Opinión

Las Mujeres y la juventud guajira: el poder de la transformación

Fabrina Acosta Contreras

11/05/2021 - 04:35

 

Las Mujeres y la juventud guajira: el poder de la transformación
Manifestaciones sociales y culturales en las protestas de la Guajira / Foto: créditos a su autor

 

Colombia en pleno caos y agitación; las marchas, los desaparecidos, jóvenes heridos al borde de la muerte por ejercer su derecho a protestar, tres mujeres asesinadas en menos de 72 horas en La Guajira, miles de fallecidos por causas asociadas a covid-19, entre tantas cosas más que nos informan que estamos en un momento de estremecimiento social que debe llevarnos a crear nuevas narrativas y acciones.

Nos transformamos o nada habrá valido la pena, los gobiernos deben entender que las mentiras de campaña deben cambiarse por acciones contextualizadas a las necesidades, no de espaldas a la ciudadanía sino en equipo con ella. La ciudadanía debe renunciar a la indiferencia, el sector privado y la academia deben tener protagonismo en este cuarteto (gobierno, sector privado, academia y ciudadanía) que bien articulado podría lograr el cierre de brechas sociales, económicas y culturales.

De este modo, no puede seguir siendo parte del paisaje la violencia, el irrespeto por la vida, el racismo, la misoginia y todas las formas de vulneración de los derechos humanos. No pretendo romantizar algo tan complejo como la problemática nacional, reconozco que es momento de desarraigar las desigualdades o injusticias desde la ciudadanía activa pacificadora pero no boba y letárgica.  De hecho, celebro que la patria boba esté despertando y genere acciones reivindicadoras, pero siempre repetiré: Amarnos es urgente, cuidarnos, valorarnos y hacernos sentir desde acciones contundentes que no repitan las formas de aquellos siguen creyendo que todo se resuelve dando la orden de silenciar o matar; este mundo no será viable si no comprendemos que la vulneración de los derechos humanos será siempre la ruta de la involución humana.

Todas vivas, todas protegidas: mujeres reivindicando sus derechos

Golpear a una mujer no es algo cultural, es un crimen,

y debe ser dirigido y tratado como tal

(Hillary Clinton)

Como feminista y tejedora de paz, rechazo las violencias basadas en género. Con dolor uterino lamento el asesinato de las 3 mujeres en La Guajira y de todas las mujeres a quienes matan por el hecho de ser mujeres. Que la violencia no nos nuble la razón, la compasión, el respeto, amar es urgente no me cansaré de decirlo, es hora de transformar realidades, el silencio y la indiferencia no pueden volver a ser una opción. Las mujeres merecen vivir sin miedos, con las garantías para transitar de lo privado a lo público, de ser libres y protagonistas de la transformación, por ello celebro y me inspiran las manifestaciones lideradas por las organizaciones sociales de mujeres, indígenas, culturales y sociales en La guajira, eso quiere decir que algo está pasando y que no se continuaran normalizando las violencias, el machismo y el racismo.

Ningún territorio podrá decir que logró desarrollarse si continúa asesinando a sus mujeres, basta de feminicidios y de considerar los cuerpos femeninos como merecedores de violencias, definitivamente la transformación se da desde la equidad e igualdad o no será posible, es momento de “ni una mas asesinada, ni una menos entre nosotros”. La violencia contra las mujeres no es un problema de las mujeres sino de toda la humanidad, es decir, involucra a todos y todas, por lo cual, urge que se intervenga desde las políticas públicas, el sistema educativo, las familias y la sociedad en general.

Protestas en la Guajira, Colombia  / Foto: créditos a su autor

La juventud tejedora de nuevas realidades

Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país,

nadie va a venir a salvarlo. ¡Nadie!”

Jaime Garzón

El país hoy se manifiesta no solo desde Bogotá, sino desde las regiones, con los indígenas, los afros, los y las jóvenes, ante esto nadie, ni siquiera un sistema sordo puede hacer caso omiso, toda agitación es maravillosa y si es desde el arte, la academia, los feminismos y todos los movimientos pacificadores podremos decir: lo logramos.

