Opinión

Al son de la gozadera

Alberto Muñoz Peñaloza

09/02/2016 - 04:30

 

 Carnaval de Valledupar (edición del 2015) / Foto: Archivo PanoramaCultural.com.co

Aquella mañana fui como de costumbre a recoger la leche donde la señora Graciela Molina de Quintero, quien con su amabilidad de siempre me despachó de inmediato. Al pasar por la casa y fábrica de Efraín <concreto> Lacera, aparecieron los mejores jugadores de Millonarios en ese momento: el Chiqui, Camilo, el Mojino y Genilberto. Ellos conformaban también la tambora oficial de uno de los más grandes carnavaleros que tuvo Valledupar.

El Carnaval es una celebración que tiene lugar poco antes del comienzo de la cuaresma cristiana e inicia el Miércoles de Ceniza, cuya variabilidad en el calendario es conocida (entre febrero y marzo según el año). El carnaval se nutre de amplísima tradición cultural, elementos como disfraces, desfiles, y fiestas en la calle. También se denominan así algunas fiestas similares en cualquier época del año.

El origen del celebratorio parece propio de las fiestas paganas, como las que se hacían en honor a Baco, el dios del vino, las saturnales y las lupercales romanas, o aquellas en honor del toro Apis en Egipto. Afirman algunos historiadores, sobre los orígenes de la festividad que se remontan a las antiguas Sumeria y Egipto, hace más de 5000 años, con festines parecidos en tiempos del Imperio romano, desde donde se extendió la costumbre por Europa, llevada luego a América por navegantes españoles y portugueses a partir del siglo XV.

Indica el libro Guinnes de los récords, que la celebración del carnaval más grande del mundo es la de Río de Janeiro; y la mayor agrupación carnavalesca (comparsa), Galo da Madrugada de la ciudad de Recife, sitio de otro carnaval importante –también en Brasil-. Otros carnavales con reconocimiento internacional son los de, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, Cádiz y Carnaval de Águilas (Murcia) en España; Colonia en Alemania, Oruro en Bolivia, Carnaval de Juliaca en Perú, Venecia en Italia, Carnaval de Barranquilla y el Carnaval de Negros y Blancos de Pasto en Colombia, Veracruz, Mazatlán, Guamúchil, Mocorito, Angostura y Carnaval de Huejotzingo, en México.

El de mayor duración es el Carnavl de Montevideo en Uruguay, que se extiende por 41 días y los de Guateguay y Gualeguaychú en Entre Ríos, Argentina, cuya duración va desde el primer fin de semana de enero hasta el primer fin de semana de marzo. Los carnavales de La Habana y Santiago de Cuba en Cuba gozan de igual reputación internacional, comparándoseles con los de Río Janeiro durante la época republicana (1902-1959). Este tipo de festividades fue traído al Nuevo Continente por los españoles y portugueses.

El carnaval en Colombia, traído por los españoles,  incorpora elementos de culturas europeas y logra sincretizar y reinterpretar tradiciones pertenecientes a culturas africanase indígenas de Colombia. Existe evidencia de la existencia del carnaval en nuestra territorialidad en el siglo XVIII y de que, en gracia de la preocupación que les generaba a las autoridades, prohibieron las celebraciones en los principales centros de poder colonial como Cartagena, Bogotá y Popayán, 

El carnaval de Barranquilla se celebra de manera oficial desde 1876, pero ya se hacía desde años atrás. El carnaval barranquillero refleja los patrones de migración desde las áreas rurales hacia la ciudad y esta, en constante formación y crecimiento. Las danzas de origen africano e indígena, como las danzas de animales, fueron traídas a través de estas rutas durante periodos diferentes y todavía hoy se celebran en sus sitios de origen. El Carnaval de Barranquilla es fiesta insignia de Colombia, y mezcla danzas provenientes de la ribera del río Magdalena y Santa Marta. Los carnavales en el siglo XVIII también se celebraban en la ciudad de Mompós y en las poblaciones a lo largo del río Magdalena de donde incorporaron y adaptaron influencias indígenas que se mezclaron con las tradiciones africanas y europeas.  Igualmente se llevan a cabo en Santa Marta, Valledupar, Riohacha, Santo Tomás, Galapa, Zambrano (Bolívar), entre otras poblaciones de la Costa.

