Opinión

Locolombia

Diógenes Armando Pino Sanjur

10/02/2016 - 04:30

 

Nuestro país siempre se ha caracterizado por ser alegre, optimista y solidario. A pesar de las adversidades que nos han golpeados, hemos sabido levantarnos y salir adelante, pero muchas veces nuestro jolgorio nos ha llevado a hacer de este país un lugar incomprensible, de doble moral que no permite buscar la solución definitiva a nuestra problemática, sino que, al contrario, nos conformamos con los pañitos de agua tibia que nuestros gobernantes tratan de poner a nuestras necesidades.

¿Cómo es posible que los grandes medios de comunicación del país se pasen horas, mojando prensa y recordándonos la difícil situación de escasez de alimentos que padecen nuestros hermanos Venezolanos, para demostrar el mal gobierno del señor Maduro, pero callan con una mirada cómplice el padecimiento del pueblo wayuu donde sus niños mueren de hambre y desnutrición?

Es inaudito que después de padecer más de 50 años de dolor, desolación y sufrimiento por una guerra fratricida y sin sentido que solo nos ha traído muerte, sigamos polarizados en la consecución de la paz, algunos partidarios de la solución militar y otros de la solución negociada, no permitiendo con ello la construcción de un país en paz, donde florezcan las ideas y no las balas, o que la guerrilla ahora pretenda seguir trabando más el proceso solicitando una constituyente y no aceptando el plebiscito, donde lo que realmente debe importar no es el mecanismo de refrendación sino lograr y firmar la tan anhelada y soñada paz.

Parece paradójico que atravesemos una crisis ambiental y el fenómeno del niño golpee gran parte del territorio nacional, poniendo en riesgo el suministro de agua potable a los colombianos, pero el gobierno nacional en su plan de desarrollo permita que las empresas mineras adelanten sus actividades en nuestros paramos, o que la inmensa mayoría de los municipios por donde recorre nuestro río más importante, el Magdalena, le viertan sus aguas residuales contribuyendo con su contaminación y muerte.

Es ilógico que el gobierno nacional incremente el salario mínimo por debajo del índice de inflación, y a su vez incremente las tarifas de los servicios públicos, las tasas de intereses o los impuestos, condenando a la clase trabajadora a mal vivir, no poder proveer a sus familias de las comodidades necesarias para garantizarle un bienestar y mejoramiento de la calidad de vida.

Ni que decir que el servicio militar sea obligatorio, para que nuestros jóvenes vayan a la guerra pero que los servicios de educación y salud cada vez sean más inaccesibles a la gente menos favorecidas, permitiendo de esta manera que la desigualdad y la pobreza se acrecientan cada día más.

Por esto y mucho más es que estoy de acuerdo con mi amigo Abimael Sánchez quien me brindó la génesis para escribir este artículo, Colombia es un país conformista y de doble moral, lo cual no le ha permito construir un mejor futuro y que el verdadero progreso y desarrollo llegue a cada rincón de su geografía.

 

Diógenes Armando Pino Sanjur 

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Sanjur

Diógenes Armando Pino Sanjur

Tamalamequeando

Diógenes Armando Pino Sanjur, más conocido como May Francisco, nació el 24 de junio de 1976 en un pueblo mágico lleno de historia, cultura y leyendas situado en la margen derecha del Río Magdalena llamado Tamalameque. Hijo de los docentes Diógenes Armando Pino Ávila y Petrona Sanjur De Pino, tiene 2 hijos, May Francisco y Diógenes Miguel, los cuales son su gran amor, alegría, motor y mayor orgullo. Abogado de Profesión, despertó su interés con la escritura de su padre quien es escritor e historiador, se declara un enamorado de su pueblo, de su cultura (la tambora) y apasionado por la política como arte de servir.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

De El Salvador a Colombia: un Bukele a la puerta se asoma

De El Salvador a Colombia: un Bukele a la puerta se asoma

  La república de Colombia comparte un parecido histórico con el país de América central, El Salvador. Conflictos heredados despu...

Hagamos frente común para proteger al Vallenato

Hagamos frente común para proteger al Vallenato

En mi columna anterior presenté las opiniones de dos de los  más respetados estudiosos de nuestro folclor, Félix Carrillo Hinojosa ...

Punto final a la Raquel

Punto final a la Raquel

  Es inspirador hablar de apuestas sociales lideradas por mujeres valientes como Raquel Sofía quien a lo largo de su vida ha trabaja...

El Cesar, sin dolientes en el congreso

El Cesar, sin dolientes en el congreso

En todo el territorio nacional se aproxima la contienda electoral para la escogencia de los padres de la patria, los cuales legislarán...

Nuestras costumbres perdidas

Nuestras costumbres perdidas

Heredar de los mayores el amor por la tierra que nos vio nacer es una de las cosas que más marcan la vida de una persona, porque ama...

Lo más leído

¿Qué es la oralidad?

Javier Zamudio | Patrimonio

Vida y trayectoria de Rafael Pombo

Redacción | Literatura

La Cultura y el laberinto del poder

Omar Castillo | Pensamiento

La parranda vallenata como un ritual de amistad

María Ruth Mosquera | Música y folclor

Vallenato clásico

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

La parranda y el parrandero en la música vallenata

María Emilia Aponte Mantilla | Música y folclor

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados