Opinión
El día que conocí a Álvaro Uribe
Fue en 1998, por invitación de mi primo Jorge Herrera. Fui a la feria de Montería, recuerdo que ya era tarde: el juzgamiento equino se había extendido y sólo habíamos quedado las personas amantes del caballo de paso fino colombiano.
Había mucha discusión entre los asistentes sobre cada competencia. Algunos hacían apuestas y cábalas sobre los posibles ganadores, los expertos descubrían errores y defectos cuando la competencia era difícil de definir: que coleó, que nos es castaño cerrado, que sus rasgos son de albinismo, que es movido de ancas… En fin, toda la jerga de los caballistas.
Yo hacía mis pinitos en esta actividad, tenía una yegua que le compré a Fernando Acevedo hija de el gran Tenampa, descendiente de Amadeus, de la misma línea de Francisco el hombre un caballo fuera de concurso de propiedad de Diomedes Daza. Estaba tan concentrado en todo lo que pasaba en el evento que todo me molestaba, para escuchar mejor los azotes de los cascos en la pista sonora me hice arriba en la última hilera.
Allí me senté al lado de un cachaquito que lucía un sombrero aguadeño y en su mano tenía un perrero, recuerdo que se estaba juzgando a un grupo de potrancas de color zaino todas que se distinguían solo por sus números en el hombro del jinete. No había terminado de sentarme bien cuando el cachaquito me puso conversación. “Mira bien esa potranca, la numero 14, es un lujo de animal: temperamental, definida en su andar y muy resortada, puede ser la ganadora…”.
Yo me incliné por otra, le dije: “Pero mire la 9, es más rápida”. Enseguida me corrigió: “Sí, pero colea mucho y no es atenta a las órdenes del montador”. Después de esa competencia vino otra y otra, y todos los aciertos me los ganaba el cachaquito que siempre me brindaba cervezas, al fin a eso de la una de la mañana se terminó el evento.
Me despedí cordialmente y en son de burla me dijo: “Tenés que aprender más, no acertaste ninguna”. Reí un poco y me retiré, cuando bajé a reunirme con Jorge, éste asombrado me dijo: “Nojodaaa, primo, tú si eres lizo, te gorreaste a Álvaro Uribe toda la noche, yo sorprendido le respondí cuál Álvaro Uribe, yo estaba era con aquel montador que está allá arriba”. “Ése es Uribe Vélez me dijo y te lo gorreaste”.
Arnoldo Mestre Arzuaga
Sobre el autor
Arnoldo Mestre Arzuaga
La narrativa de Nondo
Arnoldo Mestre Arzuaga (Valledupar) es un abogado apasionado por la agricultura y la ganadería, pero también y sobre todo, un contador de historias que reflejan las costumbres, las tradiciones y los sucesos que muchos han olvidado y que otros ni siquiera conocieron. Ha publicado varias obras entre las que destacamos “Cuentos y Leyendas de mi valle”, “El hombre de las cachacas”, “El sastre innovador” y “Gracias a Cupertino”.
0 Comentarios
Le puede interesar
Trapos al aire
Pasar preferiblemente por las noches después de las diez por el nuevo parque donde está ubicada la Gobernación del Cesar, es uno d...
La educación nuestra de cada día
Por fin dejamos de ser los primeros en lo que deberíamos ser los últimos. Ahora, en cambio, somos los menos malos entre los peores....
Somos una sociedad enferma
Ante el aberrante y macabro crimen de un angelito en Bogotá, los colombianos nos horrorizamos, llenamos de frustración, furia y dol...
No más polarización, no más guerra
En un mundo como el que vivimos, en una época como la que nos toca en suerte vivir, en un país polarizado como Colombia, se not...
Gracias, Carlos Vives
El día que al artista Carlos Vives se le ocurrió la acertada idea de ir al balneario Hurtado del rio Guatapurí y llamar la ate...