Opinión

¿Cuál proceso de paz?

Armando López Sierra

26/07/2016 - 07:40

 

Antes del 23 de junio del 2016

Como ciudadano colombiano, que al igual que el 99,9 % de los habitantes de este hermoso país ha sufrido los embates de la guerra, deseo la Paz, aunque no creo mucho en el proceso como nos los están planteando o como nos los quieren hacer ver.

Explico que no creo, debido a que no podemos hablar de proceso de Paz por sí solo, o como si este fuera un proceso global que arreglará todas las cosas en Colombia. Con eso no estoy de acuerdo, ya que el proceso de Paz que se viene manejando es solo con uno de los eslabones de la cadena.

Sin ser un experto estadista, he afirmado que los últimos 5 presidentes los ha puesto la guerrilla, más específicamente las FARC, y digo que los ha puesto, porque a ellos los han cogido como caballito de batalla para montarse en la silla presidencial.

Primero fue Andrés Pastrana, quien con la foto que se tomó con el extinto líder guerrillero Manuel Marulanda, alias “Tirofijo”, hizo ver que ya tenía todo arreglado y la gente en su afán por creer lo terminó eligiendo; obteniendo como respuesta el fortalecimiento de este grupo.

Luego vino Álvaro Uribe Vélez, quien como Superman, salió de la nada con el slogan “Mano firme, corazón grande”, para venir a acabarlas militarmente. Con ese mismo discurso se hizo presidente por un segundo periodo. Aunque su sistema los debilitó bastante, perdió el horizonte por el afán de hacerse a un segundo, tercero, cuarto y N mandato.

Al no poder Álvaro Uribe Vélez soldarse en el trono, heredó todo su poder en uno de sus principales coequiperos, Juan Manuel Santos; no contando con que éste, al recibir la banda presidencial, voltearía todo el sistema, para desde entonces quitarle el sueño.

Comenzando un proceso de Paz con este grupo guerrillero, Juan Manuel Santos se hizo a un segundo mandato, el cual va de camino.

Lo preocupante de todo esto, es que llevamos casi 20 años en un discurso cuyo protagonista son las FARC, como si al sacarlos a ellos del camino todo quedaría solucionado.

Para quienes no conocen de la historia, o quienes desean hacerse la vista gorda, les informo que estos grupos guerrilleros nacieron en respuesta a la corrupción y abusos del Estado; los cuales hoy aumentan en forma exponencial y muestra de ello es como del Cesar y La Guajira se llevan nuestras regalías, y como regalo nos imponen 7 peajes para mantener unas carreteras que ya están hechas, cuando todo el mundo sabe que es un negocio para llenar las arcas de unos cuantos; o como las EPS hacen lo que les da la gana asfixiando a nuestros hospitales y generando más víctimas que la misma guerra interna que vive nuestro país y todo con el visto bueno de nuestros mandatarios de turno.

Otro ejemplo es como venden ISAGEN a precio de huevo, así como lo han hecho con muchas empresas del Estado, las cuales debilitan y luego en manos privadas se convierten en portentos económicos; o como dilapidan el presupuesto nacional en proyectos como REFICAR, para luego inventarse cortinas de humo que dejan al ‘pueblo pueblo’ viendo un chispero y pagando con sudor y sangre los impuestos que desangran a este país. O lo más triste, como juegan con el alimento de los niños, como ha pasado en mi hermoso departamento de La Guajira, el cual ha llevado a que tengan que enterrarlos por montones, como en la época del Nazismo.

Es por ello que yo no acepto la campaña publicitaria que se viene manejando en torno al proceso de Paz, porque es un proceso que solo involucra a las FARC.

Me gustaría ser testigo de un verdadero proceso de Paz, ese que involucre todos los eslabones de la cadena. Ese que permita que se firmen acuerdos con los diferentes grupos armados, llámense guerrilla, paramilitares, bacrim, pandillas, delincuencia común, etc. También me gustaría que todos los miembros de la ley, en especial los de la policía se dejaran de tantos abusos, que nuestros representantes gubernamentales a nivel local, departamental, regional y nacional se dejaran de tanta corrupción; que yo como persona y como ciudadano del común en mi compromiso por la Paz, sea capaz de perdonar, de confesar mis pecados para ser perdonado, de tolerar y respetar, de actuar con justicia y con honestidad. Sí parte de esto sucede en un alto porcentaje sí podríamos estar hablando de un proceso de Paz, mientras tanto, solo hablaremos de un acuerdo o pacto con las FARC.

