Opinión
Gente de bien
Constantemente observamos en los noticieros y periódicos las alusiones a las llamadas “familias de bien”, si retomamos algunos datos históricos de la Colombia de antaño notaremos que, en los discursos de políticos, lagartos y buscapleitos, siempre se reseñaba o se decía “fulano de tal, proveniente de una familia de bien” y si nos deteníamos en la persona mencionada entendíamos que hacía parte de la gente o sociedad pudiente del pueblo o ciudad.
En función de ese mismo gesticular propio de la clase dominante y de otros tiempos al aludir a un personaje que no hacía parte de las reconocidas castas sociales del país, entonces se referían a él llamándolo “fulano de tal, proveniente de la gente del pueblo” o “fulano de tal, proveniente de una familia de trabajadores”; lo cual es bastante honroso al mencionarse la realidad del personaje. Realidad, porque era muy cierto que hacía parte del pueblo o “el grueso de la población” los que más abundan, los más comunes.
En mención al tema tratado, traigo apartes de un escrito de Bells medios´s blog: “Y es que justo, este caso tan renombrado nos ha puesto a pensar si el tener dinero, títulos de las universidades mejor posicionadas, buenas relaciones públicas con el sector influyente del país o moverse en eventos de la alta sociedad, determinan realmente si una familia es de ‘bien’.
Hago memoria unos años atrás, cuando el alto ejecutivo de una multinacional, me contó que, en su papel de jefe de recursos humanos, recibió la orden -desde arriba- de contratar sólo a jóvenes recién egresados de las universidades de Los Andes y de la Javeriana, mientras que el resto de hojas de vidas debían ser desechadas al tarro de la basura o ser utilizadas como papelería reciclada, precisamente con el fin de contratar ‘gente de bien’.
Lo anterior me enfureció pues hay un universo inmenso de padres que, con esfuerzo, han pagado la formación de sus hijos en universidades no tan prestantes, ni tan reconocidas y aun así son excelentes profesionales y seres humanos; eso por no contar aquellos jóvenes que, con sacrificio, han trabajado y estudiado al mismo tiempo demostrando cumplir mejor sus objetivos u otros tantos que se han endeudado con los bancos o el Icetex, para lograr pagar sus carreras con altos intereses, añorando sacar a sus familias adelante.“
En medio del aura oscura de esta Colombia sufrida y acosada por constantes sucesos de corrupción, aún se sigue indicando que aquellos que le han quitado tanto al erario, y han traicionado a una nación cargada de esperanzas, aún se les siga llamando “gente de bien”; también es cierto que el renombrar esa expresión, puede ser una parodia para apuntar a los ricos de turno o del momento, los mismos que se han lucrado con el sacrifico y el acabose de los pueblos; dirigidos durante mucho tiempo por las mal llamadas “gente de bien”.
Luis Alcides Aguilar Pérez
Sobre el autor
Luis Alcides Aguilar Pérez
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Luis Alcides Aguilar Pérez (Chiriguaná- Cesar). Lic. En Ciencias Sociales de la Universidad del Magdalena. Docente de secundaria. Fiel enamorado del arte de escribir. Publicaciones: La Múcura de Parménides – Compendio de cuentos, poesías y reflexiones; Sueños de libertad – Cuentos, poemas y diez reflexiones; Chiriguaná. Historia y Cultura. Novela inédita “¡Y la culpa no es de Dios!”
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