Opinión

Editorial: Soñamos con la paz

Redacción

10/09/2012 - 12:18

 

Marcha por la paz / Foto: El UniversalAlgunas palabras pierden su significado con el tiempo, al ser usadas fuera de su contexto. En Colombia, la paz ha sido durante muchos años el sinónimo de un vago recuerdo o una ilusión.

A lo largo de más de cinco décadas, se ha usado de manera frecuente, sea para negociar, engañar, ganar tiempo, rearmarse, buscar respaldo, o simplemente aparentar, pero nunca se ha usado con el simple fin de lograr lo que todos ahora pedimos: la Paz.

Después de todo este tiempo de sacrificios, silencios, escándalos y atrocidades, seguimos creyendo en la paz. Soñamos con ella, porque cuando suena –aunque sea en boca de personas a las que no creemos–, nos sigue creando sentimientos.

En nuestro más profundo ser, todos queremos la paz. La anhelamos y sabemos que es la base de todo: de una estabilidad, primero, de una educación y una prosperidad compartida en términos justos y creíbles.

De ahí empieza todo: la paz es el sustento del diálogo y la confianza. No puede haber acuerdo con balas y disparos. Ni tampoco proyectos duraderos sin acuerdos y pactos entre los principales sectores de la sociedad.

La paz es la máxima expresión de la comprensión y del perdón. Saber entender que todos estamos deseando salir a la calle sin miedo, viajar sin dudar, vivir sin sufrir, recordar sin resentirse.  Queremos crear y construir sin pensar en que todo pueda desaparecer, de repente, por impulso o falta de comprensión.

La Paz es el inicio de todo y no el fin de cada uno. Es la base de una sociedad que quiere despertarse después de sucesivas pesadillas: una guerra propiciada por dos partidos políticos, otra por el narcotráfico, y la última por la guerrilla y el Estado.

Tendremos que pronunciar las palabras y aprender a que suenen de verdad. Tendremos que sentir lo que decimos. Tendremos que proyectar una vida diferente que se sustente en otros valores que la violencia. Tendremos que pensar en nuestros hijos que tienen derecho a vivir en un país tranquilo y con derechos. Tendremos que recordar a nuestros padres que siempre vivieron con las ganas de construir una nación próspera. Tendremos que comunicar con nuestros primos, hermanos o amigos, que se fueron a Estados Unidos o a Europa buscando lo que aquí parece negarse a llegar.

Todo esto lo tendremos que hacer, y lo podremos poner en práctica únicamente si aceptamos el hecho de que soñamos con la paz. Es el deseo de todos. Y ella –la paz–, aunque se haga rogar (porque requiere tiempo, humildad y sabiduría), es la que nos mueve, la que nos da el aliento.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Embarazo adolescente y sexualidad infantil: una  problemática que no espera en Valledupar

Embarazo adolescente y sexualidad infantil: una problemática que no espera en Valledupar

“La verdadera sexualidad no es el simple acercamiento de los sexos, sino el trabajo creador del hombre y la maternidad de la mujer...

Un territorio ancho y ajeno

Un territorio ancho y ajeno

  “Usted haga lo que quiera con las aguas de mis ríos, con el paisaje de mi tierra, con el aire que respiro, con la salud de mis c...

¿Qué hacen hoy aquellas glorias? El caso de Jhonny Cervantes

¿Qué hacen hoy aquellas glorias? El caso de Jhonny Cervantes

  Debo iniciar diciendo que ha tenido muy buena acogida esta serie de columnas en las que se les hace un homenaje en vida a aquellos ...

Hay que escoger al mejor

Hay que escoger al mejor

En esta campaña electoral a la gobernación se ha generado una discusión entre los seguidores de las dos campañas mayoritarias, que ...

La retrospectiva del pesimismo frente a la realidad

La retrospectiva del pesimismo frente a la realidad

Las reacciones que, desde hace mucho, empezaron en Europa con los chalecos amarrillos a manera de protestar por las extremas medidas ec...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados