Opinión

Crecer duele

Miguelángel Sierra

31/01/2017 - 07:05

 

 

¡Es  cierto! Crecer duele, así me lo decía mi madre, cuando el dolor de piernas de niño, me  recordaba que estaba creciendo mi cuerpo…

A principios  de los  años noventa en Valledupar se inició la renovación con un concepto urbanístico de avanzada, el líder de esa acción fue el ex alcalde Rodolfo Campo Soto, quien gestó la primera revolución de una ciudad ambiental y sostenible; logró dinamizar con gran desafío a una ciudad con equidad a partir del civismo de sus pobladores y con sentido de  pertenencia; los llevó por el sendero de la conservación y preservación de  los recursos naturales, esto hizo que Valledupar fuese catalogada durante muchos años como la más arborizada de Colombia.

Hoy Valledupar sufre, gracias al crecimiento urbanístico; en la búsqueda de  mejorar el transporte público y la vivienda, con el afán de sostenerse como ciudad amable y moderna, es por ello que se han implementado estrategias para la  renovación y reacondicionamiento de sus calles y avenidas.

Cuando el doctor Campo Soto propuso arborizar los separadores de las avenidas, lo hizo pensando en hacer una ciudad más amigable con el medio ambiente y de atenuar la temperatura, que  por  esta  época nos  derrite. Pero gracias  a los proyectos que buscan desarrollo, se han cometido grandes y crasos errores, en contra de la filosofía propia del pueblo vallenato.

Es complejo; no puedo echar culpas, creo que  todos tenemos responsabilidad,  muy a  mi pesar, nosotros los ciudadanos del común, aceptamos que las personas en Valledupar parqueen mal, ya  bien sea porque en esta ciudad no existe una estrategia para hacerle frente a esta situación, cosa que lamento; o por otro lado, la frescura y falta de sentido común de quienes infringen la ley. El otro asunto muy notorio es el llamado bici-carril, que hoy es un desastre, lleno de vendedores ambulantes y por donde transitan todas las motocicletas de la ciudad, transita de todo, menos  bicicletas.

Basta recorrer la ciudad, para afanarse y sentir complejo de culpa, al ver ese paisaje desolador y casi de ciudad en caos, duele ver los árboles maltratados y muertos por la falta de una política árbolistica seria y bien planeada; aquí cualquiera echa machete y dice saber podar árboles, este es el caso del contrato que firmó el CIMAG  en un convenio tripartita entre la Corporación autónoma Regional del cesar, La Secretaria de medio Ambiente Departamental y el municipio de Valledupar, en la búsqueda de recuperar los árboles en mal estado y erradicar los que representaban peligro para los vallenatos; hoy me  pregunto: ¿quiénes serán más peligrosos, los árboles o los podadores de CIMAG? Además en nuestro recuento árbolistico está el Sistema Estratégico de Transporte Público de Valledupar “SIVA” que dicho sea de paso se aprovechó de la debilidad institucional de la Corporación autónoma, a quien le faltó autoridad, ya que fueron actores mudos del desastre ambiental en el que incurrió el contratista  del SIVA.

A esto sumémosle, que los constructores urbanísticos, justifican crecimiento con devastación, no se les da por respetar los arboles del entorno y los derriban para despejar el terreno con el argumento de la reposición; sin tener en cuenta el tiempo, la sombra y la vida que generan los árboles, pero no los consideran valiosos y sin más ni más, los derriban… Crecer duele, decía mi madre, pero a este nivel solo se refleja crueldad y desamor.

 

Miguelángel Sierra

@biosierra 

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