Opinión
El castellano: un idioma para hablar con Dios
Siempre, desde mi época de estudiante en los recordados claustros de la celebérrima Universidad de Tunja y más tarde en mi larga trayectoria como docente de Literatura en el prestigioso Instituto Simón Araújo, he tenido la absoluta convicción de que el castellano -nuestra fulgurante lengua cervantina- es un idioma para hablar con Dios.
Esta misma afirmación me la hizo hace algún tiempo el reconocido abogado Carlos González Ruiz en una de las charlas que esporádicamente sostenemos y en las que estilamos comentar aspectos referentes al lenguaje. Y, asimismo, estoy seguro de que éste es el mismo concepto que tienen los más de quinientos millones de personas que, dispersos en el mundo entero, en la actualidad ostentan el privilegio de ser usuarios de la transparente y siempreviva lengua castellana.
No me equivoco al afirmar que ninguna de las lenguas romances -como el francés, el italiano o el portugués- consideradas hermanas del castellano porque juntas descendieron del mismo tronco latino, ha tenido el desarrollo lingüístico, la preponderancia intelectual y el florecimiento literario que desde su nacimiento viene mostrando el castellano. Por el contrario, éstas se han mantenido estáticas, improductivas y rezagadas en su desarrollo. La flexibilidad gramatical, el vastísimo horizonte semántico y la copiosidad léxica que hoy presenta el Castellano son insuperables mundialmente y esto puede comprobarse con los casi cien mil vocablos que registra la última edición del Diccionario de la Lengua Española, publicado recientemente en Madrid, de los cuales un alto porcentaje de estos términos son procedentes de Colombia y demás países hispanoamericanos.
Y con sobrada razón sostengo que el Castellano es “una lengua para hablar con Dios” porque es un idioma excepcional, fascinante y auténtico que mantiene su originalidad lingüística y rara vez se deja manchar por vocablos extranjeros. Su estructura visiblemente holgada y su musicalidad rítmica -en prosa o en verso- matizada en períodos largos o breves, nos permiten dialogar en la intimidad, reflexionar elocuentemente y mantener una comunicación directa con lo más recóndito de nuestros pensamientos. De la misma manera, con la solvencia expresiva del castellano, reforzamos nuestros esquemas ideológicos y avivamos el interés por la lectura como medio de formación cultural, enriquecimiento léxico y satisfacción personal.
Y, si nos referimos al campo literario, son muchos los escritores de España y de América que han creado verdaderas joyas que son el resultado del talento y del fuego creador que caracteriza a los genios. Miguel Angel Asturias, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez y Alejo Carpentier, por ejemplo, fueron auténticos maestros de las letras, que con su descomunal capacidad artística y la naturalidad de su impronta crearon un mundo de fantasía en sus obras, cuya trama ideológica es trascendental en el intrincado y complejo universo de la Humanidad. Obras singulares como “El señor presidente”, “Pedro Páramo”, “Cien años de soledad” y “El siglo de las luces” constituyen creaciones magistrales, cuyos argumentos encierran una portentosa comunicación entre los hombres y con toda seguridad perdurarán en la historia literaria a través de los siglos.
Colombia es la nación que más aportes viene brindando al castellano desde que fue traído por los españoles en los tiempos del descubrimiento. El nacimiento constante de términos en las diferentes regiones lingüísticas -claramente definidas- es incalculable, como también lo son la infinita cantidad de expresiones figuradas y costumbristas que transitan por su territorio. No obstante, los más grandes aportes a la lengua de Cervantes los ha hecho el Instituto Caro y Cuervo, institución colombiana -única en América- encargada de velar, cuidar y difundir el idioma Castellano. Primero, la edición del “Atlas lingüístico etnográfico de Colombia” y después, la publicación del “Diccionario de construcción y régimen de la Lengua Castellana” o “Diccionario de Cuervo” sintetizan esta contribución y lo han hecho merecedor de los más distinguidos premios que por el cultivo del idioma se conceden en la Madre Patria.
Eddie José Daniels García
Sobre el autor
Eddie José Dániels García
Reflejos cotidianos
Eddie José Daniels García, Talaigua, Bolívar. Licenciado en Español y Literatura, UPTC, Tunja, Docente del Simón Araújo, Sincelejo y Catedrático, ensayista e Investigador universitario. Cultiva y ejerce pedagogía en la poesía clásica española, la historia de Colombia y regional, la pureza del lenguaje; es columnista, prologuista, conferencista y habitual líder en debates y charlas didácticas sobre la Literatura en la prensa, revistas y encuentros literarios y culturales en toda la Costa del caribe colombiano. Los escritos de Dániels García llaman la atención por la abundancia de hechos y apuntes históricos, políticos y literarios que plantea, sin complejidades innecesarias en su lenguaje claro y didáctico bien reconocido por la crítica estilística costeña, por su esencialidad en la acción y en la descripción de una humanidad y ambiente que destaca la propia vida regional.
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Te faltó el más grande de todos nacido en América.... Darío
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