Opinión

Como decimos una cosa, decimos otra

Diógenes Armando Pino Sanjur

10/10/2016 - 05:20

 

Pasada una semana de la trascendental jornada democrática, donde los colombianos decidieron no refrendar los acuerdos adelantados entre el gobierno nacional y la guerrilla de la Farc, hemos notado como las cosas han dado un giro inusitado e inesperado, donde los colombianos comenzamos a cambiar nuestro parecer y opinión respecto a lo que divulgábamos y defendíamos antes del plebiscito.

Es así como muchos de los promotores del Sí, quienes en sus argumentos pregonaban la encarnación de la reconciliación, el perdón y el indeclinable deseo de buscar la paz para la construcción de un mejor país, en muchos casos hemos visto como menosprecian su nación llamándola país de m….., deseando el recrudecimiento de la guerra o tratando de ignorantes a los que decidieron por otra opción en el plebiscito.

Andrés Pastrana Arango, sí, el mismo que las Farc dejaron plantado en los diálogos del Caguan, antes que el pueblo tomara una decisión sobre la refrendación de los acuerdos, envió una carta a su colectividad del Partido Conservador para que impulsaran el No porque consideraba el proceso de paz como un golpe de estado y rechazaba el plebiscito, pero ahora encuentra los acuerdos valiosos, es partidario de prorrogar el cese bilateral, activar las zonas de concentración, que el ejército proteja a los guerrilleros y que la comunidad internacional no flaquee en su respaldo a la paz.

Las Farc, perpetradores de violencia, masacres, desplazamientos y dolor al pueblo colombiano, quienes en múltiples ocasiones y mesas de diálogos no dieron su brazo a torcer y descartaron firmar un acuerdo final con el gobierno nacional para acabar con la guerra, en esta oportunidad demuestran su voluntad de paz, y a pesar de la negativa en el plebiscito, se mantienen firmes en su decisión de concretar una paz estable y duradera para el pueblo colombiano.

Álvaro Uribe Vélez y sus partidarios fueron los críticos más vehementes del acuerdo, manifestaron que el presidente entregaría el país a los terroristas, que las Farc se burlaban de los diálogos, los aprovechaban para rearmarse y no tenían voluntad de paz, así mismo que se debía renegociar los acuerdos y planteaban propuestas para ello y hasta recolectaron firmas para oponerse al proceso, pero ahora que la mayoría de personas que asistieron a las urnas los acompañaron, piden tiempo para presentar propuestas, solicitan amnistía y protección para los integrantes de las Farc y plantean que éste será el verdadero proceso de paz que necesita Colombia.

Los Jóvenes, los llamados a disfrutar de las bondades de la paz, optaron por el abstencionismo y demostraron poco importarle la trascendental decisión tomada el 2 de Octubre, y hoy reaccionan y retoman su compromiso con la historia y la Paz. A través de multitudinarias marchas, reclaman la paz, exigen que el proceso no sea finiquitado y piden a todos los actores políticos de la vida nacional trabajar incansablemente por una pronta solución para que los diálogos lleguen a un feliz término.

Pero como dijo una vez el presidente Santos: “Solo los Estúpidos no cambian de opinión, cuando cambian las circunstancias”, ojala este transformación de opinión nos abra las puertas a la unión, la reconciliación y el perdón para todos los colombianos, y que nos permita terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera.

 

Diógenes Pino Sanjur

@Mafranpisa

 

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Sanjur

Diógenes Armando Pino Sanjur

Tamalamequeando

Diógenes Armando Pino Sanjur, más conocido como May Francisco, nació el 24 de junio de 1976 en un pueblo mágico lleno de historia, cultura y leyendas situado en la margen derecha del Río Magdalena llamado Tamalameque. Hijo de los docentes Diógenes Armando Pino Ávila y Petrona Sanjur De Pino, tiene 2 hijos, May Francisco y Diógenes Miguel, los cuales son su gran amor, alegría, motor y mayor orgullo. Abogado de Profesión, despertó su interés con la escritura de su padre quien es escritor e historiador, se declara un enamorado de su pueblo, de su cultura (la tambora) y apasionado por la política como arte de servir.

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