Opinión
El manifiesto cultural
La Cultura, más que mirada con indiferencia, es ignorada por los candidatos en cada campaña política, de modo principal a nivel territorial. No solo no se la tiene en cuenta en los programas de gobierno, se usa el término para describir lo que no es: “la cultura del dinero fácil, la cultura del mal uso del tiempo libre, la cultura del no pago, etc.
En las elecciones presidenciales de 2018, el entonces candidato Iván Duque Márquez -hoy presidente en ejercicio- planteó su denominada economía naranja como centro de encuentro, posibilidades y acciones en procura de potenciar la economía creativa, reconociéndola como forma productiva de amplio espectro, en armonía con su gestión parlamentaria en desarrollo de la cual presentó el proyecto, que derivó en la Ley 1834 de 2017 “por medio de la cual se fomenta la economía creativa” y se la describe como la Ley Naranja, que tiene como objeto desarrollar, fomentar, incentivar y proteger las industrias creativas, entendidas como aquellas que generan valor en razón de sus bienes y servicios, fundamentados en la propiedad intelectual.
Su ámbito abarca los sectores que conciernen la creación, producción y comercialización de bienes y servicios basados en contenidos intangibles de carácter cultural, o aquellas que generen protección en el campo de los derechos de autor. Estas comprenden de forma genérica, pero sin limitarse a los sectores editoriales, audiovisuales, fonográficos, de artes visuales, de artes escénicas y espectáculos, de turismo y patrimonio cultural material e inmaterial, de educación artística y cultural, de diseño, publicidad, contenidos multimedia, software de contenidos y servicios audiovisuales interactivos, moda, agencias de noticias y servicios de información, y educación creativa. El Ministerio de Cultura avanza, poco a poco, en la implementación de la política ante la mirada incierta de quienes conservan la esperanza.
Algunos gobernantes territoriales, como el actual del Cesar, hicieron anuncios iniciándose el gobierno, pero al terminar no registran cumplimiento, como en el caso de la fallida “creación de la secretaría de Cultura”, tan necesaria y decisiva para el desarrollo cultural departamental.
La Cultura local, como la colombiana, se resume en tres palabras efectivas para interiorizar y comprometerse, desde lo conceptual y lo político: diversidad, multiculturalidad e interculturalidad. Hace 25 años no existía el Ministerio de Cultura. En 1997, fue promulgada la Ley 397 (Ley General de Cultura), como nuevo marco normativo, ético y político para responder a las obligaciones y desafíos que generó la Constitución de 1991 al Estado colombiano. El sistema se define en la Ley (artículo 57) como el “conjunto de instancias y procesos de desarrollo institucional, planificación e información articulados entre sí, que posibilitan el desarrollo cultural y el acceso de la comunidad a los bienes y servicios culturales según los principios de descentralización, participación y autonomía”.
La ministra de Cultura, Carmen Vásquez Camacho, afirma que la economía creativa en el país tiene, cada vez más, un escenario para su desarrollo. “Los beneficios que llegan con la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo se unen a los logros que hemos alcanzado en el primer año de administración. Hoy, gracias a una articulación sin precedentes del Gobierno Nacional, lideramos una agenda de trabajo en la que participan cerca de 25 agencias y más de 70 programas enfocados en generar condiciones para que los proyectos creativos de los colombianos en cualquier territorio sean sostenibles”, afirmó.
Dentro del pacto por la cultura y la creatividad, en su línea estratégica ‘Colombia Naranja: desarrollo del emprendimiento de base artística, creativa y tecnológica para la creación de las nuevas industrias’, se aprobó el incentivo fiscal más amplio otorgado a la Economía Creativa en toda su historia: la deducción del 165 % en el Impuesto de Renta, que aplica a las inversiones y donaciones en proyectos culturales creativos, en la mejor aproximación al mecenazgo cultural en la historia de nuestro país. Dentro de las metas del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 también está la creación de al menos cinco Áreas de Desarrollo Naranja (ADN) en el cuatrienio. Las ADN, espacios geográficos delimitados y reconocidos a través de instrumentos de ordenamiento territorial o decisiones administrativas de la ciudad o el municipio, tienen por objeto incentivar y fortalecer las actividades culturales y creativas previstas en la Ley de Economía Naranja en los territorios. Esta normativa, cuya implementación lidera el Ministerio de Cultura, busca convertir la creatividad en motor de un desarrollo integral para los territorios.
