Opinión
Balance del paro de los educadores
Después de 15 días de paro, de marchas, asambleas, dimes y diretes entre los educadores y la ministra, en la madrugada fría del 6 de mayo, Fecode, a nombre de los maestros del país, firma sin pena ni gloria la claudicación, donde se impone el punto de vista del gobierno nacional.
El pulso lo gana La Parodi. El magisterio debe retomar las clases y conformarse con un aumento salarial gradual del 12% que se dará en cuatro años, una bonificación para los docentes que estén en el grado 14 del escalafón, el compromiso de la ministra de revisar la prueba que se la hace al maestro para ascender al escalafón y, por último, que no se va a recuperar los días del paro si no que el maestro debe adelantar talleres y otras estrategias pedagógicas para recuperarlo.
Sinceramente, creo que Fecode salió acoquinado de la contienda. Íntimamente creo que el magisterio perdió en la apuesta, pienso que Gina Parodi y el gobierno jugaron sus cartas con las dotes del tahúr y que nos ganaron al barajarlas con dedos de prestidigitador, mientras las nuestras se manejaban con dedos temblorosos y torpes. El gobierno siempre puso cara de tahúr, dejando ver cartas que desviaran la atención del magisterio y reservándose las fuertes, para cuando Fecode comiera del cañazo destapar el “gran fierro de sietes” con que nos ganó la partida.
A todas estas, pregunto: ¿Qué se consiguió sobre calidad educativa? ¿Qué compromisos hizo el gobierno sobre el número de alumnos en aula? ¿Qué se pactó sobre mejoramiento del ambiente escolar? ¿Qué reforma curricular viene que mejore la calidad de la educación? ¿La preparación académica que se le exige al maestro para el ascenso será subvencionada por el gobierno? ¿Mejorarán las raciones paupérrimas de alimentos que se da a los niños en la escuela? ¿Habrá dotación que mejoren las condiciones físicas de las aulas de clases? ¿Habrá políticas oficiales que coordinen e integren la red de bibliotecas nacionales con los colegios? En fin, hay una serie de interrogantes no planteados que, por supuesto, no fueron tenidos en cuenta y los que planteó el magisterio fueron desechados.
Como balance positivo puedo reconocer que el magisterio luchó unido, se volvió a la identidad perdida, me hizo recordar los paros de los años 80s en que el magisterio dejaba oír su voz rebelde y decidida a arrancar por la fuerza del paro sus conquistas, vi a una comunidad de alumnos y padres de familia conscientes de que sus maestros eran maltratados con salarios indignos y en consecuencia apoyaban el paro. Vi un magisterio combativo que salía a la calle a exigir sus derechos y a reivindicar sus peticiones. Un magisterio sin miedo que no le paró ni cinco de bolas al Contralor General de la Nación que salió a hacer matoneo en la televisión en contra del magisterio. Vi unas secretarias de educación mesuradas y silenciosas que no utilizaron la presión de los supervisores y directores de núcleo, vi unos rectores apoyando el paro. Vi tantas cosas positivas en esas jornadas que me hacían vislumbrar un triunfo en la consecución de algunas metas que reivindicaran al magisterio. Pero no, nos ganó el pulso el gobierno.
Creo que Fecode hizo demasiado énfasis en las pruebas de ascenso y esto no era necesario, pues el magisterio se podía ir en rebeldía más adelante y exigir el cambio del tipo de éstas, pues el problema desde siempre se había dicho era la forma tramposa como estaban concebidas. Otra de las debilidades fue bajarse del 28% del aumento salarial al 16% de un solo tajo, sin negociación y escarceos de por medio. Ahí mostró debilidad Fecode. Debió ir bajando el monto en la medida en que el gobierno subiera su propuesta hasta llegar a un punto intermedio en que se diera negociación y no imposición como lo hizo el ministerio.
Por último, el gobierno rodeó a la ministra con unos asesores especializados, mientras, y esto es mi parecer, Fecode no los tenía y si los tenía no estaban al mismo nivel de los del gobierno. La presencia gubernamental fue fuerte, Ministro de hacienda, ministro de trabajo, ministro de educación, en fin, artillería pesada contra fuego de salvas que mostraba el magisterio. Los medios masivos de comunicación, RCN, Caracol, El Tiempo, El espectador, desinformando a la opinión pública y poniendo en evidencia al magisterio. Estos se autodeclararon en los adalides de la defensa de la niñez, dando a entender que los maestros eran unos abusadores que le robaban el derecho a la educación a estos niños. Cuando en verdad, nunca han salido a denunciar el abuso que cometen los proveedores de los alimentos de los alumnos, ni denuncian la muerte por inanición de los niños wayuu, ni la muerte exprés de los menores y sus padres en las puertas de las EPS.
Diógenes Armando Pino Ávila
Sobre el autor
Diógenes Armando Pino Ávila
Caletreando
Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).
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