Opinión

La bola de humo

Alberto Muñoz Peñaloza

11/05/2020 - 04:15

 

La bola de humo

 

Era un ritual ineludible, en el pueblo como en el campo, la afición caribe por la pelota caliente, menor que el fútbol, pero en tiempo de torneos nacionales la cosa se ponía color de hormiga. Bolívar, Atlántico, Córdoba, San Andrés Islas, Sucre, Antioquia, Fuerzas Armadas, eran los más fuertes. La afición solo tenía una opción para ‘disfrutar’ los juegos, solo a través de transmisiones radiales, inolvidables, por cierto, en gracia de la calidad irrepetible de locutores y comentaristas de la época.

Los campeonatos nacionales de béisbol paralizaban el Caribe colombiano, mucha población pendiente de los juegos, y, en gracia de la transmisión radial, el disfrute era compartido. Claro, en aquellos departamentos con tradición beisbolera como Bolívar, Atlántico, Córdoba, Sucre y la entonces Intendencia de San Andrés y Providencia, acumulaban la mayor atención. Poco a poco Antioquia, con municipios beisboleros, creció en cuanto a la práctica y los resultados. José Miguel Corpas, fue un tremendo jugador, cartagenero, pero defendió en numerosas ocasiones los colores de Antioquia. Jugaba como shorstop (campocorto) y sobresalía por su inteligencia y calidad.

Es de recordar a una cantidad apreciable de buenos jugadores; en Bolívar, Abel Leal, Humberto Bayuelo, Eusebio y Tomas Moreno, Luis “Bartolo” Gaviria, Orlando “el Ńato” Ramírez, Joaquín Gutiérrez, el Ñato Velásquez, y más; Atlántico: Luis de Arco, Ubaldo Salinas, Ezequiel Teherán, Luis “Chino” Herrera, entre otros. Austin y Blanco en Córdoba, con muchos más, mientras que en Sucre brillaban peloteros que se extendían “como verdolaga en playa”.

Radio Libertad, con Marcos Pérez Caicedo, transmitía los partidos, como también lo hacían narradores y comentaristas de talla internacional: Napoleón Perea Castro, Melanio Porto Ariza, Mike Schmulson, Edgar Perea, Fabio Poveda Márquez, Eugenio Baena, Ventura Díaz Mejía, Marcos Pérez Caicedo, entre los más, al igual que otras estaciones radiales, pero la potencia de radio Libertad era reconocida.

Pare de contar en cuanto a series mundiales y los campeonatos panamericanos, bolivarianos o mundiales, que congregaban el interés nacional. Se molestaban algunos con tales transmisiones a pesar de que al final celebraban el triunfo colombiano o lloraban la derrota. Los amantes del fútbol se ponían celosos mientras un segmento poblacional apreciable gustaba de los dos deportes, del ciclismo y del boxeo.

Pisicorre con dos out

Amante del beisbol, lo había jugado bien y a sus años, con la descomunalidad que lo caracterizaba, el maestro John Bolívar, era un conversador de talla. Se lo encontraba en el estadio o en cualquier cancha, cuadrilátero o diamante callejero donde se practicara deporte. Relataba faenas como cantante. Había que verlo en la interpretación de Juanita Morell, sin ufanarse ni mucho menos humillarse. Subía a la tarima con la orquesta del maestro Reyes Torres y bolereaba de cuando en vez.

