Opinión

El Tata Medina lavó con sangre la dignidad de su hija

Arnoldo Mestre Arzuaga

05/11/2020 - 05:15

 

El Tata Medina lavó con sangre la dignidad de su hija

Cuando el pirata Francis Drake asaltó a Riohacha, en el festín de Tomás que hizo a lo largo de la costa caribe, tal vez ésta fue una de la más sangrienta, los Riohacheros se defendieron como gato boca arriba unidos con indios y esclavos, pero nada pudieron ante los pertrechos y experiencia en la guerra cuerpo a cuerpo del criminal pirata. Allí participó un negro mandinga del lado de los propios del lugar, comprado en el muelle a unos mercaderes, que, por la compra de un mandinga o carabalí, daban de gabela a un negrito yumeca traído de las crías de las negras jamaiquinas.

De ese negro color de ébano descendía Osvaldo Medina (el Tata Medina). Igual que su antepasado, era un hombre corpulento, de talla singular, de brazos y piernas fornidos y, sobre todo, de un carácter férreo. En una ocasión, cuando caminaba por su finca seguido de uno de sus guardas espaldas, éste para evitar una tentación le dijo: 'Vee tata, mejor déjame ir a mí adelante, tu tenei un espaldón ancho que provoca es darle un tiro”. La reacción del tata fue inmediata, se volteó y le pegó un tiro en la frente mientras le decía: “ojito vee, tomà pa' que no tengai malos pensamientos”.

Eso sí el 'Tata' era un hombre trabajador, serio y cumplido con su palabra, por eso sus paisanos por decirle papá, le decían tata.

Tenía unas hijas hermosas, morenas, de cuerpos de palmeras mecidas por el viento que parecían al caminar. Tan mala suerte tuvo un atrevido muchacho riohachero que, abusando del amor que hizo sentir con falsas promesas de matrimonio, mancilló a una hija del hombre más temido de la ciudad. La repuesta fue inmediata, el Tata retó a duelo público al atrevido galán, de modo que, ante los padrinos escogidos, los dos murieron bajo la mirada y estupor de sus paisanos.

Un tío temiendo por la seguridad de sus sobrinas busca refugio en la ciudad de Valledupar donde ejerce su profesión de contador, y es precisamente Don Tirso Medina, quien más tarde hace la partición de los bienes a los herederos de Don Sinforoso Pumarejo.

Casó a todas sus sobrinas con hombres distinguidos, se sentía comprometido con el hermano fallecido en el lamentable hecho que los obligó a abandonar su natal Riohacha. De ese corpulento, descendiente de mandingas y carabalí descienden distinguidas familias y conocidos hombres y mujeres del Valle de upar, entre ellos quien escribe este artículo, Arnoldo Orlando Mestre Arzuaga, que por dentro lleva un Tata Medina, y lo saca a flote cuando un irrespetuoso atenta contra su dignidad y la de su familia.

 

Arnoldo Mestre Arzuaga

Sobre el autor

Arnoldo Mestre Arzuaga

Arnoldo Mestre Arzuaga

La narrativa de Nondo

Arnoldo Mestre Arzuaga (Valledupar) es un abogado apasionado por la agricultura y la ganadería, pero también y sobre todo, un contador de historias que reflejan las costumbres, las tradiciones y los sucesos que muchos han olvidado y que otros ni siquiera conocieron. Ha publicado varias obras entre las que destacamos “Cuentos y Leyendas de mi valle”, “El hombre de las cachacas”, “El sastre innovador” y “Gracias a Cupertino”.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

La lectura crítica que no es crítica

La lectura crítica que no es crítica

  No logro explicarme cómo hay profesores, particularmente de castellano, que se han tragado el cuento que inventó el Icfes hace al...

Tenemos que ser escritores

Tenemos que ser escritores

Apreciados compatriotas: Si desean seguir encontrando rastros de lo que hoy somos, es necesario revivir la historia. Algunas cosas han ...

A propósito de Claudia López

A propósito de Claudia López

Al analizar lo que le acontece a la reconocida congresista Claudia López pensaba en el significado de la indignación, la impotenci...

Editorial: ¿Día del ciclista o del taxista?

Editorial: ¿Día del ciclista o del taxista?

El pasado viernes 4 de julio fue decretado en Valledupar el día de la bicicleta: una jornada de civismo promovida por el alcalde Fredy...

El ocio como amor propio y resistencia política

El ocio como amor propio y resistencia política

  Vivimos diariamente en el trajín de un sistema que nos exprime cada vez más, que nos roba el oxígeno, extorsiona, manipula, vi...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados