Opinión

El claustro de los murciélagos

Carlos Cesar Silva

24/05/2016 - 07:20

 

A pesar del amor imbatible y diáfano que siento por ella, no puedo esconder la amargura que me ocasiona verla cada vez más consolidada como un trofeo que exalta a la desidia, a la trampa. No, no me refiero al placer fullero que es capaz de despertar una mujer, sino a la Universidad Popular del Cesar, el claustro en donde estudié Derecho y empecé a vagar como un espectro por el laberinto de las letras.

Es verdad que la UPC es una de las universidades públicas más pobres del país. Bueno, no solo del país, sino también de la Costa Caribe, lo que resulta más triste. Por ejemplo, mientras la UPC tiene para el 2016 un cómputo de ingresos de $66.174.833.906, la Uniguajira tiene uno de $100.721.122.713 y la Unimagdalena tiene uno de $107.733.893.763.00.

Sin embargo, esto no justifica la situación infausta que hace años atraviesa la principal institución universitaria del Cesar, sino que más bien comprueba que al Gobierno nacional poco le interesan las universidades públicas regionales, que los directivos y la clase política del departamento tienen una menesterosa capacidad de gestión y que la poca plata que hay no es bien manejada.

La UPC refleja el atraso del país y, sobre todo, de la región. Es doloroso ver  a los servicios médicos que ofrece hundiéndose en la mezquindad, las cafeterías internas vendiendo productos a un precio excesivo, los alumnos sin la opción de conseguir acceder a una residencia universitaria subsidiada, los egresados lejos de un programa de educación continuada, la biblioteca sin los libros suficientes,  las muchas demandas por despido injustificado, los ex rectores anclados al poder, los nombramientos de profesores convertidos en un instrumento de complacencia política, los candidatos al Consejo Superior despilfarrando plata en la campaña.

Desde las universidades se debe programar una sociedad, una región y un Estado más democrático y equitativo. No obstante, la UPC en vez de conducir a la comunidad universitaria hacia una vida social más reflexiva, respetuosa y honesta, se empeña en afianzarse como un núcleo del atraco y de la marrullería, que hace honor a las prácticas de la política externa. Mejor dicho, el proceso educativo está al revés: la UPC no proyecta a una sociedad menos corrompida, son los políticos cleptómanos quienes proyectan a la UPC.

Hace un par de meses, una estudiante de Enfermería me comentó con cara de repugnancia: “Anoche entré a uno de los baños de mujeres de la sede Sabanas y sentí un poderoso olor a mierda —hizo una pausa, frunció el ceño y adicionó—: pero no a mierda de gente, sino de murciélago. La gracia del cuento es que varios de esos pájaros del diablo aparecieron de la nada y me hicieron salir corriendo por toda la universidad como una loca, imagínate”. Cito esta anécdota sanitaria porque creo que los murciélagos son parecidos a los estudiantes, profesores, empleados, directivos y políticos que quebrantan a la UPC: tienen la lengua larga, se nutren de la sangre del ganado, transmiten el virus de la rabia, son unas ratas con alas.

Más allá de todo esto, yo, que soy un obstinado por naturaleza, me aferro al amor inquebrantable que siento por ella y a la esperanza que me inspiran quienes, a pesar de tener escasas herramientas para el desarrollo académico y profesional, trabajan con empeño para dejar el nombre de la institución en alto y hacer aportes positivos a la sociedad.

 

Carlos César Silva

@ccsilva86

Sobre el autor

Carlos Cesar Silva

Carlos Cesar Silva

La curva

Carlos César Silva. Valledupar (Cesar) 22 de noviembre de 1986. Abogado de la Universidad Popular del Cesar, especialista y magister en Derecho Público de la Universidad del Norte. En el 2013 publicó en la web el libro de artículos Cine sin crispetas. Cuentos suyos han sido publicados en las revistas Puesto de Combate y Panorama Cultural. Miembro fundador del grupo artístico Jauría. Cocreador del bar cultural Tlön.

@ccsilva86

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Aquel soberbio león

Aquel soberbio león

Para la sociedad y en ejercicio de la política, la soberbia es el antivalor más irreverente contra la igualdad. El individuo soberb...

El General en su ingenuidad

El General en su ingenuidad

Nada más importante para el futuro de la paz que las declaraciones que dará el general Rubén Alzate, una vez recupere su libertad,...

Editorial: Una lectura de los logros del ministerio de cultura

Editorial: Una lectura de los logros del ministerio de cultura

Pese al gran número de noticias que ha marcado estos últimos días –el inicio de los juegos olímpicos y los eventos que han animad...

Balance de Un Canto al Río

Balance de Un Canto al Río

  Sería imperdonable que, luego de venirles anunciando con bombos y platillos la segunda versión del Festival Un Canto al Río y co...

Que la brújula vuelva al norte

Que la brújula vuelva al norte

  El pueblo colombiano anda sin norte. Por alguna razón, la aguja de la brújula ha saltado de su eje y caprichosa se sitúa en cu...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados