Opinión

Consejos prácticos para un buen concejo

Alfonso Suárez Arias

18/07/2015 - 08:50

 

Mirando esa gran lista de candidatos se piensa que, felizmente, sólo pueden ser elegidos unos

Por todo tiempo se ha tenido como axioma censurador, que la conformación de los Concejos municipales o Asambleas departamentales se integran por politiqueros o líderes comunitarios con intereses particulares, ávidos en satisfacerse con prebendas de la administración mediante contratos o puestos burocráticos para familiares, amigos y contertulios contribuyentes de su elección.

Hoy día, ésta premisa cae ante exigencia y veeduría de la misma sociedad en sus estertores atípicos, que reacciona ante la indiferencia administrativa y la corrupción descarada del gobierno y motiva a ciudadanos establecidos en cierto entorno, para que se pongan de pie e incursionen en el ámbito político, con el atrevimiento de impedir el avance evidente y abusivo de los actuales administradores y el continuismo mañoso del sometimiento infame a la ignorancia y el desgobierno propiciado por corruptos políticos.

Estas corporaciones son la base política fundamental de la administración pública para cumplir con los programas y funciones regulados por la misma Constitución, deben coadministrar para que la comunidad se allegue al principio soberano de buscar el bienestar universal y propiciar los elementos facilitadores del desarrollo integral generalizado.

Es indispensable que concejales y asambleístas comparezcan al ejercicio de la función pública competentemente ilustrados para desempeñar la representación social, interpretando la realidad sociológica, conociendo y sabiendo de la normatividad jurídica y del derecho administrativo como eje de análisis e interpretación de los proyectos y manejos  burocráticos,  y en la habilidad política de saber contrarrestar, discutir y debatir contra esos politiqueros curtidos, también allegados al cuerpo administrativo codiciosos de beneficios personales, usufructuantes del régimen desordenado, que siempre querrán sacar jugosos provechos aliados con administradores y pasando por encima de la debida función de control fiscal y político, razón de ser del órgano colegiado.

No es difícil inferir críticas al período actual de las cosas, tal como están sucediendo en este país, todos saben que no están ni van bien y que un desgobierno legitimado se encuentra adportas de entregar nuestros principios sociales y morales al monstruo degenerado del socialismo-comunismo-izquierda hipócrita, conducente de la miseria que sobrevino al universo idiotizado que en mala hora dio crédito a sus propuestas falsarias, propiciándose ahora, quizá una de las últimas oportunidades para que la comunidad ponga un freno a éste impulso del deshonor y logre rescatar los  valores morales y éticos que fundamentan una sociedad sana en un Estado social de derecho.

El ciudadano convencido con su participación activa en el proceso democrático se obliga con su vocación demócrata a interponerse como elegible por sus coterráneos para combatir abiertamente en términos argumentativos, serios, responsables y objetivos desde estos escenarios el correcto y estricto cumplimiento del mandato constitucional y voluntad popular.

Nada fácil para los intrépidos ciudadanos empalagados de civismo y alérgicos a la mermelada, pretender obtener la materialización del voto de opinión favorable en las urnas, a la hora de la verdad, en las actuales circunstancias cuando la corrupción del sistema electoral es sujeto de tradicionales gamonales y esbirros politiqueros que compran por cuatro años su participación anómala en el gobierno de turno.

Duro ejercicio para muchos de los candidatos es el que les espera, solo con el intento de transcender su propia consideración democrática a la ideología  de un partido político propiedad de caudillos y jefes con arrestos figurativos.

Así es el ejercicio democrático, la oportunidad de elegir bien o entregar la conciencia por un tamal, al final el resultado es el que la misma sociedad se merece por su escogencia. 

 

Alfonso Suárez Arias

@SuarezAlfonso

Sobre el autor

Alfonso Suárez Arias

Alfonso Suárez Arias

Aguijón social

Alfonso Suárez Arias (Charalá, 1956). Abogado en formación (Fundación Universitaria del Área Andina en Valledupar). Suscrito a la investigación y análisis de problemas sociológicos y jurídicos. Sus escritos pretenden generar crítica y análisis en el lector sobre temas muy habituales relacionados con la dinámica social, el entendimiento del Derecho y la participación del individuo en la Política como condicionamiento para el desarrollo integral.

@SUAREZALFONSO

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