Opinión
Un recuerdo de María Mercedes Carranza en Valledupar
La poeta María Mercedes Carranza estuvo en Valledupar en septiembre del 2000, invitada a un recital en la Escuela de Bellas Artes. Los que no habían leído su obra esperaban encontrar en sus poemas la influencia de su padre, Eduardo Carranza. Es decir, la lírica de los sonetos que todavía alumbra el corazón de los viejos enamorados cuando le cantan a su amada en espiral de ligereza y piensan que su cuerpo es todo el río del amor que nunca acaba de pasar.
Pero fue grande la sorpresa al comprobar que Maria Mercedes era la antítesis de su padre, nada de arroyuelo azul ni de vino surtidor ni de la estética preocupación por la forma. Lo de su hija eran poemas coloquiales con la respiración cercana al temor, a las diatribas del desamor y a las citadinas angustias de la soledad. Y confesó que en rebeldía contra su padre empezó a escribir versos comunes y sencillos. Este ejemplo: “El deseo aparece de repente, en cualquier parte, en la cocina, caminando por la calle. Basta una mirada, un ademán, un roce. Dos cuerpos tienen su vida y su muerte el uno frente al otro. Basta el silencio”.
Al finalizar la lectura, alguien le preguntó: ¿Cuál era el objetivo de su poesía? Ella, serena y con la seguridad que dan los años y el ejercicio de la escritura, dijo: “yo no pretendo nada, solo vine a leer mis poemas. Pero si hoy alguien llega a su casa, se ilumina de ternura y le dedica un verso a su mujer, o abraza a su hijo con la emoción de padre, o mira con amorosa gratitud a su madre y le da gracias por la vida. Con una sola persona que haga eso, pienso que valió la pena venir a Valledupar”.
Como somos estudiantes en permanente proceso de aprendizaje, retomo las palabras de la poeta Maria Mercedes para decir que en el gran éxito de la velada Literaria del 11 de agosto ‘Valledupar amanece leyendo’ fue por la conquista de nuevos lectores, con uno solo era suficiente, pero estamos seguros que muchas de las personas que participaron o asistieron han cambiado su actitud frente a la espera afectiva de los libros.
Felicitaciones a los docentes de los colegios Enrique Pupo Martínez, Alfonso López Pumarejo, Instpecam y Manuela Beltrán que seleccionaron a sus estudiantes para participar como expertos lectores. A los escritores, a los poetas, declamadores, artistas de la canción vallenata, decimeros, periodistas y colaboradores les reiteramos nuestros agradecimientos. Todos hicieron posible la jornada. Las próximas veladas literarias serán matutinas. El jueves 31 de agosto, le corresponde a Mariangola, a las 7.30 de la mañana. También se vienen realizando las jornadas: leer es mi cuento, un programa de la Secretaría de Educación en coordinación el área cultural del Banco de la República.
Y a propósito de las jornadas “Valledupar avanza leyendo”, el 25 de agosto se conmemora el segundo aniversario de la muerte corporal del poeta Luis Mizar Maestre, en el colegio Instpecam, a las 8 de la mañana, se va a realizar un conversatorio y lecturas de sus poemas. Es un evento coordinado por el señor rector del colegio, Fredy Montero Arévalo, Rodolfo
Mizar Maestre (hermano del poeta) y el director de la Oficina de Cultura de Valledupar. Todos están invitados: escritores, poetas, periodistas y los docentes de otras instituciones pueden asistir con una delegación de cinco estudiantes.
José Atuesta Mindiola
Sobre el autor
José Atuesta Mindiola
El tinajero
José Atuesta Mindiola (Mariangola, Cesar). Poeta y profesor de biología. Ganó en el año 2003 el Premio Nacional Casa de Poesía Silva y es autor de libros como “Dulce arena del musengue” (1991), “Estación de los cuerpos” (1996), “Décimas Vallenatas” (2006), “La décima es como el río” (2008) y “Sonetos Vallenatos” (2011).
Su columna “El Tinajero” aborda los capítulos más variados de la actualidad y la cultura del Cesar.
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