Desde cuando fue inaugurado, en 1906, el Carnaval de Valledupar pasó por transformaciones importantes. Cambios que reflejan también la evolución de la sociedad vallenata. En este tiempo, poco se parece a las festividades de principios del siglo XX, cuando los actos se localizaban esencialmente en las 8 manzanas nucléales de la ciudad. Sin embargo, la historia del Carnaval Vallenato nació en una época más austera, con la iniciativa de Don Oscar Pupo Martínez y el capataz de su finca, Fidel Mejía Fuentes.

Según la investigadora, escritora e historiadora y educadora Guiomar Guerra Bonilla, hoy, recordamos a Don Oscar Pupo Martínez, Nicolás Baute Pavajeau, Evaristo Gutiérrez y Florentino (“Papá Tino”) González, quienes dejaron una hermosa estela en la tradición de los carnavales en Valledupar. Ellos organizaron durante muchos años el desfile de El pilón. Según nos cuenta su esposa la Señora Luisa Céspedes y Yudy Baute, (año 1999), quien disfrutó mucho estas fiestas. En “Crónicas Vallenatas,” su autor Luis González Pimienta, afirma sobre nuestro personaje: “Con Evaristo Gutiérrez Araújo daba inicio, a las 2 de la mañana del sábado de carnaval, al desfile de El pilón, haciendo un recorrido musical que incluía la llegada a las casas de los más conspicuos personajes vallenatos, comenzando por la de Don Oscarito Pupo, convidándolos a unirse al cortejo parrandero.

Héroes de nuestro carnaval también son: Don Sanín Murcia, Adalberto Verdecia, Jaime Olivella, Rodolfo Campo Soto, Carlos Maldonado, Ibelintong Montañez, el abogado mono Juan Francisco Rosado Sánchez, Casto Socarrás Reales, La Pico gordo y el Ñeko Montenegro, Aníbal Martínez Zuleta, la Banda Picapiedra, la siempre vigente Lola Bolaños, Evi Murgas y la Pelo quieto, Compita Jácome, el Bore Lúquez, Carlos Espeleta, el brillante Carlos Calderón Mejía, Tomás y el Triby Fernández, los cañaguateros con su eterna Cañaguatera y prestantes empresarios, desde lo cultural, como Marcelo Calderón, Delio Cotes y Víctor Cohen Salazar, quien innovó la fiesta carnestoléndica de Valledupar, el Gogo, Juancho, Paco, Cabecita y Lucas Monsalvo Castilla, Clemente Carabalí, Orlando y Lubín Barranquilla, la niña Aminta Monsalvo y José Francisco Felizola, distribuidores de los números para capuchones, Jando Porto y tantos más.

Avanza el proceso, para restablecer la tradición cultural en Valledupar, iniciado por el Alcalde Fredys Socarrás, en atención a antecedentes ciertos cuya vigencia prevalece. En ese sentido bien hace el Alcalde Augusto Daniel Ramírez Uhia, al apoyar el esfuerzo organizativo de la Fundación Valledupar Tradición y Cultura, que lidera el ex Alcalde Ciro Pupo Castro. Grande además, el homenaje al Vallenato, nuestro género musical, en el festival de orquestas, de los Carnavales de Barranquilla, el lunes 8 de febrero. Como quien dice: ¡zapote doble pepa!

 

Alberto Muñoz Peñaloza

@AlbertoMuñozPen

Sobre el autor

Alberto Muñoz Peñaloza

Alberto Muñoz Peñaloza

Cosas del Valle

Alberto Muñoz Peñaloza (Valledupar). Es periodista y abogado. Desempeñó el cargo de director de la Casa de la Cultura de Valledupar y su columna “Cosas del Valle” nos abre una ventana sobre todas esas anécdotas que hacen de Valledupar una ciudad única.

@albertomunozpen

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