Opinión
Conexión Estocolmo
Quién pudiera creer, que hay una línea de conexión entre Estocolmo (Suecia) y Valledupar (Colombia), pasando por Duluth, Minnesota (USA), por Aracataca y Santa Marta (Colombia). Aunque parezca inverosímil, a mí se me antoja que hay una línea del tiempo en que se conectan estas ciudades. Trataré de forzar la imaginación hilando un poco delgado para mostrarles la posibilidad real de dicha conexión.
Resulta que el 21 de octubre de 1833 nació Alfred Nobel en la ciudad de Estocolmo. Éste fue un industrial sueco que inventó la dinamita. A la muerte de su hermano Ludvig, un diario francés publicó la noticia en la creencia que había sido Alfred y en el obituario se leía: «El mercader de la muerte ha muerto», esto le trajo un fuerte complejo de culpa, ya que su vida y fortuna fue levantada con la fabricación y venta de armamento militar y explosivos. Tocado a tal punto en su alma, y con el deseo de ser recordado por algo positivo, decidió dejar en su testamento la voluntad expresa de que los rendimientos financieros de su fortuna se dedicaran a premiar a aquellas personas que se destacaran por su obra y vida a las ciencias y la literatura, por ello en el año 1885 se instituyó el Premio Nobel el cual comenzó a entregarse en el año 1901 para Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz y más tarde en 1968 el de Ciencias Económicas.
El 6 de marzo de 1927, nace en el pueblo de Aracataca Magdalena un niño al que sus padres llamaron Gabriel José de la Concordia García Márquez, el que muchos años después en 1982, tendría que viajar a Estocolmo Suecia a recibir el Premio Nobel de Literatura como reconocimiento a su genial obra literaria. A propósito de dicha premiación, Gabo invitó a un grupo de personajes vallenatos para que amenizaran su parranda en la capital sueca, dicha comitiva estuvo integrada por la desaparecida Consuelo Araujo, el inolvidable Rafael Escalona, Emiliano Zuleta y otros. Supongo que corrió ríos de whisky en torno a la alegría de Gabo y sus paisanos.
El 24 de mayo de 1941 nace en la ciudad de Duluth, Robert Allen Zimmerman, músico y cantante yanqui, que se hizo famoso cantando música popular, la que abandonó más tarde para hacer fusión de folk, poesía y rock, acrecentando su fama y su prestigio, pero su nombre era demasiado complicado para un artista como él, por tanto decidió cambiarlo y se hizo llamar Bob Dylan. La academia sueca en un quiebre de su historia en la versión del Premio Nobel de Literatura 2016 decidió dar dicho premio a un músico y no a un escritor y escogió a Bob Dylan como destinatario de dicho galardón, lo que generó en su momento las más encendidas polémicas en los medios de comunicación y en las redes sociales.
El 17 de marzo de 1966 en la localidad de Aracataca Magdalena se realiza «El Festival del vallenato» organizado y asistidos por personajes tan importantes como Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio y compositores e intérpretes del vallenato. Estuvieron, entre otros, Colacho Mendoza, Alberto Pacheco, Bovea y su Vallenatos, Julio de la Osa, Alfredo Gutiérrez, César Castro y Andrés Landeros y, Rafael Escalona, quien, según dicen, ofició como entusiasta organizador.
En 1968 se retoma la idea del Festival del vallenato y bajo la tutela de Alfonso López Michelsen, primer gobernador del departamento del Cesar y la inspiración de Consuelo Araujo Noguera se da inicio al reconocido «Festival de la leyenda vallenata» que ha venido coronando reyes del vallenato a los mejores ejecutores del acordeón en cuanto a música vallenata se refiere y que últimamente ha dedicado sus festivales a exaltar la vida creativa de los personajes que se han destacado por su juglería en éste folclor.
Este año por esas cosas del tropicalismo provinciano, los directivos del Festival de la leyenda vallenata han querido hacer el quiebre a la historia (se me antoja que imitando a la Academia sueca) y dan un viraje de 180 grados rindiendo un homenaje, no a los que han mantenido puro el folclor vallenato, sino que han anunciado como los suecos, que exaltarán a Carlos Alberto Vives Restrepo, nacido en la ciudad de Santa Marta, quien se ha dado a conocer por mezclar música colombiana como el vallenato y la cumbia con pop. No se le puede quitar el dulce a la caña, si bien dio a conocer nuestro folclor allende la mar, también es justo reconocer que hay juglares de la música de acordeón que merecen este homenaje y que la juventud de Carlos Vives le permite esperar de pie en la cola de la fila para tal fin.
Cosas peores vendrán, dice la biblia.
Diógenes Armando Pino Ávila
@Tagoto
Sobre el autor
Diógenes Armando Pino Ávila
Caletreando
Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).
1 Comentarios
Buen punto. Inquietante conclusión
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