán porque no tienen la condición del arte que ellos creen que tienen. Una vez escuché hace mucho tiempo decir a un magistrado de Bogotá que Alejandro Duran ganó porque Rafael escalona no se presentó. Y qué decir de los aires, confunden la puya con el merengue y al son con el paseo y hasta se atreven a cantar con el calor de los tragos. Qué divertido fue cuando escuché a un rolo cantar acompañándose con su guitarra a la vieja Sara: “Allá en Manaure en la serranía, en un pueblito bonito y sano/ vive la mama de Don Emiliano, de Don toño sala y Doña maría/.”
El festival se vino y esta vez con todo. La telenovela de Diomedes Diaz ha traído conocedores del artista, ya encontramos cachacos diciendo que fueron grandes amigos del desaparecido “cacique de la junta”, que se bajaba en sus casas y que hasta le ayudaron a componer algunas canciones, así que la ventana marroncita de La Junta de nuevo será visitada por miles de turistas que posarán para tomarse la foto de rigor.
El festival se vino, ya se siente por las calles los lamentos por el billete falso recibido. Los vallenatos otrora ricos y hacendados armaron viajes para otra ciudad para evitar ser visitados por viejos amigos que no conocen su verdadera situación económica, otros arrendaron sus casas y con el producto del arriendo se echan la rodadita a alguna costa del mar Caribe.
El festival se vino, y los vallenatos no podrán disfrutarlo, porque los altos costos de sus espectáculos no se los permite. El festival vallenato, no es para los vallenatos.
El festival se vino… y ya llegaron las prepago con sus representantes, parecen modelos preparadas para dar un gran desfile, este año las nacionales les llegó competencia del vecino país de Venezuela.
El festival se vino… ya las hermosas mujeres que enloquecen a los borrachitos están listas con su burundanga, para desfalcar las cuentas de ahorro de sus víctimas.
Arnoldo Mestre Arzuaga
Sobre el autor
Arnoldo Mestre Arzuaga
La narrativa de Nondo
Arnoldo Mestre Arzuaga (Valledupar) es un abogado apasionado por la agricultura y la ganadería, pero también y sobre todo, un contador de historias que reflejan las costumbres, las tradiciones y los sucesos que muchos han olvidado y que otros ni siquiera conocieron. Ha publicado varias obras entre las que destacamos “Cuentos y Leyendas de mi valle”, “El hombre de las cachacas”, “El sastre innovador” y “Gracias a Cupertino”.
1 Comentarios
Muy bien y que los turistas y vallenatos disfruten del festival que es muy sabroso
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