Opinión
Comerciantes de ilusiones
Los mercaderes o comerciantes, valga el desuso del primer término, son los dueños de una mercancía, géneros vendibles, pero también el término incluye al “cargador”, al “fletador” o “encomendador” que son los encargados de llevar a un destino los géneros ajenos para acceder a los beneficios y es en estos que se basa el símil para nuestra critica.
No se sabe qué es mas reprochable: si la tramposa estrategia de muchos politiqueros que montan campañas; hacen la bulla, empapelan toda la ciudad, visitan a todo mundo, se toman foto hasta con el perro de la casa, y se sientan a esperar las llamadas para negociar por dinero instantáneo o burocracia, con los candidatos que marcan la delantera, sea por aceptación o por las maquinarias -no importa, pues; nunca llevan la intención de derrotarlos sino de unírseles.
O la memoria a corto plazo de nuestro pueblo que olvida el actuar de estos personajes y caen cada tres años en el mismo engaño; dos, tres, cuatro elecciones y siguen los mismos personajes armando y desarmando sistemáticamente sus candidaturas. Una memoria de inocente complicidad que perjudica la democracia local.
La coyuntura política ha generado un fenómeno prematuro que lleva una tendencia a cambiar el ajedrez político y que no debería dar ningún espacio a estos actores politiqueros que entorpecen el sano ejercicio, pero hasta las más puras manifestaciones son victimas de la ley de la excepción, es triste ver como hay personas que todavía le comen el cuento al: “esta vez sí voy hasta el final”, “la vez pasada me equivoqué”, “yo trabajé con ellos, pero hasta ahora me doy cuenta lo malo que son”, por segunda, tercera y hasta cuarta vez consecutiva. La historia les pone una marca a quienes hacen lo mismo siempre, por eso la importancia de tomar un espacio y mirar atrás, conocer nuestras memorias para no caer en los mismos errores.
El éxito de esta estrategia desleal con las ilusiones de los sectores que asumen una posición en busca de un cambio, ha generado que muchos lo vean como la oportunidad para poder saborear una tajada del ponqué burocrático, vendiendo como propio la ilusión de muchos. Sucede en muchas partes, pero en el departamento del Cesar, especialmente en Valledupar, cada sector tiene su historia triste, su caudillo de medio pelo, criollo, que salió a negociar con las banderas de una causa y que no volvió.
Se volvió común ver a ex-secretarios, exdirectores, etc. En campaña, difamando administraciones de las cuales hicieron parte, señalando malas prácticas que vieron desde la mesa principal pero que hasta ahora, en campaña -repito-, salen a decir, ¿raro, verdad? Van levantando una voz de la cual no había registro, con seguridad distraída en el ciclo de la mermelada (aclaro que, para algunos no fue mermelada lo que comieron sino compota, y eso es otra cosa), se les curó el mutismo, en fin. No más triste es ver que de su desempeño en dichos cargos es de lo último que hablan, cuando debería ser el primer tema en tocar, pero no, se mantienen en los discursos de presiones porque no se les pasa por la cabeza derrotar maquinarias ni hacer un hecho político para hacer honor del género ajeno que se les fue encomendado para un destino, por alguien que deposita una ilusión en ellos, difícil es para quienes siempre se resumen en un llamado a favor de sus bolsillos.
Desde nuestro escenario siempre hemos hecho un llamado a reducir las malas prácticas en la política que, han generado tanto atraso en nuestras comunidades, este fenómeno de “Comerciantes de Ilusiones” debe acabar, la comunidad debe dejar de caer en este engaño que, además, sirve como elemento distractor para que ganen siempre los mismos, este flujo económico adicional genera mas corrupción. Censura ciudadana. Apostemos a proyectos serios. #Vamos
Andy Romero Calderón
Twitter: @Andy_RomeroC
Sobre el autor
Andy Romero Calderon
Vallenato de Guacoche
Vallenato de cédula, guacochero de nacimiento. Ingeniero de sistemas de la Universidad Popular del Cesar. Me gusta la buena crítica y política, sin caer en sus vicios y hasta donde los argumentos me dejen llegar. Amante de la buena música y no de un género en específico. El silencio es, después de la palabra, el segundo poder del mundo.
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