Opinión
Editorial: Leer es el cuento de todos
De todas las urgencias educativas y culturales que padecen las regiones de Colombia, la lectura es la más visible. No hay nada que pueda fundamentarse –ni el gusto por conocer, ni tampoco por perfeccionarse- sin antes haber construido una mínima estructura de pensamiento.
En ese sentido, la campaña “Leer es mi cuento” del Ministerio de Cultura ha hecho reflexionar a padres y niños, dentro y fuera de las escuelas, dando a conocer formas de lectura o cuentos que pueden ser compartidos a todas las edades. En su esfuerzo de promoción, el Ministerio de Cultura también ha incluido a libreros, editores y particulares con la finalidad de compartir o solidarizarse con sectores menos propensos para la lectura.
Un ejemplo de esta dinámica es la reciente campaña “Leer es mi cuento en la biblioteca”, nacida en 2015, que espera superar las marcas de ese mismo año en el que participaron 555 bibliotecas de 29 departamentos (sumando un total de 127.860 niños y jóvenes beneficiados), y proyecta entregar más de un millón de ejemplares de la serie “Leer es mi cuento” a estudiantes de colegios y escuelas por medio de las Bibliotecas públicas del país.
La iniciativa responde al Plan Nacional de Lectura y Escritura ‘Leer es mi cuento’ que busca aumentar los índices de lectura en el país al año de 1.9 a 3.2 en 2018. Para lograrlo, el ministerio de Cultura también ha planteado la construcción de Bibliotecas públicas en los lugares más pobres y que han sido víctimas de la violencia, aumentar la oferta y el acceso a los libros, incrementar y mantener actualizadas las colecciones en las bibliotecas públicas y conectarlas de manera eficiente a internet.
Sin embargo, la verdadera problemática es el acompañamiento de los municipios y las gobernaciones. ¿Cuál es el compromiso asumido a esos niveles en la Costa Caribe para movilizar recursos y personas y de qué manera se plantea construir un público lector en regiones donde visitar una biblioteca es considerado una extrañeza o donde la única librería de renombre está ubicada en un centro comercial en un barrio distinguido?
Hay que llevar el concepto de lectura a la calle, a las esferas públicas donde se relacionan todo tipo de persona, sin discriminaciones socio-económicas, incluir activamente a los padres en este proceso de seducción, pero también actores que ayuden a potenciar una industria del libro y de la Cultura general. Hay que desvincular el acto de publicar un libro de las instancias públicas para que el libro llegue a todas las esquinas sin banderas ni lemas políticos y promocionar el libro con todas sus facetas.
En el caso de Valledupar y el departamento del Cesar, el libro -y la lectura en general- carece de una figura popular: una feria abierta al gran público donde se vendan y compartan clásicos, unas fiestas dedicadas a la lectura en espacios abiertos, conversatorios de calidad que hagan referencia a los autores, o incluso personajes de la pública que reivindiquen las virtudes de la lectura. Cada una de estas carencias puede ser una línea de acción.
PanoramaCultural.com.co
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