Opinión
La peste del insomnio
La peste del insomnio es la enfermedad que tiene la nación colombiana. La pérdida de la memoria nos ha impedido formar una visión crítica de nuestra historia y, junto con ello, de la realidad actual. Se cree que los hechos históricos junto con la política se encuentran disociadas de la vida de las personas del común, falso: determinan la construcción del país, de la ciudad, del vecindario, del barrio y hasta de nuestra propia casa. Esta peste que fue descrita por García Márquez hace que los individuos olviden, que no recuerden acontecimientos y, a pesar de que recurren a escribir cada elemento, suceso para no olvidarlo hasta terminan por olvidar el saber leer. Asimismo ocurre con nuestro proceso formativo olvidamos la lectura.
La analogía formulada anteriormente, es para demostrar que el país no tiene memoria, que hemos superado el Macondo de Gabo, que nuestra realidad actual exige retomar la lectura, la crítica y el diálogo participativo con la acción por medio de la implementación de los mecanismos constitucionales con los que se cuenta. Para nadie es un secreto que el país se encuentra desgarrado por la corrupción, la violencia y la indiferencia silenciosa de la comunidad en general que permite de manera inerte que vendan las reservas del oro, se incrementen los salarios de congresistas, se aprueben la movilización de tropas extranjeras sin ningún tipo de debate en el senado, la indiferencia de las masacres, entre múltiples sucesos. Los cuales demuestran que nos encontramos gobernados por un presidente inexperto que no contextualiza el medio en el que se encuentra y que no ha logrado leer el panorama del país porque simplemente no le interesa, que no ha vislumbrado como lo describirá la historia.
Esa historia, que confirma que la horrible noche volvió, nunca se había ido, se encontraba acallada, pasible esperando a que la mano negra de personas externas volviera nuestros hogares más inseguros, que la madrugada cubierta por noche y niebla permitiera que terceros usurpadores de la vida acallen sueños en nuestros jóvenes, y que con el velo de la noche puedan operar ocultos mientras que la neblina responde a la impunidad con la que quedan estos actos. Las víctimas son revictimizadas una y otra vez al tener que demostrar que su muerte no tenía alguna justificación, demostrar que fueron víctimas, mientras que el Estado de manera fría les da la espalda y los convierte en objetivos militares para perpetuar la lucha por la tenencia de la tierra, el narcotráfico y el conflicto en el país.
El llamado es a que despertemos del insomnio que adormece la memoria y el espíritu crítico, se necesitan ciudadanos que ejerzan sus derechos, que defiendan la constitución que aparten los fanatismos políticos que solo ha traído al país una guerra de más de medio siglo y, que a través de la generación de pensamientos participativos y la construcción de una nueva política se pueda avanzar al progreso.
Ana Rosa Rodríguez
3 Comentarios
Excelente tu columna.
Es una triste realidad que vive nuestro país con una indiferencia ante la corrupción que se quiere perpetuar en los poderes de nuestra pobre democracia
Excelente como muestras la desgarradora realidad. Es cierto que estamos adormecidos y pasivos frente a tanta injusticia!!
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