Opinión

Por los caminos de la ciencia

Luz Betty Jiménez de Borrero

26/07/2012 - 10:22

 

La comprobación científica de la existencia del denominado bosón de Higgs o partícula de Dios, ha suscitado en algunos medios culturales y científicos la idea de que por fin se ha logrado encontrar la fuente que ha dado origen al universo, las galaxias, los astros, los planetas, los átomos, los sistemas biológicos, el hombre, etc.

La verdad es que hasta el momento solo se han descubierto un poco más de 300 variedades de partículas elementales, sistemas complejos y grandes masas energéticas, las cuales chocan en el espacio infinito transformándose en campos que acumulan gran cantidad de energía y poseen diferentes propiedades, no obstante estar sujetos a las mismas leyes físicas regulatorias del campo nuclear, electromagnético y gravitacional, lo que demuestra una vez más la inagotabilidad de los objetos, fenómenos y procesos del micromundo y de la infinitud de la materia.

En estas circunstancias no existe ninguna razón para reconocer la existencia de alguna fuente material esencial y última como base de la unidad del mundo existente.

La materia no solo comprende aquellos objetos (sustancia) que poseen masa sino aquellas formas y tipos que como el campo electromagnético únicamente tienen masa en movimiento, lo cual depende de la energía de sus partículas que trasladan o comparten con otras partículas, que al colisionar con otras desaparecen (se anulan), transformándose en cuantos del campo electromagnético o en otros tipos de partículas (mesones) cargados de energía.

A partir del experimento realizado con el acelerador de partículas, los científicos lograron apreciar la huella del famoso bosón de Higgs, cuya existencia ha sido presentada como la fuente primaria y originaria de la creación del universo.

Sin embargo la ciencia experimental ha demostrado a través de los tiempos que la materia en general es indestructible, eterna en el tiempo e infinita en el espacio y por tanto no ha sido creada por nadie y constituye la base sustancial de todos los objetos, fenómenos y procesos de los que está compuesto el universo.

La existencia de una sustancia material primaria al estilo de la que se insinúa con el bosón de Higgs, nos remonta al pasado cuando se afirmaba que los objetos y los fenómenos podían surgir o desaparecer y experimentar diversos cambios y transformaciones en otros desde el punto de vista externo hasta el límite impuesto por las leyes de la mecánica, pues hasta ese momento se estimaba que la materia estaba compuesta de átomos indestructibles e indivisibles, que los científicos tenían como una especie de ladrillos del universo con los que se había creado toda la biodiversidad cuantitativa y cualitativa del mundo.

Posteriormente con el advenimiento de la teoría del campo electromagnético, el descubrimiento de la radioactividad y la estructura compleja del átomo y del cambio de la masa de los cuerpos al aumentar la velocidad de su movimiento algunos filósofos e ideólogos, inventaron la fábula de que la materia había desaparecido al comprobarse la destructibilidad del átomo, inagotabilidad y mutabilidad así como la diversidad de leyes del movimiento de la materia.

En lo sucesivo con el avance de las ciencias naturales el hombre no solo ha podido penetrar en los más profundos secretos de la estructura de la materia sino afianzar los principios de la concepción filosófica y científica del materialismo y la dialéctica que no reducen la existencia de aquella a una fuente primaria, última e inmutable sobre el origen del universo conocido y del que aspiramos conocer.

Luz Betty Jiménez de Borrero – Pablo A. Borrero V.

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