Opinión
Somos un país de locos
Gran revuelo nacional ha causado la medida preventiva de privación de la libertad del empresario ganadero, hermano del senador Álvaro Uribe Vélez, por su presunta participación en la conformación de grupos paramilitares denominados “Los Doce Apostales”, los cuales recibían entrenamiento en una de sus haciendas la Carolina y son responsables de asesinatos en la zona entre Yarumal y Santa Rosa de Osos.
Desde que se conoció la noticia hemos visto cómo los congresistas del Centro Democrático han realizado un Plantón frente al Palacio de Nariño y han llegado hasta pedir la renuncia del señor Presidente de la República, pero de manera indiferente han callado y no han elevado su voz de protesta por la muerte cada vez más recurrente de los niños wayuu por desnutrición.
Hemos presenciado cómo juristas de la calidad de Jaime Granado esgrimen que es una violación a la constitución y la ley la medida de seguridad contra Santiago Uribe, pero de manera cómplice no se manifiesta por la violación a la intimidad del exministro Ferro o el general Palomino en video publicado por la FM.
El presidente de Colombia solicita al procurador general, Alejandro Ordóñez, “acompañar el proceso contra Santiago Uribe para rodearlo de todas las garantías constitucionales y legales”, pero se hace el de la vista gorda con los hacinamientos denunciados en las cárceles de Colombia y especialmente en Riohacha donde existe hacinamiento hasta del 400 por cientos.
Aunque nos alarmemos por estas situaciones, debemos entender que somos un país de locos, que ante la crisis del fenómeno del niño y la falta de lluvias, salimos a vender Isagen empresa generadora y comercialización de energía, para ahora tener que comprarles energía a nuestros vecinos de Ecuador para evitar un racionamiento.
Hace un año aproximadamente repudiábamos la muerte de una luchadora y guerrera de la vida como lo era Camila Abuabara, hoy damos por olvidado tan inaudito episodio y permitimos que la corrupción y la politiquería sigan acabando con nuestro sistema de salud y cada día más colombianos mueran por culpa del negligente y paupérrimo servicio.
Como es posible que olvidemos aspectos fundamentales para nuestro bienestar, desarrollo y mejoramiento de nuestras condiciones de vida como la salud, educación, la crisis ambiental, el costo de la canasta familiar, para debatir que la orden de detección del hermano del senador Uribe es un acto político o una retaliación a la negativa del senador de apoyar el proceso de paz.
Es necesario que pongamos los pies sobre la tierra, nos apersonemos y demos más relevancia a la problemática que afecta nuestro bienestar, que las situaciones de dos corrientes políticas que solo buscan es aferrarse al poder para seguir satisfaciendo sus intereses particulares, sin importarle el mejoramiento de las condiciones de vida de la ciudadanía en general, porque somos considerado un país de locos que no vemos ni vivimos la real problemática que nos afecta.
Diógenes Armando Pino Sanjur
Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Sanjur
Tamalamequeando
Diógenes Armando Pino Sanjur, más conocido como May Francisco, nació el 24 de junio de 1976 en un pueblo mágico lleno de historia, cultura y leyendas situado en la margen derecha del Río Magdalena llamado Tamalameque. Hijo de los docentes Diógenes Armando Pino Ávila y Petrona Sanjur De Pino, tiene 2 hijos, May Francisco y Diógenes Miguel, los cuales son su gran amor, alegría, motor y mayor orgullo. Abogado de Profesión, despertó su interés con la escritura de su padre quien es escritor e historiador, se declara un enamorado de su pueblo, de su cultura (la tambora) y apasionado por la política como arte de servir.
2 Comentarios
Interesante analisis al respecto y comparto en gran parte todo lo ahi enunciado, me hubiese gustado que recalcaras en unos de los parrafos que ademas nos hemos convertido en seres insensibles e indiferente ante todo lo que ocurre.
Completamente de acuerdo con tus apreciaciones. Debemos que nuestra mente es frágil. Tal vez nuestro hipocampo está en franco proceso de atrofia o involución; a la par que nuestra insensibilidad se incrementa o será que nuestra producción de endorfinas está en declive. Realmente no lo sé. Pero es un fenómeno completamente transversal en nuestra sociedad y no es exclusividad de ningún estrato; tanto que tampoco nuestros gobernantes tampocon se preocupan por los temas en cuestión. Y están más preocupados por que no le falte una copa de champaña y un platillo exquisito a la elite de las Farc, que por la necesidad de un sorbo de agua y un mendrugo de pan de un niño wayú. Pero nuestra mente es frágil... y en las próximas elecciones, ya todo esto habra pasado al olvido y estaremos votando nuevamente... por las mismas lacras.
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