Opinión

Fanatismo irracional

Rafael Rojas

20/06/2017 - 07:20

 

 

El fanatismo irracional no es otra cosa que el apasionamiento exagerado y desmedido de una persona hacia una cultura, una idea, una teoría, etc… Aquel que es fanático defiende con firmeza sus creencias y opiniones, también suele entusiasmarse o preocuparse ciegamente por algo.

Generalmente es un individuo que expresa intolerancia frente a las opiniones de los demás, considera que él tiene razón y que los que no piensan como él viven en el error. Su radicalidad le impide el diálogo razonable con quienes no comparten sus ideas; al entender que su posición es la verdadera, esto le legitima para imponer su criterio a los demás.

Hay situaciones en las que estas personas pueden sustituir su consciencia y dejan de funcionar como sujeto único, por una ideología o creencia despojan al disidente de su condición humana. 

La obsesión de un fanático puede ser muy peligrosa, ya que no se valoran otras formas de pensar que no sea la suya, y eso puede arreglarlo de manera moderada o violenta; los obsesos confunden lo que imaginan con la realidad.

Existen varios tipos de fanatismos y se manifiestan como afinidad o contrariedad con una persona, religión, ideología o pasatiempos, entre otros tópicos.

En esta oportunidad quiero profundizar sobre el fanatismo religioso y en el fanatismo político.

El fanatismo religioso ha sido el que más polémica ha generado a lo largo de la historia; en razón a éste se han concebido sucesos bélicos, asesinatos, genocidios y actos terroristas. El fanático religioso se identifica como una persona de conducta ciega con una religión en particular, lo que le lleva a estimular actos contra personas que no creen en ésta mediante una lógica inflexible.

En siglos pasados el fanatismo alcanzó un alto grado, ya que estos simpatizantes condenaban a la ciencia, según porque esta condenaba a la religión mediante la razón, los reyes eran censurados por superficiales y materialistas que llevaban una vida de placeres, y a los estudiosos los acusaban de los astros y los tildaban de servidores de satanás.

El fanatismo tiene un principio en parte compartido con la fe, según el cual quien piensa diferente se convierte en adversario o enemigo. En las religiones más influyentes y propagadas a nivel mundial, se han podido evidenciar actos de fanatismo, desde la decadencia del imperio romano, por el cual los cristianos quemaron libros y estatuas por inmorales, y fulminaron avances en la literatura y el arte. De los ejemplos más claros tenemos las cruzadas que fueron actos fanáticos e imperialistas y se profundizaron en la disputa entre musulmanes y cristianos, combatiendo ambos en nombre de Dios. Durante la edad media otro de esos actos contemporáneos fue la Santa inquisición.

El fanatismo religioso concretamente es la incapacidad para admitir el mundo en su diversidad y para aprender de los otros, generando una sociedad anclada en un tiempo y una forma fija de ver las cosas.

Por otra parte el fanatismo político es uno de los principales problemas que afronta la sociedad, pues éste también ha causado numerosas guerras, enfrentamientos, disputas y destrucciones, así nos lo muestra la historia. El fanático político se caracteriza por aislarse en sus propias posiciones y creencias, no existe la posibilidad de que estos vean algún inconveniente en sus convicciones. En la mayoría de los casos estas personas son inducidas a este tipo de fanatismo por un líder político.

Primero, tenemos que recordar que los políticos están preparados para “persuadir” y “manejar” a sus simpatizantes, y una de sus principales herramientas es el discurso y todos sus elementos, ya que este oculta un sinnúmero de estrategias discursivas, figuras retoricas, guiños y contextos diseñados para atraer la atención de las muchedumbres.

En este sentido, el líder político suscita el fanatismo, convenciendo a sus prosélitos  de que su ideología es la mejor, así mientras más encerrada este la persona en sus creencias más seguro tendrá éste su voto o apoyo, por lo tanto tendrá más poder. Para lograrlo se basa en polémica, la deslegitimación de su adversario, en engaños y en frases prefabricadas que logren identificar y dar respuesta a las necesidades del pueblo.

No obstante, es importante anotar que las personas fanáticas siempre lo han sido, no les gustan los puntos medios, siempre van a los extremos e incluso, existen casos en los cuales un fanático político de izquierda se ha convertido en un fanático político de derecha, esto suele ocurrir cuando el liderazgo o poderío del bando del cual pertenecía se ha disipado. 

 

Rafael Rojas  

@Rafarojas215

Sobre el autor

Rafael Rojas

Rafael Rojas

Brújula invisible

Rafael Enrique Rojas Rondón, Valledupar (Cesar), 15 de Febrero de 1994. Abogado de la Universidad Popular del Cesar, litigante, activista político, miembro fundador y presidente del movimiento social "Sin Fronteras".

@rafarojas215

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