Opinión
La melancolÃa de la época del frÃo
Sosiega avanza la época del frÃo, trae consigo dÃas de cielos plomizos y espesa bruma que arrulla las horas. Nostalgias de otros tiempos, gélidas ausencias, evocaciones añejas embriagadas con  los altibajos del perenne  vaivén. El corazón mohÃno del migrante se cobija en la coraza, el desconsuelo de estar lejos abre de nuevo la herida. Qué lastres ingratos evoca en las almas desiertas el frÃo glacial de la diáspora.
En la época del frÃo, ensimismadas las miradas perdidas de los migrantes se vuelven hojarasca, vaho, profundos acantilados, copos de nieve que embellecen el confÃn.  Soledades en manifiesto, angustia arañando el anhelo de estar en otro suelo, en otro tiempo, arropada de felicidad: gélida es la gran ciudad.Â
Urbe contemporánea que congela los corazones. El desaliento  asoma y se posa caprichoso en los pasos lerdos del que avanza obligado; el emigrado sin tierra ni cielo, hundiéndose en la contradicción, viviendo en la frontera sin retorno,  desapareciendo entre la muchedumbre, aislado en su propia reclusión.
En la época del frÃo, la angustia se vuelve hiel. Abandono. Sollozos. Culpa. Soledad insatisfecha. No hay licor, no hay sobredosis, no hay amantes, no hay calmantes que puedan contra el hastÃo del desamparo. Contra la desesperanza del desengaño. La razón se desploma abatida, el autocastigo comienza a conspirar, llora la melancolÃa en la gran ciudad: es la herida incurable del emigrado, el dolor abismal del indocumentado, es la nevisca que asomando está.Â
Es el querer cerrar los ojos y no despertar nunca. El correr sin detenerse hasta que se reviente el corazón. Saltar al vacÃo. Es el deseo absoluto de desaparecer sin dejar rastro. Es la sobredosis que permite extraviarse en túneles oscuros donde no existe luz alguna que llame, que cure, que guÃe. Es la bipolaridad vuelta eco de acantilado. El desencanto abofeteando la ilusión.  La ansiedad a quemarropa. El verso de un poema que nadie escribirá. Una pintura abstracta. El trazo de un rostro triste.Â
Son las vÃsperas de  cielos grisáceos, de nevadas espesas, de añoranza, de fatiga, de paranoias. De llorar  y gritar en soledad. Es el vestigio de la época del frÃo en el corazón abatido de los migrantes indocumentados. Los que solo existen para las remesas y para la explotación laboral.Â
Que la agonÃa nos sea leve.
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Ilka Oliva Corado
@ilkaolivacorado
Sobre el autor

Ilka Oliva Corado
Crónicas de una inquilina
Escritora y poetisa. Ilka Oliva Corado nació en Comapa, Jutiapa, Guatemala, el 8 de agosto de 1979. Hizo estudios de psicología en la Universidad de San Carlos de Guatemala, carrera interrumpida por su decisión de emigrar a Estados Unidos en 2003, travesía que realizó como indocumentada cruzando el desierto de Sonora en el estado de Arizona. Es autora de dos libros: Historia de una indocumentada travesía en el desierto Sonora-Arizona, y Post Frontera.
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