Los y las jóvenes de la guajira han demostrado que se puede protestar en paz, con convicción y desde el poder del arte, por ello hago un reconocimiento a todas las organizaciones de jóvenes y en especial al grupo de danza urbana – show time dance – liderado por el bailarín afroguajiro Eiser Moscote y la talentosa Arianna Borelly esas son las formas de decir, que en la guajira se están escribiendo nuevas realidades, no solo preguntándose que nos puede dar nuestra tierra, sino que le damos desde nuestras capacidades a ella. Ésa es la nueva generación que necesita La Guajira, una que trascienda paradigmas y sea capaz de escribir historias diferentes desde la resiliencia y la creatividad que posibiliten “descoruptizar” el sistema desde pensamientos críticos y la unidad social.

Más allá de los estigmas

No se puede condenar el derecho a protestar, y menos todavía condicionar la democracia a lo que unos pocos que están en el poder consideran correcto. Es importante que los medios de comunicación que son tan influyentes sepan nombrar las noticias y que no comulguen con formas incendiarias, que el gobierno recurra a narrativas que no lesionen más al país y que busque los caminos para que cese la horrible noche y el bien germine ya.

Con eso no estoy apoyando ningún acto violento, ni me estoy refiriendo a los actos vandálicos, hablo del estado social de derechos en el que vivimos y de los colectivos que, de manera pacífica, se organizan para pedir garantías de vida y reivindicar los derechos a los que como humanos deberíamos tener acceso.

Es importante reconocer que los gobiernos deben renunciar a generar mendicidad y asistencialismo para perpetuar su poder y condenar a la sociedad a la mediocridad, es necesario la educación y la libertad del pensamiento critico para que todo cambie, si continuamos en un sistema que somete a la uniformidad y a la dependencia seguiremos sumergidos en la pobreza desde todas sus dimensiones.

Colombia se respeta, merece la paz, es tierra de reinvenciones. Amemos nuestra patria. Y como dice William Ospina: “Bastaría una sola cosa para que Colombia cambie hasta lo inimaginable. Bastaría que cada colombiano se hiciera capaz de aceptar al otro, de aceptar la dignidad de lo que es distinto, y se sintiera capaz de respetar lo que no se le parece. Esa es tal vez la única revolución que necesita Colombia”.

Cierro afirmando que al poder no le sirve que la sociedad despierte y, definitivamente, a la sociedad, ni hoy ni nunca le van a servir gobiernos paternos/asistenciales que someten a la antidemocracia y a la mendicidad que hacen que se mantenga el asistencialismo que es el circulo vicioso más perverso.

De este modo, hay que depositar la esperanza en que la juventud y las mujeres tienen un poder especial para escribir nuevas historias transformadoras.

 

Fabrina Acosta Contreras

@Facostac

Sobre el autor

Fabrina Acosta Contreras

Fabrina Acosta Contreras

Evas&Adanes

Nieta de Rita Contreras, leyenda viva de 109 años. Escritora e investigadora Guajira, psicóloga, Magister en estudios de género, Magister en Gestión de Organizaciones y Especialista en Alta Gerencia. Creadora de la Asociación “Evas&Adanes” desde la cual lidera diversas iniciativas ciudadanas como los foros “La Mujer en el vallenato”, “Tejiendo esperanzas por la Guajira”, el programa radial Evas&Adanes, entre otras. 

Ha recibido reconocimientos por la causa que lidera tales como: Joven sobresaliente de Colombia TOYP 2018 (JCI Colombia), máxima distinción del departamento de La Guajira medalla Luis Antonio Robles, personaje diez en el departamento de Amazonas, medalla a Mujer extraordinaria con proyección social otorgada por la Asociación de Mujeres de la Guajira. 

Ha sido columnista por más de 10 años de varios medios puntualizando temas de género y derechos de las mujeres, así como las causas por la guajira. Es autora de los libros Mujer Sin Receta: Sin Contraindicaciones para hombresEvas culpables, Adanes inocentes”, “De esas costumbres que hay en mi tierra: una mirada a los imaginarios sociales de la violencia de género”, “Mujeres sin receta: Más allá de los mitos”.

 

@Facostac

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