Opinión

Sólo un paso

Alberto Muñoz Peñaloza

24/10/2019 - 05:15

 

Sólo un paso
Una vista del monumento La revolución en marcha / Foto: Jaider

 

El prolífico compositor, rey Vallenato y prestigioso acordeonero, Omar Geles Suárez, es autor de una de tantas y hermosas canciones: “Sólo un paso”, interpretada por los hermanos Poncho y Emilianito Zuleta: “Casi que se termina otro día sin esperanza sin ilusiones, por poquito no te encuentro; tu belleza angelical me hizo vivir una verdad: que del hielo al fuego solo hay un paso, del cielo al infierno solo un fracaso, del llanto a la risa solo hay un beso, del ođio al amor sólo un té quiero; mi vida era un infierno, mi vida era un fracaso, quemado por el fuego así es que andaba yo, pero hoy que te he encontrado el fuego se ha apagado, el llanto se ha secado porque llegó el amor, y el amor ha frustrado todos los desengaños, el desprecio y lo malo que había en mi corazón, como la libertad a un cautivo llegaste, como una flor a un sediento colibrí, de igual manera mi vida liberaste, y una verdad tú me has hecho vivir…”.

Somos lo que decidimos. Cuando lo hacemos desde el dolor, tomamos decisiones erradas, por ello procede la serenidad mental como preludio de decisiones positivas conducentes a niveles óptimos de convivencia, progreso personal y colectivo. Las equivocaciones dan lugar al dolor como preludio de la necesidad de remediar el curso, sigue la frustración y, cuando nada se hace, llega el sufrimiento. Todo es susceptible de mejorar con una mejor decisión.

Los lideres no lo son por el propio deseo, es el grupo quien los erige como tales, en gracia de su talante, capacidades, voluntad de servicio, coherencia, los cambios positivos que encarnan y son capaces de modelar y replicar. Enorme compromiso cuando se traslada al servicio ciudadano como líder del conglomerado, habiéndoles prometido dar lo mejor de sí para liderar el cambio, establecer mejores niveles de vida, la superación de la pobreza, el orden y la organización institucional, sanas prácticas de administración, respeto de lo público, dar ejemplo de compostura personal, familiar y social. En este sentido, usted de manera tozuda buscó, de manera infructuosa, ser elegido en el primer cargo municipal, y luego como representante a la Cámara, no obstante lo cual, el 1 de enero de 2012, juró cumplir fielmente los deberes del cargo como alcalde municipal de Valledupar.

Durante cuatro años adelantó intensa como prolífica gestión de gobierno, con logros significativos, determinante si se quiere, para el curso siguiente del Municipio y los resultados alentadores que, en algunos frentes, se celebran del cuatrienio que termina. Hasta hace poco más de un año se desempeñó como viceministro de empleo y pensiones, en el Ministerio de Trabajo, con oportunidad de aprendizaje y servicio social.

Su siguiente paso fue presentarse como candidato a la alcaldía, demostrándose mayor grado de madurez, conciencia de servicio y análisis situacional, con soluciones posibles, de la territorialidad municipal, sus necesidades y oportunidades, hacía la nueva transformación de Valledupar. Con familiares, amigos, dirigentes comunitarios, gente del común y admiradores voluntarios, emprendió un camino espinoso, enaltecedor por el servicio a una causa noble, que ha derivado en el pacto social por La Paz de Valledupar, con el candidato Ernesto Orozco Durán y su campaña “Por ti Valledupar”.

Recibe elogios, críticas de algunos, diatribas de ladrido conocido y augurios de buen resultado, como de desastre en unos pocos casos. Transita usted el camino que un buen día condujo a Crispin Villazon De Armas, Alfonso Araújo Cotes, Aníbal Martínez Zuleta, Consuelo Araujonoguera, Pepe Castro, Alvaro Araújo Noguera, a la victoria verdadera, sitio merecido que la historia reserva para los mejores. Lo lograron porque jamás miraron hacia atrás y, muy a su manera, corrigieron el rumbo cuando fue necesario, superaron errores, gestaron nuevos comienzos y supieron escoger sus enemigos, más que golpear a los amigos.

El caos exterior es consecuencia de la realidad interior. Procede entonces ordenar la casa mental, realinderar las palabras porque “de la abundancia del corazón habla la boca”. Para hacerlo con éxito se requiere quietud, valentía y emprendimiento personal. Los días venideros serán escenario idóneo para recalcar la grandeza de corazón, el amor a Valledupar, la capacidad de servicio y la firmeza que orienta el destino de los grandes hombres. Ello incluye, redefinir valores, las normas, las reglas, personales y afianzar el arte de hacer lo que se dice, ser garante de lo que se tiene y honrar la palabra con pensamientos, sentimientos, actos y abrazos plasmados en buenas ejecutorias.

Florecerán de nuevo los cañaguates, retornarán los aplausos henchidos de reconocimiento, porque nada es más enaltecedor que un pueblo agradecido. No siempre se obtiene a tiempo, muchas veces la cosecha histórica llega cuando se ha partido a la eternidad. No es su caso, por fortuna, pero si se aplica la exhortación del Cacique de La Junta, los que van alante no van lejos si los de atrás se apuran, reverdecerán los peregüétanos. Entonces, sin pensarlo dos veces, se repetirá el coro estremecedor, proveniente de los versos gloriosos del flaco de oro: …cuando pasan los años, uno va comprendiendo que lo más bello que lo más bello, es regalar ternura, es sentir el cariño de los amigos y de la gente de mi pueblo…

Votaríamos por usted el domingo, porque su obra de gobierno que, a fin de cuentas, se defiende sola, exige continuidad por el bien de Valledupar. Ahora, la transformación seguirá con la acción consistente de quién, surgido de abajo como nosotros, calificado y promisorio, merece dar lo mejor para el bien general. Borre de un plumazo la sombra que señala el ego de ingratitudes, traiciones y maltratos. Es propio de la especie humana. Es el tiempo del amor, ¡primero la gente!

Si mi padre viviera, nuestro querido viejo Julio, le diría emocionado, siga con la frente en alto, con la fuerza del bien, como dijo el presidente de Francia, Charles de Gaulle: “pase lo que pase, la llama de la resistencia no debe apagarse, y no se apagará. Resistir, resistir, resistir”.

 

Alberto Muñoz Peñaloza

Sobre el autor

Alberto Muñoz Peñaloza

Alberto Muñoz Peñaloza

Cosas del Valle

Alberto Muñoz Peñaloza (Valledupar). Es periodista y abogado. Desempeñó el cargo de director de la Casa de la Cultura de Valledupar y su columna “Cosas del Valle” nos abre una ventana sobre todas esas anécdotas que hacen de Valledupar una ciudad única.

@albertomunozpen

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