Opinión
La reinserción a la vida civil: el gran reto de las FARC y el ELN
No son una docena, ni dos, ni tres, son miles de guerrilleros que deben empezar de cero un proceso de reinserción a la vida civil, cambiar el viejo modelo de pensamiento implantado con sangre en sus vidas y ver el mundo desde otra óptica. Ya no desde las armas, el miedo, la angustia y el terror, sino desde la otra orilla, donde pueden ser útiles a la sociedad aportando desde sus vivencias para que no se repita más la historia de tener por más de medio siglo una guerra que a todos nos ha tocado de alguna manera y que ya debe terminar.
Dejar las armas, quitarse el camuflado, las botas de caucho; afeitarse la barba, hacerse un corte de cabello, dormir toda la noche tranquilo y olvidarse de la estera que le servía como cama, serán los cambios más notorios que a primera vista todo guerrillero tendrá cuando ya no sea oficialmente un combatiente alzado en armas. Después vendrán otros cambios como: nuevos hábitos alimenticios, el usar ropa diferente, cambiar su discurso y empezar a socializar con la familia. Pero no será de la noche a la mañana, son procesos que duran años y para algunos puede que no se dé ningún cambio, porque después de estar más de veinte años metido en la selva, caminando por la montaña, independiente de su condición de guerrilleo y de la noche a la mañana sacarlo a la fuerza de la que considera su casa, será un cambio muy brusco y que irremediablemente dejará secuelas y como es apenas obvio, habrá resistencia. Otros por el contrario, están esperando ansiosos que termine la pesadilla de sus vidas.
Miles de personas sometidas a un ideal filosófico que hace muchos años perdió su norte ven en las armas el medio para amedrentar a las poblaciones más recónditas de este país, donde no existe la presencia institucional de Estado. Esas familias observan hoy el proceso de paz que se adelanta en la Habana como un salvavidas en medio de la tormenta, porque nadie conoce a ciencia cierta el dolor de perder a sus hijos en las minas quiebra patas, o no volverlos a ver nunca más porque están vigilados y amenazados en las cuadrillas de reclutamiento infantil de las FARC o ELN.
Para miles de familias la esperanza de volver a ver a sus seres queridos de regreso al seno del hogar, les ilusiona cada día y rezan para que al fin llegue la paz. Pero no todo consiste en firmar unos papeles, estrecharse las manos, tomarse la foto para la historia, y fin al conflicto. La guerra continuará por muchos años más, mientras se acomodan los intereses políticos y económicos, porque no va a ser fácil para la guerrilla entregar las tierras que por tantos años tienen en su poder.
La Agencia Colombiana para la Reinserción (ACR) entidad del Estado encargada de este proceso de reinserción ha tenido grandes logros y bonitas historias que contar, pero si algún día se da la tan esperada paz, tendrá que reestructurarse para atender a miles de personas en todo el país y esa labor requiere de una gran estructura institucional dadas las pasadas experiencias en los departamentos de Antioquia, Córdoba, Bolívar y Santander donde fracasaron a mitad de la formación todos los planes de reinserción, dando como resultado la retoma de las armas de cientos de hombres, perdiendo todas las garantías que el Estado les ofreció.
Ya ocurrió y puede volver a pasar. Todos los colombianos debemos aportar para que nuestro país, al igual que el resto de naciones que han firmado la paz, digamos con orgullo: cero guerrillas.
Eber Patiño Ruiz
Sobre el autor
Eber Patiño Ruiz
Hablemos de…
Eber Alonso Patiño Ruiz es comunicador social, periodista de la Universidad Católica del Norte Sede Medellin, Antioquia. Su gran pasión es la radio y la escritura. Tiene dos novelas terminadas y una en camino, un libro de cuentos y otro de historias fantásticas; tres libros de poesía: Huellas, Tiempos y Expresión del alma.
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