Opinión
Editorial: Sin pitillo, por favor
Cada compra que hacemos, tiene su impacto en el medio ambiente. Póngase a pensar, incluso un objeto tan anodino como el pitillo (o pajita en muchos países de habla hispana), que se regala con la compra de cualquier bebida, se ha convertido en una pesadilla para los océanos y la fauna que los habita.
Según los estudios de una ONG internacional Ocean Conservancy, el pitillo es el quinto objeto más contaminante del mundo -detrás de las colillas de cigarrillo, las botellas de plástico, los empaques de comida y las tapas de botellas- con 439.000 unidades encontradas en las playas únicamente (sin contar las que se hallan en otros lugares).
Otra cifra astronómica: se producen 500 millones de pitillos al día en Estados Unidos, cuando ese producto no sirve más de una vez y, además, su uso se limita a 10-15 minutos. El pitillo es tan dañino que el Foro Mundial Económico lo tuvo en cuenta en su reciente investigación donde proyecta que en 30 años los mares tendrán más plástico que peces.
¿No son estas cifras absurdas y preocupantes en un mundo que sufre del aumento desproporcionado de residuos por cada ciudadano?
La preocupación de ciertos sectores es tan grande que se han ido formando en los últimos años movimientos cívicos que buscan la disminución del consumo del pitillo. Así es como encontramos campañas tituladas “Mejor sin pitillo” o “Sin pitillo, por favor” en Colombia (notables en las redes sociales y respaldadas por el proyecto La Ciudad Verde), que buscan sensibilizar el consumidor acerca de la repercusión de sus hábitos en todo el mercado. La idea también ha tenido impacto en España donde ha surgido la propuesta "Mejor sin pajita". Todos estos proyectos persiguen el mismo objetivo: si el ciudadano consume menos pitillos (o pajitas), inmediatamente su demanda decrecerá en tiendas y locales.
Algunas empresas muy reconocidas de Colombia se han sumado a estas campañas. Es el caso de Crêpes y Waffles, Frisby, Archie´s y de muchos restaurantes independientes con conciencia ambiental en las grandes urbes de Colombia. Sin embargo, la idea es que estas campañas entren en muchos lugares más, en los hogares donde los niños pueden beber tranquilamente en un vaso, y también en destinos menos conectados.
No duden en invitar a sus amigos, restaurantes y tiendas favoritas a que se sumen a la acción “Sin pitillo por favor” (en las redes existen los hashtags #SinPitilloPorfa o #MejorSinPitillo). Es cierto que, en este momento, puede parecer un gesto aislado e incluso insignificante a nivel global, pero en estos tiempos, cada gesto cuenta (y más si se difunden en redes).
Brindamos con ustedes. Pero, “Sin Pitillo, por favor”.
PanoramaCultural.com.co
1 Comentarios
Me sumo a la campaña y la replicaré sin descanso hasta que por lo menos mi entorno cercano lo entienda.
Le puede interesar
Editorial: Los estímulos de Mincultura para 2018
Desde el pasado 2 de enero, los estímulos de Mincultura para el año 2018 están al alcance de los gestores y artistas del país...
Alianza con la ciudadanía
Se equivocan los analistas políticos y los medios de comunicación que, pensando en términos tradicionales, aseguran que la Alianza V...
Carlos Vives también quiere proteger al vallenato
Para celebrar mi reinado iré a Valledupar en un papamóvil, Valledupar jalona la cultura de toda la provincia, más que un homen...
Colombia en el laberinto
Colombia es un país de contrastes como ningún otro país en el mundo, tiene la fantasía de celebrar sus desgracias y sus glori...
Mejor, imposible
No tengo la menor duda de que el propósito de internacionalizar la música vallenata y de llevarla no sólo a los países vecinos, sin...