Opinión

El fracking en Colombia

Álvaro Yaguna Nuñez

07/09/2020 - 05:05

 

El fracking en Colombia
Representación gráfica del proceso de fragmentación o fracking / Foto: Archivo PanoramaCultural.com.co

En los últimos días, ha sido noticia nacional los debates y discusiones en el seno del parlamento colombiano acerca de la aprobación del fracking para su utilización en el sector minero, aspecto que hace tiempo se ha venido exponiendo en los territorios, con apoyo y rechazo de organizaciones, entidades, especialistas, profesionales y expertos en la materia ambiental. Mucho se ha dado a conocer en los contenidos y textos sobre un procedimiento tecnológico moderno, aplicado en la obtención de recursos importantes del sub-suelo como el gas y el petróleo.

La pretensión que nos ocupa hoy es la de ampliar un panorama desde la definición del proceso, hasta la disposición final del insumo, pasando por las consideraciones, amenazas y daños al ecosistema, aparentemente los causantes de protestas y resistencias en muchas naciones del mundo, sin soslayar a nuestra querida Colombia. En esta, necesariamente hay que referirse al análisis realizado sobre las tendencias, comportamientos dados por las cifras y registros de la producción del crudo, sus reservas, elementos constitutivos, primordiales en el desarrollo e integración económica; al respecto, la compañía estatal ECOPETROL emitió hace algún tiempo un concepto por demás premonitorio, de la siguiente forma:

“Durante el año 2018, se dio un incremento significativo (probado) en las reservas de petróleo y gas. Explica ECOPETROL en la parte pertinente que, en buena medida, los precios del crudo dependen del énfasis en el recobro mejorado y las revisiones a las reservas. La variación del precio del hidrocarburo en los mercados internacionales ha sido muy buena en los últimos tiempos”. Viene la parte preocupante, complementaria al análisis de la estatal petrolera: “la vida útil de las reservas aumentó hasta 7,2 años, pero los nuevos hallazgos siguen como una materia pendiente para el país, pues en los próximos años, ni los recobros mejorados ni los precios internacionales, darán mejores noticias. ¿El fracking es el salvavidas?”

Surge en esta parte la alarma en torno al ítem “reservas”, dando lugar a las inquietudes, dudas y preocupaciones por el futuro y comportamiento del fundamental recurso. Como ya dijimos, principal componente y motor de la economía nacional. Desconociendo el meollo de la discusión, en los diferentes estamentos, pienso, que talvez se esté en la contienda de dirimir las implicaciones económicas (reservas futuras del hidrocarburo) VS las connotaciones ambientales y de salubridad. Mientras en los escenarios correspondientes se definen los aspectos legales, jurídicos, constitucionales de rigor, referente a la conveniencia o no de esta práctica controvertida, nos trasladamos deliberadamente a un punto no menos importante del análisis como lo es su definición, descripción del procedimiento, implicaciones positivas y negativas, el porqué de las protestas, los países que han utilizado la metodología, las expectativas del país, entre otros aspectos.

El fracking (expresión inglesa) es un procedimiento tecnológico consistente en fracturar hidráulicamente estratos rocosos del subsuelo con la finalidad de recopilar un combustible (gas-petróleo). Básicamente, es someter las capas inferiores del suelo a fuertes tensiones mediante estimulación hidráulica.

El procedimiento del Fracking posee algunas implicaciones en el aspecto ambiental y de salubridad; indican los expertos que, al tratarse de una práctica especial, son inherentes a ella los riesgos de explosiones y escapes de gases (principalmente ácido sulfhídrico, muy toxico en bajas concentraciones). Igualmente, el procedimiento descrito puede ocasionar contaminación al recurso hídrico y al ecosistema (los potenciales pozos en explotación liberan compuestos a la atmosfera como el benceno, metilbenceno, entre otros).

En Estados Unidos la práctica del Fracking tiene amplias facilidades y exenciones medio ambientales; las leyes federales son muy flexibles y proporcionan importantes regulaciones como la protección al derecho de un aire y aguas limpias, al igual que la prevención de sustancias toxicas, producidas en la ejecución de los trabajos. Indudablemente, en esta nación se han visto resultados asombrosos con la provisión del Fracking, dado que de importador inveterado, recientemente se ha tornado en un exportador importante en la órbita mundial. En un informe del Parlamento Europeo, se recomienda su regulación y que se hagan públicos los componentes que se emplean en la perforación de pozos para la obtención de los combustibles; otros países que han utilizado los procedimientos de tensiones hidráulicas al subsuelo son Canadá, Gran Bretaña, y en Latinoamérica, Argentina ha sido el abanderado del proceso.

Los defensores de la fracturación hidráulica argumentan que aquellos casos excepcionales donde se haya podido producir contaminación ambiental, ha sido por el uso indebido y malas prácticas en la construcción de los pozos.

En Colombia, las expectativas con respecto a la utilización del Fracking, en lugares específicos, se cifran en la obtención de una mayor cantidad de petróleo, con la posibilidad de lograr mayores recursos para financiar las políticas sociales y el desarrollo territorial.

Hace pocos días, en los diferentes medios de comunicación y en las “acuciosas” redes sociales se difundieron los nombres de los parlamentarios que aprobaron la determinante decisión; en lo que respecta al Departamento del Cesar, se espera todavía que sus representantes manifiesten públicamente el porqué de sus actuaciones con respecto al tema Fracking, sus fundamentos y criterios bien soportados, técnica y jurídicamente, considerados en la trascendental votación y decisión. No hay lugar, pienso yo, a señalamientos y estigmatizaciones, estando de por medio lo razonable y conveniencia benéfica para las comunidades. Es su compromiso. El Cesar y sus gentes esperan el pronunciamiento de sus representantes. Ojalá sea pronto.

 

Álvaro Yaguna

 

Fuentes:

Revista Semana, edición 1921

Revista DINERO, edición 557.

Wikipedia

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