Opinión

Las pifias

Carlos Cesar Silva

20/07/2016 - 07:00

 

La parte dogmática de la Constitución Política de 1991 es tan bella como un poema de Pablo Neruda: “Para mi corazón basta tu pecho / para tu libertad bastan mis alas”. Allí se consagran los deberes ciudadanos, las garantías fundamentales, los derechos colectivos, las acciones constitucionales… Y todo va relacionado con la postulación de Colombia como un Estado Social y Democrático de Derecho.

25 años después del nacimiento de la Carta Magna, ese poético fragmento  presenta una dificultad inocultable: su materialización ha sido mediocre. Era obvio que de la noche a la mañana ese hermoso articulado no iba a convertirse en una realidad, resulta correcto manifestar que un país se reconstruye poco a poco, pero había la esperanza de que se dieran pasos categóricos para aproximarse con más premura a la meta. Bueno, existen algunos avances como la acción de tutela, pero hoy el Estado que se concibió está lejos.

Las ramas ejecutiva, legislativa y judicial están en deuda con Colombia, sus pasos han sido flojos y hasta en falso. Eso sí, hay que recalcar la labor de la Corte Constitucional, no todos sus pronunciamientos son perfectos pero la mayoría han aportado de modo determinante a la realización del catálogo de derechos, deberes y principios.

Aun así, la realidad no deja de ser adversa, hoy la vida no parece inviolable, la paz no se ha comprendido como un deber, la educación de calidad sigue siendo un privilegio de las elites, el trabajo es menos un derecho que una oportunidad, no todos cumplen con el deber de participar en la vida democrática, muchos no tienen un servicio de salud decente, algunos no pueden desarrollar su personalidad con libertad…

Mientras tanto, la parte orgánica de la Constitución, esa que estipula como se estructura, se compone y funciona el Estado, tiene algunos inconvenientes de fecundación. Por ejemplo, los métodos que se acordaron para elegir a ciertos altos dignatarios del Estado, han creado en la práctica un círculo siniestro que afecta el sistema de pesos y contrapesos y que incitan al clientelismo.  

La división de poderes debe ser total. Es un error que el Presidente efectúe  las ternas para escoger al Fiscal y al Defensor del Pueblo y que, además, postule a un candidato para ser Procurador. Es un error que el Senado elija al Procurador, la Cámara de Representantes al Defensor del Pueblo y el Congreso al Contralor y a los magistrados del Concejo Nacional Electoral (a los mismitos que solucionan los litigios que surgen en ocasión de las elecciones). Y así…

En el billar se conoce como pifia al golpe falso que le propinan con el taco a la bola. Así que la Constitución tiene sus pifias, las cuales se pueden descifrar en dos tipos de normas (como se ha dicho). Unas que no se ven totalmente reflejadas en la vida cotidiana y otras que cuando se practican estimulan más bien la trampa, contrariando así los principios orientadores del Estado colombiano: la igualdad, la justicia, la libertad, la solidaridad, la democracia.

Hay que defender el espíritu social de la Constitución Política de 1991, pero asimismo hay que buscar la aplicación de su segmento filosófico y la corrección de sus errores de origen, haciendo imperar más los méritos y la dignidad humana. Se trata de una tarea espinosa, un compromiso que no solo debe ser asumido por los distintos poderes del Estado, sino también por el sector privado y sobre todo por la ciudadanía, que al fin y al cabo es el constituyente primario.

 

Carlos César Silva.

Twitter: ccsilva86

Sobre el autor

Carlos Cesar Silva

Carlos Cesar Silva

La curva

Carlos César Silva. Valledupar (Cesar) 22 de noviembre de 1986. Abogado de la Universidad Popular del Cesar, especialista y magister en Derecho Público de la Universidad del Norte. En el 2013 publicó en la web el libro de artículos Cine sin crispetas. Cuentos suyos han sido publicados en las revistas Puesto de Combate y Panorama Cultural. Miembro fundador del grupo artístico Jauría. Cocreador del bar cultural Tlön.

@ccsilva86

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Noches de guacherna

Noches de guacherna

En Tamalameque, como en todos los pueblos del río y de la ciénaga insertos en la llamada “depresión momposina”, desde tiempos in...

Escalona por un día

Escalona por un día

Muchas veces ha visto o leído que una persona puede ser otra por un día. Sentirse médico, enfermero, militar o sacerdote; en mi c...

Mirando a Brasil en el contexto de la identidad latinoamericana

Mirando a Brasil en el contexto de la identidad latinoamericana

Por obra y gracia del Tratado de Tordesillas, firmado en 1494 en la ciudad del mismo nombre de la provincia española de Valladolid ent...

Todos somos vallenatos

Todos somos vallenatos

No debemos tolerar que se siga culpando a las personas recién llegadas a Valledupar, sea por razones económicas o de violencia, de ...

El documental de Diomedes no es sobre su vida

El documental de Diomedes no es sobre su vida

  Cuando uno va a ver un documental sobre la vida y obra de una persona, lo mínimo que espera es que cubran desde su nacimiento hast...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados