Opinión

Timoratos y sexualidad

Diógenes Armando Pino Ávila

23/09/2016 - 04:10

 

Viendo el programa «Pregunta Yamith», donde entrevistaba al doctor y director del DANE, Mauricio Perfetti del Corral, y después en el noticiero de la noche, me entero del nuevo escándalo que han armado los moralistas en torno a una encuesta que planteó el DANE a los niños de 11 a 16 años para recabar información sobre sobre sexualidad y drogas.

Vi a un Yamith inquisitorial, cuestionando antes que entrevistando, con una clara reticencia en que las preguntas hechas a estos menores, según sus palabras, eran agresivas, fuertes e inapropiadas. Se refería a las preguntas tales como: “¿Alguna vez has recibido algo a cambio de exponer tu cuerpo?” o “¿Alguna vez has participado en juegos sexuales en grupo?”, y el entrevistador repetía y repetía que palabras como «pene», «vagina», «ano» eran fuertes, agresivas e inapropiadas para los niños. El director del DANE explicaba pacientemente que una encuesta tenía que hacerse con preguntas claras para que el encuestado no se confundiera.

Yo pregunto: ¿éstas palabras, son o no de uso cotidiano por todo el mundo de habla castellana? ¿Será que nuestros niños y jóvenes no las utilizan en sus conversaciones diarias? ¿Será que nuestros niños, contrario a lo que dice Jean Piaget y la psicología evolutiva no tienen curiosidad por el sexo?  ¿Será que entre ellos no hablan de éstas cosas?

Ésta es una sociedad pacata, llena de prejuicios y de hipocresía que sabe que los niños son abusados sexualmente y no dicen ni hacen nada por impedirlo, y piensan y actúan como el avestruz escondiendo la cabeza ante realidades tales como: en Bogotá dan a luz 50 niñas menores de edad por día, en la prensa, radio y TV dan noticias de violaciones y aberraciones contra esos niños y aún niños menores.

Pareciera que los padres de familia, directivos docentes y docentes que se manifiestan en contra de la encuesta vivieran en Narnia y no se enteraran de lo que cotidianamente ocurre en Colombia, pues no de otra manera se explica el que se escandalicen por el uso de éstas palabras, dentro del contexto de una encuesta que quiere investigar temas sobre sexualidad, abuso y drogadicción en esta franja poblacional.

A lo mejor piensan que estos chicos siguen convencidos del inocente cuentico de la semillita que se le introdujo a mami en la barriguita y de ahí nació mi hermanito; y pensarán que esos jóvenes todavía no han resignificado y puesto en tiempo presente, es decir a siglo XXI, la historia de la cigüeña y de que el lobo se comió con los dientes a Caperucita Roja.

Los que vivimos en el Caribe colombiano sabemos que ese cuento de moralidad mojigata de que los niños se pueden traumatizar con «tremendas palabras» es pura carreta seudomoralista, acá sabemos que nuestros niños llaman al pene con nombre más crudo y sonoro, de pronto más vulgar y menos romántico y que, además, dicha palabreja termina en a y va acentuada. Sabemos que la vulva es llamada de mil maneras y que el ano no nos gusta llamarlo así, pues nos parece un nombre bobo, por eso lo llamamos de otra manera y cuando queremos no ofender oídos delicados lo llamamos «el cuatro letras»

Por favor, dejémonos de tantas pendejadas, de tantas santurronerías, pongámonos a tono con los tiempos, y con ésta época, en la que la humanidad cada día se enfrenta a nuevos conocimientos, en la que cada minuto recibimos más información, variada y especializada, y que dicha información nos da la oportunidad de ser, si no sabios, por lo menos personas informadas de actualidad en  materias como las artes, la ciencia, la tecnología, etc. Pero que, no tenemos la sabiduría necesaria para manejarla, como diría el padre Gilberto Cely Galindo en su libro «Horizonte bioético de las ciencias»

Con razón Nietzsche sostenía: Nuestra ciencia entera, a pesar de toda su frialdad, de su des-apasionamiento, se encuentra sometida aún a la seducción del lenguaje.

 

Diógenes Armando Pino Ávila

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Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

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