Lo que viene
En 2011, durante el periodo de campaña electoral previa a la elección de los gobiernos locales que terminan el 31 de diciembre del año que avanza, en algunas municipalidades se firmaron pactos ciudadanos por la Cultura por aspirantes, con el auspicio del Ministerio de Cultura que recomendaba dicha concertación, la mayoría de los firmados contenían generalidades y poco rigor técnico en la formulación de los compromisos lo cual no desdibujó su propósito. En cuanto al Cesar, y el Municipio de Valledupar, no hubo ninguna actividad en ese sentido. En 2015 se buscó un espacio para promoverlo, pero con anticipación trabajadores, gestores y creadores culturales, se movieron a nivel de grupúsculos o grupos para interactuar en forma directa con candidaturas de su predilección, repitiéndose lo de épocas anteriores, por la atomización de intereses, anteponiéndose los particulares y agendas ocultas al interés y a las conveniencias del sector. Estamos ante un nuevo proceso electoral, y a tiempo todavía, para avanzar unidos en unos mínimos que garanticen atención en el próximo cuatrienio y trabajar por lo que más le conviene a la Cultura de Valledupar y el Cesar.
Nuestra realidad
Los años venideros serán determinantes para materializar el salto cultural que precisa la municipalidad con el propósito de armonizar la búsqueda de reconocimiento nacional e internacional (registro del Vallenato en la lista representativa de patrimonio oral de la humanidad – Unesco, declaratoria de Valledupar en el Programa de ciudades creativas/música de la Unesco, sede de los Juegos Bolivarianos en 2021, entre otros), lo real y lo que ofrecemos en materia cultural, creativa y turística a propios y visitantes.
El próximo gobierno municipal está llamado a liderar un proceso coherente de realizaciones puntuales que afiancen el propósito de ser una ciudad creativa, que le permita a la ciudad ofrecer una oferta creativa, sostenible en el plano cultural, con servicios institucionales y privados, de primer orden y el fortalecimiento de emprendimientos e industrias culturales. Para ello conviene dar pasos encaminados a comenzar, por el principio, con firmeza, sin criterios diferentes al desarrollo de Valledupar:
-Activar el Programa Municipal de Estímulos a la Creación y la Investigación, con recursos provenientes de la Estampilla Pro Cultura y del SGP. Entrega de estímulos a la formación, Investigación, creación y circulación cultural, a través de convocatoria pública dirigida a personas naturales a título individual, personas naturales a título colectivo (grupos constituidos, entendidos como una alianza temporal de dos o más personas naturales que deciden unirse para presentar y ejecutar un proyecto, de acuerdo con las bases específicas de cada una de las convocatorias), personas jurídicas de naturaleza mixta, pública y privada. Pueden ser: becas, pasantías, premios, residencias artísticas, en las líneas de acción, de formación, Investigación, creación y circulación
-Dinamizar la asignación objetiva, equitativa y oportuna de los recursos provenientes de la contribución parafiscal de los espectáculos públicos de las artes escénicas. (Ley 1493 de 2011)
-Fortalecer el sistema municipal de cultura, cuya debilidad e insuficiencia obstruye el desarrollo cultural municipal. Ello implica, entre otras acciones, la creación de la secretaria de Cultura o de un instituto descentralizado.
-Establecimiento del Plan Decenal de Cultura, periodo 2020 – 2029, cuyo proyecto puede ser encomendado a una Comisión Especial, representativa del sector cultural con la secretaria técnica de la instancia cultural municipal y con representación del consejo municipal de Cultura, de los consejos de áreas, corregimientos, comunas, etnias, etc. Hay que establecer el rumbo cultural municipal, con lo cual se eliminará la diseminación de iniciativas y proyectos, en cada administración, sin norte ni sentido.
-Integrar el turismo a la gestión cultural municipal habida cuenta de su interrelación natural. Por cuenta de alguna reestructuración administrativa al turismo se lo “sanalejó” a planeación municipal donde aparte de ‘ejecutar’ algunos pocos recursos, nada más.
Nada de esto tendrá vigencia y utilidad si el sector cultural continúa disperso, ajeno a su progreso y ensimismado en críticas inútiles, con procrastinación degradante, mientras la inspiración se aleja. Es hora de emular los buenos ejemplos, de Maderos Teatro, Festival de la quinta, Panorama Cultural, entre otros. Y, ¡apurar el paso!
Alberto Muñoz Peñaloza
Sobre el autor
Alberto Muñoz Peñaloza
Cosas del Valle
Alberto Muñoz Peñaloza (Valledupar). Es periodista y abogado. Desempeñó el cargo de director de la Casa de la Cultura de Valledupar y su columna “Cosas del Valle” nos abre una ventana sobre todas esas anécdotas que hacen de Valledupar una ciudad única.
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