John Bolívar acostumbraba a lanzar preguntas que ponían a pensar, pedía las respuestas y más de las veces se salía con la suya. Alguna vez, en el estadio preguntó a los que llegábamos con tiempo para apreciar el preliminar y el partido de fondo, ¿es posible hacer un pisicorre con dos outs en la pizarra?, ¡quiubo, jiubo! Hubo discusiones, casi todos decían que era imposible, que eso no se podía, y algunos fueron más lejos, ¡sea serio Bolívar, usted está muy viejo para pendejear! Él se reía, animaba a analizar el punto y a dar una respuesta precisa. Pastelito se le paró y le habló con mucho carácter, usted sabe que eso no se puede, porque con ese out termina el inning, para que huevonea entonces. Se las tira de que sabe mucho y no sabe un carajo, engaña para reírse de los demás, pero conmigo te friegas. Chemita Nuñez, con su vestimenta ejecutiva describió la elevación de la bola, a partir del batazo, “a lo profundo del jardín derecho, donde el jardinero la ‘apara’ y sin esfuerzo alguno celebra, porque no sirve de nada el carrerón de los corredores, se acabó la entrada, chao pescao! Bolívar, sin inmutarse, se mantuvo tranquilo e insistió en que era importante que analizaran bien el caso porque lo que decían no consultaba con la verdad, el béisbol es estrategia, es viveza y es movimiento mental moviéndose por las bases, al igual que los que sirven también tienen que comer avispas, o se los lleva mandinga. Cuando amenazaba la pelea, John Bolívar precisó, ay un out, batea un hombre que recibe orden de flay largo, así lo hace, los jugadores en segunda y tercera están listos para correr, apenas el jardinero atrapa la bola se completa el segundo out, enseguida se desprenden los corredores, entra una carrera por mal tiro al home, si se puede hacer pisicorre con dos outs, ¡manada de alcaravanes!

Pastelito recibió una rechifla de padre y señor, Chemita por su parte aceptó la argumentación, aplacó el sofoco con un raspao de limón que Chide, el choladero, le mezcló con coco, cola y piña, lo mejor para la resignación tardía.

El gran “Calamar”

Tuvimos buen béisbol en Valledupar, equipos de poder al bate y manilla segura. Serví Diessel del Cesar, con el gran Víctor Douglas a la cabeza; Zona de Carreteras, Batallón La Popa, Almacen Sagbini, entre otros, con buenos peloteros: Marrugo, la Escoba, el Chamaco Rodriguez en el campo corto, su hermano Álvaro un lanzador potente, Juanchito que armaba una bulla infernal con su voz antijenjibrada, el Ñato, con entrenadores recursivos como Erasmo Camacho “Calamar” combativo como el que más, reclamaba con vehemencia, de manera enérgica y lloraba, como que vendía cara, cada derrota. Un hombre bueno, querido, inolvidable, ejemplar en la forma como conducía su equipo, de manera equitativa, enérgica y con gran disciplina.

Gravitan en el recuerdo las buenas jugadas de peloteros sanandresanos, cartageneros, costeños y cachacos en el equipo del Ejército. El capitán Arevalo jugaba en la primera base, bien inteligente, estratega y buen jugador. Tuvieron dos jugadores, isleños los dos e integrantes posteriores de la selección Colombia de mayores: Jaime Rodriguez, pitcher reconocido, de gran control y creciente velocidad; y Márting, jardinero y buen bateador.

Una pléyade de umpires, o jueces centrales, con auxiliares vistiéndose de pantalón negro y camisa blanca. Con celebraciones ruidosas al término de los campeonatos, en aquellos tiempos cuando se jugaba en el estadio municipal.

No teníamos jugadores en las ligas mayores, hasta cuando Orlando “el Ñato” Ramírez de Cartagena fue llamado. Mientras tanto, en nuestro medio se dio al servicio el diamante “Erasmo Camacho”, pero poco a poco fue extinguiéndose la veta beisbolera cuya nostalgia cubre el paisaje deportivo vallenato. Poco a poco ganó espacio el sóftbol y cuando menos se esperaba, el primo Marcos Quintero Castro, jugador y dirigente de béisbol, y sóftbol, posicionó torneos en el diamante ubicado en el “antejardin” de su casa. Mejor, los procesos exitosos llevados a cabo, desde categorías menores a rodillones. Se echa de menos ese movimiento cuya impronta pervive en el recuerdo, sin dejar de lado lo poco que todavía se hace. Por eso se añoran los tiempos anteriores, como claman los salseros el punto sabatino, la cita semanal con mi primo hermano Poncho Castro Soto, el campeón del sabor.

El mejor lanzador

El béisbol colombiano, y el sóftbol, registran muy buenos lanzadores. El Doctor Álvaro Araújo Noguera, con brillo local y en la Universidad Nacional de Bogotá, donde no sólo alcanzó título como ingeniero, también logró varios en diferentes campeonatos.

