Opinión
Reflexiones en el aislamiento

Viernes 20 de marzo, se inicia un largo y tensionante fin de semana incluyente de puente festivo, restricciones, ley seca, incertidumbre, desazón, medidas perentorias y coercitivas, ¿Qué ha pasado? ¿Cuál es el origen real de la pandemia que tiene atemorizado al mundo? Nadie lo sabe con certeza. Es un periodo de disertaciones, análisis y reflexiones.
De alguna manera, la situación imperante nos enfoca apropiadamente al escenario mágico de Macondo, en la obra cumbre de “Cien años de soledad”. Allí, uno de los últimos de la generación Buendía, hastiado y fastidiado de leer, repasar y releer los inescrutables pergaminos del enigmático Melquiades, abruptamente se dio cuenta que el tiempo alcanza para todo; es en ese momento cuando pierde el control de sus motivaciones, iniciativas, sus sueños recurrentes , su razón de ser, para dedicarse a las veleidades del mundo terrenal; pero oportunamente entendió que las generaciones como la de él, estaban desde siempre “condenadas a no tener una segunda oportunidad sobre la faz de la tierra”.
Él era Aureliano Babilonia, uno de los conversadores y discutidores empedernidos, tutoriados literariamente, por el sabio “catalán”, que irremediablemente vivía la destrucción de su pueblo y la suya misma, presa del remolino demoledor imprevisto; en esta coyuntura histórica, contemporánea y real, surgen las disyuntivas, inflexiones e interrogantes con el matiz de una apreciación apocalíptica: Como van las cosas, ¿el hombre moderno tendrá las oportunidades suficientes para imponerse con rigor a su osadía y afrenta diaria de incomprensión, inequidad, injusticia social , arrogancia, orgullo y vanidad?
El hombre moderno, creo, se encuentra en una encrucijada, un virus maligno lo ha puesto “en jaque”. ¿Qué le espera al universo, en un futuro mediático? Es tiempo de reflexión y análisis para lo que presumiblemente se cierne sobre un escenario de intereses, conjeturas y cálculos financieros para consolidar quizás, una supremacía devastadora del hombre por el hombre. Emulando al personaje de Macondo, al hombre actual, el tiempo debe ser suficiente para pensar en un replanteamiento no material, enderezador de caminos y anular tajantemente, los atajos innecesarios; pienso, que lo inicial y determinante es el análisis interno, su evaluación espiritual, tendiendo a motivar los cambios para modificar lo necesario, avizorando un mundo más llevadero, amable, compartido y de igualdad entre congéneres.
Si, Aureliano Babilonia es un referente hipotético para establecer el parangón con la inflexión e inquietud contemporánea. El, también, a su manera, le correspondió sortear el enigma del mítico animal premonitoriamente anunciado por URSULA IGUARAN, la bisabuela centenaria: el hijo indeseado con *cola de cerdo*.
Finalizando la reflexión, guardando las proporciones imaginarias y apocalípticas soportadas por la literatura universal, ¿podría asimilarse algún parentesco entre el animal mitológico de Macondo, con el virus de la corona, proveniente de la China? Muchos seguramente lo descartarían rotundamente, pero, pienso por ahora que los dos aspectos confluyen solo para motivar la reflexión. Una reflexión para cambiar para mejorar. Otras opciones no serían justificadoras.
Álvaro Enrique Yaguna Nuñez
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