Opinión

Los laberintos del poeta Luis Mizar

José Atuesta Mindiola

22/07/2015 - 05:40

 

Luis MizarLas dificultades  de la vida son una metáfora de la fábula del laberinto, y a veces  tenemos la suerte de Teseo y encontramos a una Ariadna que nos entrega el hilo salvador para salir victoriosos.

La vida del poeta tiene muchos laberintos, y el hilo que lo salva del olvido son sus versos. Uno de esos  laberintos  es la soledad del proceso de la escritura,  pero aparecen los seres intangibles que dialogan en los aposentos de la memoria para vencer el desolado espanto. 

El  poeta Luis Mizar Maestre no tiene prisa. Cuando descubre que la poesía lo persigue, se detiene, se abraza a ella y caminan juntos, inseparables, como hermanos gemelos en el vientre de la madre. Hoy es  un experto incitador a la epifanía de la palabra. El poeta es un descubridor de itinerarios. Viaja por  el invierno y apresura la tristeza en los zapatos de Vallejo, por el  regocijo  del venado en la tarde mansa del jaguar y por  las lágrimas de  la noche en el lienzo  de Penélope. Disfruta el desfile de la lluvia en la intimidad de sus colores y bendice al  árbol que suelta sus ramas antes de que la  muerte deslice la cuerda.

En estos momentos el poeta Mizar, como lo describe en sus “Psalmos Apócrifos”, está en un laberinto donde lo asedian los días apretados de sal y el toro de cornamenta brava. La diabetes le ha deteriorado su salud y tiene que someterse cada dos días al tratamiento de diálisis.  Su madre, Carlina Maestre,  que era su hada de cabecera, murió hace dos años, y este  golpe de ausencia maternal lo afectó sensiblemente. Por la enfermedad no pudo continuar con el contrato temporal de catedrático en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Cesar. Ahora vive la encrucijada de otro laberinto, el de la desidia de las instancias oficiales de cultura que no valoran ni apoyan su obra  poética y sus aportes a la difusión de la estética, en defensa de la vida.

Mizar es un poeta reconocido a nivel nacional, sus poemas han sido publicados en varias antologías,  ganador del Concurso Internacional de Poesía  Carlos Castro Saavedra (1996), conferencista y profesor de talleres de “creación literaria” en varias ciudades del país. Pero el poeta,  aquí en Valledupar está sometido a una absurda tramitología de extensos requisitos que le exige la administración de la Casa de la Cultura Municipal para pagarle la módica suma de diez millones de pesos por 500 libros  que entregó desde el año pasado y  el director ha  repartido en diferentes eventos académicos.

Antes, con presentar la cuenta de cobro  y entregar los libros, era suficiente para que se efectuara el pago; pero el poeta debe presentar, entre otros requerimientos,  un certificado de propiedad intelectual que lo entrega en Bogotá, el Ministerio del Interior. El poeta lo solicitó desde el mes de febrero a través de internet,  y  tres meses  después le responden  que el libro no existe (Kafka se debe estar revolcando en su tumba). Nos  preguntamos si  está vigente La Ley Antitrámite que simplifica los procesos, y la obra del poeta es muy reconocida, ¿Por qué tantos requisitos para cancelar una cuantía menor?  Y ahora que la necesita con urgencia, en razón de que permanece recluido en una clínica de Bogotá.  

 

José Atuesta Mindiola

Sobre el autor

José Atuesta Mindiola

José Atuesta Mindiola

El tinajero

José Atuesta Mindiola (Mariangola, Cesar). Poeta y profesor de biología. Ganó en el año 2003 el Premio Nacional Casa de Poesía Silva y es autor de libros como “Dulce arena del musengue” (1991), “Estación de los cuerpos” (1996), “Décimas Vallenatas” (2006), “La décima es como el río” (2008) y “Sonetos Vallenatos” (2011).

Su columna “El Tinajero” aborda los capítulos más variados de la actualidad y la cultura del Cesar.

1 Comentarios


Berta Lucia Estrada 23-07-2015 01:05 AM

El universo kafkiano es uno de los tantos males que viven los escritores y artistas. La mediocridad de los funcionarios públicos y su deseo permanente de se adulados por los que ellos consideran inferiores, les impide entender su miserable vida. Berta Lucía Estrada Autora de la columna Fractales

Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Carnaval, más que una temporada

Carnaval, más que una temporada

  “Papaya puesta, papaya partida". Tal y como lo presenta este dicho, nos resulta atractiva la licencia para parrandear sin límite...

La educación nuestra de cada día

La educación nuestra de cada día

Por fin dejamos de ser los primeros en lo que deberíamos ser los últimos. Ahora, en cambio, somos los menos malos entre los peores....

Los verdaderos bárbaros

Los verdaderos bárbaros

En un colegio para la clase alta de una ciudad importante del país, unos padres negros deciden ingresar a su hijo, quieren brindarle...

La Dirección de Tránsito y Transporte de la policía, un negocio multimillonario

La Dirección de Tránsito y Transporte de la policía, un negocio multimillonario

En Colombia las ollas podridas se están destapando solitas y cada vez más nos desengañamos de algunas instituciones que para mucho...

El emporio de la mediocridad

El emporio de la mediocridad

  No, no olvido cuando Tuto, siendo candidato a la alcaldía, dijo que convertiría a Valledupar en un Distrito Turístico, Cultura...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados