Opinión

Las impetuosas redes sociales

Álvaro Yaguna Nuñez

22/06/2020 - 04:30

 

Las impetuosas redes sociales

Nada podría ser más exacto que la definición propia del término para significar el objetivo de estas apreciaciones: impetuoso-a: que se mueve con ímpetu, con intensidad, con fuerza. En sentido figurado, apasionado, irreflexivo. Todo el preámbulo anterior pretende enfocar un tema a mi parecer, muy importante, integrante de la dinámica y evolución de la comunicación moderna, vista imparcialmente con prudencia, mesura y objetividad, pero también con cierta reserva, debido a una utilización inadecuada, tal vez, por la pluralidad en el pensamiento de los actores y usuarios de estos medios de difusión. En todas las fases y desarrollo de la comunicación han existido siempre los rasgos de una libertad de participación y manifestación sobre los temas que conforman la cotidianidad y ocurrencia en la sociedad, integrada esta por el carácter e idiosincrasia de los pueblos del universo; igualmente han estado allí, incólumes, los preservadores, puristas y contenedores naturales del “desorden” que con frecuencia se entronizan en esas manifestaciones masificadas.

En nuestro país, hace mucho tiempo atrás, tuvieron mucha trascendencia las Gazaperas Gramaticales, editadas en importantes diarios nacionales por Roberto Cadavid Misas –Argos- un ingeniero civil que dedicó gran parte de su existencia al cultivo del idioma, defensor del lenguaje y la cultura cotidiana; fueron muy renombradas las correcciones a famosos columnistas como Manuel Drezner (Preguntas y respuestas del Espectador), Pangloss, Diego Montaña Cuellar, y quien lo creyera, a la inolvidable Crónica De Una Muerte Anunciada, propiciadora ésta de una réplica contundente de su autor, consignada en una columna, La Conduerma de las Palabras.

Circunscribiéndonos al análisis propuesto, de existir el personaje Argos, tendría hoy seguramente una tarea ardua, difícil y acuciosa, en la revisión y corrección principalmente de los “twitteros”  o trinadores que campean significativamente en el espectro de la comunicación colombiana; el twitter,  como si se tratara de una enfermedad contagiosa, se ha apoderado de la interacción comunicativa en forma abrumadora, limitado por las veleidades y afugias de los 140 caracteres. Este desarrollo tecnológico fue creado para mejorar una presencia “online”, descubrir lo que está pasando en un mundo real, con los ingredientes activos del tiempo verdadero, conversación pública y la simplicidad. Yo le sumaria inobjetablemente la comunicación veraz, respeto, seriedad, altura, objetividad, tolerancia, humildad, primordialmente; muchos principios elementales, desafortunadamente soslayados por los usuarios que compulsivamente replican sin fundamento, los polarizadores de la política en todos sus escenarios, los farsantes ocultos tras las máscaras del subterfugio, las mañas, la mala fe y la clandestinidad.

Indudablemente, el hombre contemporáneo no puede crecer en balde; la ciencia, el arte, la cultura y los aspectos relevantes de un mundo civilizado, deben ir articulados con la dinámica evolutiva, conservando la tendencia primigenia del objetivo fundamental del universo, cuál es el beneficio del género humano; es necesario que los usuarios y comunicadores de los medios de difusión, como las redes sociales, se aconducten, se comporten reflexivamente, mejorando la utilización de los 140 caracteres, ojala hasta llegar al umbral de la excelencia. Creo que se podría.

Una pauta: pensar que el famoso Argos los va a leer en las praderas infinitas de la eternidad, que los está analizando rigurosamente con su estilo de guardián, cancerbero, secundado diligentemente por Catón, el gran censor romano. Los que desconocen la historia de Argos y en la actualidad escriben  con ímpetu, intemperancia y fallas en la ortografía, deberían prevenirse, no reincidir, no arriesgar a encontrarse con un potencial emulo, corrector implacable en las praderas de la pureza idiomática. Ojalá recapaciten y los asista la sensatez y la proactividad.

 

Álvaro Yaguna

1 Comentarios


Alvaro Diaz 22-06-2020 02:47 PM

Cuando Argos hacia la gazapera, corregía normalmente textos de mucho más de 140 caracteres que le daban la seguridad, por el contexto, de estar corrigiendo exactamente lo que quería corregir. Por otro lado los textos que podía examinar eran pocos en comparación de lo que debería hacer ahora. Si hay algo que logran Twitter, Facebook, Instagram... Etc es la democratizacion de la publicación. Ahora cualquiera se siente con el derecho de publicar lo que escribe.... En tiempos de Argos, para que le publicarán a uno un texto, tenía que pasar infinitos filtros que desanimaban a cualquiera

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