Opinión
A propósito de la conmemoración del día del estudiante
Han pasado más de 60 años desde la muerte de Uriel Gutiérrez, estudiante de la Universidad Nacional asesinado por fuerzas policiales el 9 de junio de 1954 en una protesta estudiantil, cuando conmemoraban 25 años de la muerte de otro compañero, Gonzalo Bravo, quien murió ultimado en una protesta contra la masacre de las bananeras.
Estos dos hechos, que los años no han permitido que se olviden, son la causa por la que el 8 y 9 de junio se conmemora el día del estudiante y que reivindican propósitos que siguen vigentes: la defensa de una educación realmente pública, democrática y al servicio del desarrollo del país.
El día del estudiante es un día de recordación y en el que deben prevalecer los ánimos para generar cambios en nuestro país, como lo hicieron Uriel y Gonzalo y como lo hicieron en el 71, año del movimiento estudiantil más combativo y que conquistó el cogobierno en las Universidades, o como el estudiantado que se concentró alrededor de la MANE en 2011 para derrotar en las calles el proyecto de reforma a la ley 30 y que además hizo historia al formular una reforma construida ampliamente desde las bases estudiantiles de todo el país.
Hoy los estudiantes tenemos una misión más complicada cuando se impone con mucho más descaro y premura el modelo privatizador de las universidades públicas que viene implantándose desde la expedición de la ley 30 y que hoy representa el gobierno de Santos a través del acuerdo por lo superior 2034, la ley de inspección y vigilancia violatoria de la autonomía Universitaria y el plan nacional de desarrollo que da pasos firmes y profundiza éste modelo donde la educación es concebida como un servicio y no como un derecho fundamental.
Se hace necesario que con más voluntad de lucha y movilización el estudiantado se vuelva a organizar para combatir éstas políticas y poder hacer realidad las propuestas que han nacido desde el seno de la comunidad universitaria como soluciones reales a la preocupante crisis de las universidades, demostrada en los 13 billones de pesos que el estado adeuda a las IES públicas.
La Universidad Popular del Cesar, laboratorio de pruebas más fiel de la privatización, el abandono y la antidemocracia impuesta por el Estado y las administraciones de turno, debe convertirse en un escenario de convergencia de todas las expresiones de la comunidad académica para combatir el estado de cosas presentes y con propuestas podamos generar soluciones a la crisis que se evidencia con la situación de las facultades, programas y la total desaparición del bienestar Universitario, entre otras cosas.
Que sea éste un llamado de la Organización Colombiana de Estudiantes a la comunidad Cesarense a rendir tributo a la memoria de quienes han luchado incansablemente por una educación nacional y con alto contenido científico. Es de carácter urgente formar a un estudiantado consciente, educado y presto a defender la educación, para que renazcan nuestras justas consignas de una educación para un país con soberanía, democracia y paz.
“Juventud De Todo El País, ¡A La Acción!”, Mao Tse Tung.
Fabio Andrés Pinto
Sobre el autor

Fabio Andrés Pinto
Visión alternativa
Nacido en Valledupar. Ingeniero electrónico. Magíster en Matemáticas Aplicadas. Docente universitario, investigador y consultor en temas tecnológicos. En este espacio se describe y se reflexiona sobre la situación del país a nivel tecnológico, académico y económico.
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