Opinión
Editorial: Una lectura de los logros del ministerio de cultura
Pese al gran número de noticias que ha marcado estos últimos días –el inicio de los juegos olímpicos y los eventos que han animado esta semana el Cesar–, queremos centrar este editorial en la rendición de cuentas del ministerio de cultura ya que ofrece una perspectiva sobre lo que se ha hecho durante los dos últimos años y permite entender las prioridades de este gobierno.
Las cifras comunicadas este fin de semana por la ministra Mariana Garcés son significativas, es cierto, pero requieren una contextualización para ser entendidas y en eso trataremos de aportar ciertos detalles.
Antes de todo, es importante destacar la progresión del presupuesto anual del ministerio de cultura que de $95.000 millones en 2011 pasó a $138.000 millones a principios del año 2012: es decir un crecimiento de 36% que puede considerarse como uno de los mayores en los últimos 15 años.
Con este crecimiento presupuestario, el ministerio de cultura ha consolidado su Plan Nacional de Lectura y Escritura “Leer es mi cuento” que tiene como fin mejorar los índices de lectura del país (1,6 libros leídos por año de media) y acercarse a los índices de los países de la región (Brasil tiene, por ejemplo, un promedio de lectura de 4 libros anuales).
Este esfuerzo se ha traducido en una inversión de 11.160 millones (es decir casi el 9% del presupuesto) en compra y publicación de libros para bibliotecas públicas, hogares del ICBF y Centros de Atención Integral a la Primera Infancia.
Sin embargo, la inversión del gobierno para constituir una red eficaz y equilibrada de bibliotecas no sólo puede enfocarse en la compra de libros sino también en infraestructuras y la formación de quienes trabajarán en las 28 nuevas bibliotecas públicas, los nuevos museos y escuelas.
Si desean consultar las cifras concretas de inversión, pueden consultarlas en el artículo que enumera los logros del ministerio (publicado hoy en Panorama Cultural), pero aquí queremos resaltar el contexto general en el que se está desempeñando el ministerio de cultura.
Combinar gastos de infraestructura con la formación de profesionales que sepan orientar en una biblioteca es un reto difícil que requiere trabajar cercanamente con el ministerio de educación. Además, la inversión en tecnología se ha incrementado –ya que Internet y los libros digitales se han convertido en una realidad palpable– y eso agrava la presión sobre el presupuesto.
Ateniéndonos a estos últimos dos años, las cuentas del ministerio de cultura evidencian un esfuerzo sostenido y concentrado en la lectura. Sin embargo, no permiten todavía cantar victoria. Un plan nacional como el que ha puesto en marcha el gobierno colombiano requiere entre 4 y 5 años para poder apreciar los primeros cambios generacionales.
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