Mis esperanzas también están perdidas en el acuerdo con las FARC, porque como veo las cosas, tarde o temprano vendrán nuevos grupos armados a enfrentar al “Estado” y lo encierro entre comillas, porque al final el que sufre llevando todas las de perder es el ‘pueblo pueblo’. Para concluirlo solo hay que echar una mirada afuera, y veremos como la temperatura viene subiendo y por tanto que se intente aguantar, tarde o temprano se podrá terminar explotando.

 

Tras la firma del acuerdo con las Farc el 23 de junio del 2016

Como colombiano sigo con la fe puesta en el acuerdo, ya que prefiero mantener mis esperanzas y no mantenerme como crítico, en la forma en que lo vienen haciendo muchos, más con la vil envidia, solo porque no cumplen un papel protagónico sobre este importantísimo episodio histórico para Colombia y para América Latina.

También  aspiro que, avanzado este proceso, los representantes del Gobierno Nacional, Regional Departamental y Local volteen sus miradas y sus corazones al ‘pueblo pueblo’; que aprovechen este momento histórico y recompongan el camino hacia un horizonte que sea beneficioso para todos.

A mis 36 años deseo formar un mejor país para mí, para mis padres, para mis hijos, para los hijos de sus hijos, para amigos y familiares, para vecinos y paisanos, para todo aquel que tenga la dicha de pisar esta hermosa tierra, que a pesar de estar manchada por la sangre de victimarios e inocentes, no ha dejado de serlo.

Yo, como persona del común, trataré de hacer mi parte para lograr un equilibrio que beneficie a todos, que nos brinde bienestar a todos y que hinche nuestros corazones como cuando gana nuestra selección, cuando mete esos goles y nos emocionamos tan sinceramente, que dejamos nuestros prejuicios a un lado, gritamos, reímos, lloramos y abrazamos con emoción a esos que tenemos a nuestro lado, aun cuando no los conocemos. Ni siquiera el abrazo de Paz que damos en la Iglesia se da con tanto gozo y agrado como aquel que damos cuando triunfa nuestra selección.

Debemos sentirnos afortunados porque se puede comenzar a escribir una nueva historia y tenemos la dicha de ser testigos y protagonistas. No desaprovechemos esta oportunidad; en este preciso momento estás leyendo esta columna, pero muchos ya no la tendrán y en memoria de ellos, malos o buenos, victimas o victimarios, defensores u opresores, tenemos una vida que vivir y que mejor que hacerlo en un país en el cual se pueda existir.

Me he emocionado tanto que siento que he perdido la objetividad para escribir, pero qué importa, si siento felicidad porque creo que puedo volver a soñar con un país en el que se pueda hablar, escribir, brincar, reír, expresar, bailar, jugar, cantar, aprender, comer, beber, querer, amar, disfrutar y en especial VIVIR.

Me despido de mis lectores pidiéndoles que no exijamos compromisos en otros hasta que nosotros no asumamos los nuestros.

Por un país en Bendición… ¡VIVA COLOMBIA!

 

Armando Javier López Sierra

@Arjalosie

Sobre el autor

Armando López Sierra

Armando López Sierra

Corazón guajiro

Nacido en Maicao (Guajira), el 30 de Octubre de 1979. Ingeniero de Sistemas, escritor, compositor, conferencista, investigador, docente, un enamorado de la vida, defensor de las buenas obras, auspiciado por Dios. Cofundador del grupo cultural Raul Gomez Jattin de la Universidad Popular del Cesar. Finalista en la primera versión del concurso de cuento corto “En el Cesar todos estamos en el cuento”. Ganador del Primer Premio de Crónica Ciudad de Valledupar 2012, categoría B. En su columna “Corazón Guajiro” busca dar un aporte desde sus experiencias, sus creaciones, sus reflexiones y su entender sobre la cotidianidad de la vida y todo lo que a su alrededor puede tejerse y acontecer.

@arjalosie

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