Opinión

La violación y el feminicidio, consecuencia del machismo

Berta Lucía Estrada

24/11/2016 - 08:20

 

Dora Lilia Gálvez / Foto: ElPais.com.co

La violencia de género ha sido desde tiempos inmemoriales el baluarte de la sociedad patriarcal; por eso ni la Iglesia ni el Estado dicen nada; y cuando el Estado se atreve a tratar de cambiar la legislación se les viene el mundo encima; tal y como sucedió con la supuesta cartilla que los fanáticos creían que incitaba al homosexualismo. El crimen atroz del que fue víctima Dora Lilia Gálvez debe ser condenado por todas las instancias y debe buscarse al, o a los, victimario hasta su condena definitiva.

En Colombia, como en la mayoría de los países, hablar de feminismo es sinónimo de subversión, de pecado, casi que de delito, es una mancha que debe dejarse atrás cueste lo que cueste. No en vano en la W Radio se promocionaba uno de sus programas con la frase siguiente: Mujeres W ¡qué miedo!; o se asegura, tal y como lo hacía un oyente, que crueldad es sinónimo de mujer, o que no hay nada peor que una mujer criticando a otra, comentario que he escuchado muchas veces en mi vida, sin que los hombres se detengan ni un minuto a pensar en el daño que hacen, y se hacen a sí mismos, al repetir hasta el infinito una frase cargada de odio y de mentira. Otro ejemplo son los foros en los que participan muchas personas y los comentarios que hacen cargados de un odio visceral, utilizando un lenguaje obsceno por decir lo menos.

Los seres humanos, independientemente del género, podemos ser buenos o malos, eso depende de múltiples factores: culturales, religiosos, sociológicos, antropológicos, históricos, idiomáticos, entre otros; pero nunca del género. Habría que ver cuántos conflictos bélicos han comenzado las mujeres y cuantos los hombres, para comenzar a responder esta falacia que no hace sino disminuirnos como seres racionales y que deja atrás, muy atrás, esa supuesta caridad que tanto pregona la religión cristiana y por ende la católica.

Una gran parte de la sociedad colombiana es machista hasta la médula, misógina por tradición, por lo que muchas veces considera que la mujer es un ser inferior y que está allí para someterla a sus bajos instintos. Es lo que ocurrió con el caso  de Dora Lilia Galves, caso que recuerda al de Rosa Elvira Cely, que ha estremecido a Colombia, y que seguramente pronto pasará al olvido cuando llegue otro aparentemente más cruel y diabólico. Eso sí, una vez que el depredador es identificado y llevado ante la justicia, toda su "hombría o virilidad" desaparece como por encanto y entonces se transforma en lo que verdaderamente es, un cobarde de marca mayor.

La violación -o el abuso o el acoso sexual-  es un arma de guerra que se utiliza en todos los ámbitos sociales, desde la familia, pasando por la escuela o universidad hasta el laboral. Solemos minimizarla, justificarla, cerramos los ojos para no verla, contribuimos de una forma u otra a perpetuarla. Nunca, nunca, nunca, haremos bastante por erradicarla.

La violación es uno de los peores traumas que puede sufrir un ser humano, es una cicatriz que no cierra jamás, que siempre, siempre está allí, aunque a veces pasen días sin pensar en el oprobio del que se ha sido sujeto. Un violador, o violadora, ya que también existen, es un depredador social. La violación  y el feminicidio no pueden, por ningún motivo, ser aceptados, debemos atacarlos, combatirlos, y la mejor forma es con una sociedad más justa en todos los aspectos, comenzando por la educación. Me refiero a una educación humanista, la técnica o científica debe de venir detrás.

Y desde ya debemos comenzar a cambiar ese falso concepto que tenemos de la palabra feminismo, todos, hombres y mujeres, sin excepción, deberíamos declararnos feministas; al hacerlo comenzaríamos a respetarnos a nosotros mismos  y no olvidaríamos que es una mujer quien nos ha traído al mundo.

Los invito a ver un vídeo de Isabel Allende en el cual explica porqué es feminista:

http://www.ted.com/talks/lang/es/isabel_allende_tells_tales_of_passion.html

 

Berta Lucía Estrada Estrada 

 

Sobre el autor

Berta Lucía Estrada

Berta Lucía Estrada

Fractales

Berta Lucía Estrada Estrada (Colombia,1955) es escritora, ensayista, poeta, dramaturga, antologadora, crítica literaria y de arte. Es librepensadora, feminista, atea y defensora de la otredad. Ha publicado doce libros, más siete escritos al alimón con Floriano Martins (esta escritura al alimón comprende cuatro piezas de teatro, dos novelas cortas y un poemario). Ha recibido seis premios de poesía; tres con obra publicada.

Algunos de sus artículos y poemas han sido difundidos en revistas como Altazor (Chile), Triplov (Portugal), Agulha Revista de Cultura, Revista Acróbata (Brasil), Blanco Móvil (México), Nueva York Poetry, La otra (México), AErea (Chile y España), EntreTmas (Nueva Yoork) y Aleph (Colombia). Es una colaboradora asidua de las publicaciones de la Universidade Estadual do Oeste do Paraná – UNIOESTE y del programa de radio Pegando la Hebra, dirigido por María Vicenta Porcar Pedro (Valencia-España) donde colabora con el aparte Palabra de Poeta y además tiene un espacio llamado Poliedros; dedicado a entrevistas y a la presentación de libros.

Algunos de sus poemas han sido traducidos al francés, portugués, rumano, griego, italiano e inglés.

1 Comentarios


Aurora Elena Montes 05-12-2016 08:43 PM

El machismo es una construcción desde lo aparentemente insignificante, desde aquello que va minando la confianza de las mujeres, convenciéndola que está un escalón por debajo del hombre y por lo tanto debe esforzarse el doble para ser tenida en cuenta. Cuando la violencia ocurre, siempre hay una excusa, un atenuante que desdibuja o menoscaba la gravedad de la situación. No, no es menos grave, nunca es menos grave, no se lo buscó, ningún ser humano debe soportar que sobre su cuerpo se ejerza ningún tipo de violencia.

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