A nivel nacional, Carlos “Petaca” Rodriguez, Antonio “Manía” Torres, Orlando “el Caballo” García, Alcibiades Jaramillo, Isidro Herrera, brillaron con luz propia. En grandes ligas, el mexicano Fernando Valenzuela, lanzó durante 17 temporadas, desde 1980. Se lo considera el lanzador con mejor estadística desde la temporada de 1981 hasta 1988, nominado por la Liga Nacional al Juego de Estrellas en cada temporada, ganó 21 juegos en la temporada de 1986. Fue además uno de los mejores pitchers bateadores de su era, con diez jonrones en su carrera, utilizado en ocasiones por el mánager de Los Ángeles Dodgers, Tommy Lasorda, como tal.

De menos a más, Warren Spahn,  Greg Maddux, Tom Seaver,  Roger Clemens, Pedro Martínez,  Randy Johnson,  Sandy Koufax,   Mariano Rivera, Nolan Ryan  y  Cy Young, son catalogados como los mejores pitchers en la historia de las grandes ligas, cada uno con un registro particular de éxitos.

Colombianos con la estatura deportiva de Luis Castro, Orlando “el Ñato” Ramirez, Joaquin Gutiérrez, Edgar Rentería, Orlando Cabrera, Jolbert Cabrera, Yamit Haad, Donovan Solano, Jhonatan Solano, Dilson Herrera, Giovanny Urshela, Jorge Alfaro, Meibrys Viloria, Harold Ramírez, Oscar Mercado, jugaron o juegan en las grandes ligas.

Hace unos pocos años, al encontrarme con el cancamán del Cerezo, el inmancable Asterio Castilla, recién llegado de uno de sus periplos al país del norte, relatándome los avances musicales, deportivos y la apacibilidad del sector residencial de su Faride querida. “Te digo, Beto, que traje un chachachá que no escuchaba en muchos años, Beto Reales lo ponía en el Caribe, y ahora me lo conseguí en Miami, si te ves con Chemita Nuñez, le dices, pa’ dale su rejera si vuelve a enfrentarse conmigo bailando. Ese tema se llama, “los marcianos” con Tito Rodriguez: “los marcianos llegaron ya, y llegaron bailando ricachá, ricachá ricachá ricachá, así llaman en marte al chachachá; de un platillo volador, todos bajaron bailando, y uno gozando y bailando, un güiro televisor; los marcianos llegaron ya, y llegaron bailando ricachá, ricach ricachá ricachá, así llaman en marte al chachachá”. Ojalá se decida Chemita, pa’ ajustarlo con el mambo número 8 de Perez Prado. 

Con Asterio, la charla es a profundidad, pasamos al tema deportivo y el béisbol apareció, hablamos de lanzadores y de la debilidad en el caso de estos para llegar a “la gran carpa” en cuanto se refiere a los colombianos. Pero llegan, me dijo, fíjate que hemos tenido a Emiliano Fruto, quien jugó en 2006 en los Marineros de Seattle, Ernesto Frieri que juega desde 2009, ha jugado en en los Padres de San Diego, y en otros equipos; Julio Teherán, juega en los Bravos de Atlanta desde 2011; José Quintana en los Cachorros de Chicago; Sugar Ray Marimón, juega desde 2015 en los Bravos de Atlanta; Yhonatan Barrios, desde 2015 en los Cerveceros de Milwaukee; Tayron Guerrero, activo  desde 2016, juega en los Marlins de Miami; Dayán Díaz, juega en los Astros de Houston; algunos con mejor desempeño que otros. Ese Teherán es un bravo”.  Hemos tenido buenos lanzadores, el caballo García, Alcibiades Jaramillo, Petaca Rodriguez en su tiempo, René Morelos, escoger lo mejor no es tan fácil.

La respuesta del millón

Entonces, le hice la pregunta del millón, después de analizar que muchos peloteros terminaron como sotbolistas. El sóftbol es hijo del béisbol, dijo, también se necesita concentración, poder, habilidad y velocidad para jugarlo. Y pensar, insistió con placidez admirable, que para mí el mejor lanzador de siempre es costeño. Tiene que ser así, comenté, todos esos buenos jugadores que mencionamos son parte de lo mejor, supongo que entre esos está, barranquillero o del viejo Bolivar.ni lo uno ni lo otro, hizo un movimiento circular y con voz tenor aseguró que el mejor es vallenato. Álvaro, el hermano del chamaco Rodriguez dije con gran expectativa. Fue bueno, señaló, pero hasta ahí.

