Opinión

De Agualongo a Doña Salud

Diógenes Armando Pino Ávila

16/07/2021 - 04:50

 

De Agualongo a Doña Salud
Colombia / Fuente: Swisscontact

 

Definitivamente, como dicen los gringos, somos una Banana Republic, o como dicen algunos jóvenes desencantados “Un platanal” (expresión que no me gusta) pero que en parte traduce a castellano lo que realmente somos o por qué somos o nos comportamos de la manera que lo hacemos.

Comenzaré remontándome a la historia, año 1811 en Pasto, donde un mestizo aficionado a la pintura de nombre Agustín Agualongo se alistó en el ejercito realista para defender lo que a su juicio era lo correcto, es decir defender el mandato de la monarquía española en cabeza de Fernando VII, que oprimía y explotaba al Nuevo Continente. Agualongo decidió enlistarse con los realistas y atacar las huestes independentistas que luchaban por la libertad de Colombia.

Agualongo fue un soldado aguerrido que defendió con ardor la causa realista y con bravura atacó los ejércitos libertadores, ganando incluso varias batallas y siendo ascendido y reconocido por sus acciones en el ejercito español. Este mestizo retrasó por más de un lustro la independencia de  Pasto, Ecuador y Perú, hasta que fue derrotado y capturado por José María Obando y, finalmente, el 13 de julio de 1824 fue fusilado y su último grito fue “¡Viva el Rey!”.

Otro caso que me llama poderosamente la atención es el ocurrido el 10 de noviembre de 2007, durante una caldeada Cumbre Iberoamericana realizada en Santiago de Chile, donde el presidente de Venezuela Hugo Chávez se enfrascó en una discusión con el presidente de España José Luis Rodríguez Zapatero, por la intromisión que había hecho el ex presidente español José María Aznar en el sonado golpe militar en contra de Chávez en el año 2002. La discusión de estos dos presidentes se calentó de tal manera que se cantaron algunas verdades fuera del hipócrita protocolo que se usa en tales reuniones; a tal punto llegó la discusión que el Rey Juan Carlos sacando a flote la prepotencia de su rancia investidura pronunció, en contra de Chávez, la frase irrespetuosa de “¿Por qué no te callas?”.

El tercer caso que me llama la atención es el de la “españoleta” doña Salud Hernández que se sale de las ropas y, como dueña de casa, manda para Cuba a Petro por un trino en Twitter donde el 12 de julio de este año Petro tuiteó: “En Cuba, como en Colombia, se impone el Dialogo social. Las sociedades vivas son las que se mueven y logran las transformaciones a partir de su diálogo y no de su autodestrucción.” Que lo dicho por Petro es neutro, no denota ideología ni parcialidades, sino que pone en la balanza los casos de Cuba y Colombia. Eso no daba para la diatriba de doña Salud.

Cuando el Rey Juan Carlos mandó a callar a Chávez, muchos latinoamericanos sacaron a relucir de ese sub fondo salitroso del alma servil del cipayo y se fueron lanza en ristre contra Chávez y a favor del Rey, no importó que Chávez fuera latinoamericano, y que el otro era de otro continente, primó la mentalidad lacaya y rodillona que desde la colonia se agazapa en el pensamiento de muchos compatriotas y donde no se mira objetivamente el hecho, sino que todo lo filtra el sesgo ideológico.

En el caso de doña Salud y Petro, ocurrió algo similar, las redes se agitaron y de qué manera, la bodega de derecha se disparó en una lluvia de insultos contra Petro y sus defensores y viceversa. Insultos sin sentido tales como que Doña Salud, dijo uno de los participantes, lleva 22 años en el país y por ello tenía derecho de mandar a Cuba al que ella quisiera. Razonamiento obtuso, pues si se pone en el mismo contexto, Petro la podía echar a ella pues es nacido en Colombia y tiene 62 años de vivir aquí en su patria.

Creo que hemos llegado a un grado de degradación del pensamiento, pues la ideología obnubila la razón, peor aún muchos ni siquiera piensan autónomamente, solo repiten como loros lo que los de arriba quieren que se diga en una matriz de pensamiento ideológico que insulta la inteligencia y que convierte en necrófagos a los que siguen la matriz sin importar si se es de derecha o de izquierda. Colombia necesita ciudadanos autónomos que repudien y abandonen al ser heterónomo en que han convertido a las bases. Necesitamos colombianos pensantes, líderes capaces y jóvenes que destapen la podredumbre de esta caldera repleta de basura, corrupción y mafia que es la política colombiana.

 

Diógenes Armando Pino Ávila

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Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

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