Opinión
Riohacha y sus 476 años, un amor para toda la vida

El cumpleaños de la tierra que me vio nacer me lleva a pensar en su historia y su actualidad, en cómo vamos y qué nos espera. Me pregunto: ¿hay esperanzas para ella? Eso depende del concurso de voluntades políticas, sociales y ciudadanas; además de reflexionar respecto a qué tanto amamos nuestra tierra, la cuidamos, la mantenemos limpia y unimos esfuerzos para trascender a las crisis. No se trata de condenarnos a la imposibilidad de cambiar las historias caóticas, sino de visionarnos como sujetos y sujetas capaces de aportar al avance.
Riohacha cumple 476 años de historias culturales, turísticas, familiares que se tejen desde la esencia macondiana del caribe inmenso que encabeza La Guajira. Una capital de mar, tertulias, carnaval, gastronomía y desafíos por enfrentar, sin desconocer las cosas buenas que le hacen majestuosa, hay que hablar de la transformación política y social que requiere, es pertinente que le permitamos reencontrarse con la categoría de Distrito, eso implica una renovación de la cultura ciudadana, prácticas políticas transparentes y lejanas a la normalizada corrupción y una intervención holística que no excluya sectores tan importantes como el arte, la cultura o el deporte, es pertinente y se hace urgente trascender a modelos ortodoxos –que reducen todo a obras de cemento– para intervenir a Riohacha desde visiones integradoras y basadas en el bien común.
La forma de celebrar el cumpleaños de mi tierra natal es que podamos superar la falta de autoestima ciudadana, que tejamos visión colectiva y que, como ciudadanía, asumamos una actitud proactiva que vaya desde elegir bien a los y las mandatarias, mantener limpio el entorno, reconocer que el espacio público es de todos y todas en ese sentido necesita nuestro cuidado y atención hasta no despersonalizar nuestro amor por Riohacha.
No pretendo sonar a romántica descontextualizada de la realidad, esto que digo es posible y Riohacha lo necesita, duele mucho ver sus calles con puntos críticos de residuos como si fuera un pueblo abandonado y hay que recordar que la gran casa de quienes nacimos y tenemos nuestra familia ahí, es toda la ciudad, no nuestra casa privada sino nuestro territorio, su mar, su río, sus calles, sus historias, todo nos pertenece y nosotras a él, por eso el amor por el suelo que nos ve nacer debe ser debe ser infinito, ese para siempre traducido en gratitud y lealtad.
Riohacha necesita avanzar en varios aspectos, tiene muchas falencias y situaciones críticas que le alejan de ser percibida como distrito capital, pero aún con esa realidad es nuestro deber ético y ciudadano hacer consciencia de lo que podemos aportar para que sea cada día mejor, en este sentido, el concurso de la institucionalidad (pública y privada), la academia, las organizaciones sociales y ciudadanía en general deben fusionar propósitos y acciones para darle el mejor regalo a Riohacha, una estructura de distrito majestuoso de la tierra donde comienza Colombia, un territorio poderoso que merece recuperar su majestuosidad y la categoría que tiene en la historia de Colombia. Hay una nueva generación que se levanta y es fundamental que haya un tejido intergeneracional que conlleve a co-creaciones de nuevas realidades políticas, sociales, culturales y económicas para Riohacha, la tierra de mar y rio.
Fabrina Acosta Contreras
Sobre el autor

Fabrina Acosta Contreras
Evas&Adanes
Nieta de Rita Contreras, leyenda viva de 109 años. Escritora e investigadora Guajira, psicóloga, Magister en estudios de género, Magister en Gestión de Organizaciones y Especialista en Alta Gerencia. Creadora de la Asociación “Evas&Adanes” desde la cual lidera diversas iniciativas ciudadanas como los foros “La Mujer en el vallenato”, “Tejiendo esperanzas por la Guajira”, el programa radial Evas&Adanes, entre otras.
Ha recibido reconocimientos por la causa que lidera tales como: Joven sobresaliente de Colombia TOYP 2018 (JCI Colombia), máxima distinción del departamento de La Guajira medalla Luis Antonio Robles, personaje diez en el departamento de Amazonas, medalla a Mujer extraordinaria con proyección social otorgada por la Asociación de Mujeres de la Guajira.
Ha sido columnista por más de 10 años de varios medios puntualizando temas de género y derechos de las mujeres, así como las causas por la guajira. Es autora de los libros “Mujer Sin Receta: Sin Contraindicaciones para hombres”, “Evas culpables, Adanes inocentes”, “De esas costumbres que hay en mi tierra: una mirada a los imaginarios sociales de la violencia de género”, “Mujeres sin receta: Más allá de los mitos”.
0 Comentarios
Le puede interesar

Los “Mampanos” deben cuidarse
Durante los años 80, en la época dorada del vallenato, existía en el Cesar y la Guajira cinco agrupaciones a las que se debía res...

Fraude, sorpresa, catapila y otras palabritas
Me llaman unas amigas de Cúcuta, ciudad altamente vallenatera, para preguntar por una frase de la cantante Ana del Castillo -que ellas...

Crisis hospitalaria en el Cesar
La crisis del sistema de salud es recurrente en todo el territorio nacional, a diario nos indignamos y repudiamos casos donde las EPS...

El vuelo de la golondrina, primera etapa
Una tarde soleada en un pueblo boliviano, tres abuelos se hallan sentados exponiendo sus trajes típicos, una postal de nuestro contine...

Adiós a los clanes
Uno de los problemas más graves que tiene nuestra patria es sin duda la corrupción, llevada a su máxima potencia. Por ahí, por ...