Sin encontrar otra referencia le cambié el tema y pasamos al progreso estadinense, eso le apasiona, pero lo noté distraído. Respiró profundo y retornó con fuerza de toro miura: - Beto, en mi humilde concepto el pelotero Nacional más verraco es nuestro, vallenato como nosotros, una persona que superó todas las dificultades, físicas, geográficas, clínicas y hepáticas, superándose a sí mismo y pasando por encima de lo peor, ¡es un duro!

Pero, ¿quién es? Guardó silencio, como santiguándose mentalmente, sonrió a medias y -sin más preámbulos- explotó: el mejor es él, softbolista de tiempo completo, un hombre con tremenda cavidad abdominal, de barco petrolero, 137 centímetros de talla en ayunad, con prevalencia alimentaria de la cebada, a pesar de lo cual su bola de humo la mantenía hasta el último inning. Lanzador de los buenos, que tiraba un juego y ponchaba más de veinte, habiéndose metido más de treinta frías, el duro entre los duros. sembró la mirada en el infinito, gargareó aire y le puso punto final a nuestro encuentro, - no me cabe duda, Beto, Tarcisio Mendoza es mi pollo, ¡así de sencillo!

 

Alberto Muñoz Peñaloza

@albertomunozpen

Sobre el autor

Alberto Muñoz Peñaloza

Alberto Muñoz Peñaloza

Cosas del Valle

Alberto Muñoz Peñaloza (Valledupar). Es periodista y abogado. Desempeñó el cargo de director de la Casa de la Cultura de Valledupar y su columna “Cosas del Valle” nos abre una ventana sobre todas esas anécdotas que hacen de Valledupar una ciudad única.

@albertomunozpen

5 Comentarios


Edgardo Maestre 11-05-2020 07:17 AM

Excelente...Me trae a la mente cuando solo era un niño de siete años y en el campo del hoy colegio instpecan hacian un campeonato entre los equipos de béisbol de salud pública,el cañahuate promagra y codazzi allí vi jugar a sagbini Calamar,Adalberto Pérez,entre otros quienes eran nativo de quilla y Cartagena,pero lo importante del temars que el suscrito empezó a ganarse los primeros pesos lavandole los vasos a un señor que vendían aguapanela o Guarapo a un señor de Santander y cuando llegaba a la casa mi difunta madre me preguntaba de donde sacaba esa plata...le respondí que era que le ayudaba a ese señor a lavar los vasosrn la llamada villa olímpica,ahí despejó toda duda al interrogante inquietante de mi.madre..

Eudaldo Miguel Tamara Hernandez 11-05-2020 09:24 AM

Buenos días Alberto, gracias por recordar eso momentos hermosos del Béisbol, en la epoca dorada de los que hoy tenemos 59, 60, 61, por allí, gratos momento, era un realidad sana, te felicito... Una pregunta, eres el mismo que una vez estuviste en Sincelejo, en la famosa calle los lobos...Eudaldo Tamara Hernandez, si eres ? Comuniquemos nos de nuevo, mi telef: 3006785081

Enrique Aguancha Rivero 11-05-2020 04:55 PM

Muy bien Alberto, tienes conocimiento profundo de las lides béisbol eras y sofbolisticas, buen artículo y buena pluma, felicitaciones.

Elberto Pumarejo cotes 11-05-2020 09:34 PM

Hermoso relato y con conocimiento de causa , lo felicito tocayo igualmente conocí muchos de estos jugadores porque tuve la oportunidad de jugar en el equipo de sofbool de la ADMINISTRACION de impuestos nacionales de Valledupar y compartí mucho momentos con el célebre Tarcisio Mendoza.

WADITH JESUS GUTIERREZ RODRIGUEZ 20-05-2020 04:23 PM

Excelente escrito de Alberto.Sigue siendo un excelente escritor.

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