Opinión
Siga, la Paz está servida
En más de cincuenta años con uso de razón, éste es el día más feliz y más optimista que he vivido. Se observa un nuevo panorama al frente; las nuevas generaciones tienen ahora otra alternativa, una Colombia distinta a la que vivimos en el siglo XX, les auguro una vida mejor a mis hijos y nietos. Dios quiera que no desperdiciemos la oportunidad que se nos presenta de tener una patria próspera y pujante, en donde todos -o por lo menos la gran mayoría de colombianos- hagamos causa común y tiremos las cuerdas para un mismo lado.
No sé cuántos gobiernos y cuantos fueron los intentos infructuosos para suscribir un acuerdo de paz con la guerrilla más antigua del mundo, pero hoy podemos decir que se ve una luz al final del túnel o como dicen algunos: “cesó la horrible noche”. Yo prefiero emplear la frase con la que titulo esta columna, como cuando mi mamá me llamaba a la mesa dándome la oportunidad de saciar el hambre de ese momento.
Ignoro si los colombianos haremos buen uso del balón que el Gobierno actual y las FARC- EP han depositado en nuestra cancha, para emplear un aforismo deportivo; o por el contrario nos haremos autogoles, como algunos pretenden, enarbolando las banderas del sueño de una derrota militar y no un fin del conflicto negociado como fue el que se logró.
A mi juicio el escenario es inmejorable, porque la institucionalidad nacional no solo logró llevar a la mesa a los insurgentes más beligerantes, recalcitrantes y persistentes de que Colombia haya tenido noticia; sino también, obtener el respaldo unánime de la comunidad internacional en el mismo propósito, lo que no es un triunfo de poca monta y a mi real saber y entender le otorga el mayor valor agregado al acuerdo que se ha anunciado al mundo.
Hace seis años, cuando fueron radicados los proyectos de Ley de restitución de tierras y de víctimas, se dieron los primeros pasos para los frutos que hoy estamos recogiendo, pero en esas épocas, ni los más optimistas veíamos el horizonte que hoy se nos despeja ante nuestros ojos y los escépticos solo pensaban en el otro ridículo que haría el gobierno de turno ante la comunidad.
Si desaprovechamos esta oportunidad única e irrepetible de tener una paz servida en la mesa, con la anuencia y apoyo del mundo entero, habremos dilapidado el tesoro incalculable de un mañana prospero con una paz estable y duradera que nos conduzca al tan anhelado progreso y no me da pena decir que no puedo cerrar estas líneas sin agradecer a quien con su obstinación y perseverancia nos tiene ad portas de una nueva vida y le apostó todo su capital a este logro, el señor Juan Manuel Santos Calderón.
Jorge Nain Ruiz
@JorgeNainRuiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
0 Comentarios
Le puede interesar
Pedazo de mierda
Un día me encontré con mi pasado y, al pasar al lado de él, sin reconocerle me dijo: ––Hey, animal cagón, ¿cómo te ha id...
¿Son las alianzas la verde esperanza?
Matrimoniarse en estos tiempos es como ganarse el baloto, sobre esta unión marital pesan ya augurios de no prosperar más allá de l...
Estado de derecho y economía de mercado
En Colombia existe un regimen de legalidad, donde se nos trata deliberadamente de forma distinta, no somo iguales ante la ley y és...
Deambulando por las calles del pasado
Los que no conocían ese pueblito histórico me decían: "¿qué vas a hacer para ese pueblo? Es como una isla anclada en medio de ...
La política: síndrome de la desmemoria
La política en Colombia se define con el "síndrome de la desmemoria". La mayoría de los candidatos que quieren continuar con s...