Opinión

Territorio, identidad y cultura

Diógenes Armando Pino Ávila

22/10/2021 - 05:05

 

Territorio, identidad y cultura
Fuente: ilustración de Prezi

 

Llevo varias semanas escribiendo sobre territorio, cultura e identidad, y, para ir cerrando el tema, creo necesario definir un poco los términos que hemos utilizado en dichos escritos, puesto que algunos amigos lectores me han pedido ser más específico respecto al tema.

Me aventuro a definir el territorio como ese espacio geográfico, es decir, el contexto donde convive un grupo social, es el lugar donde el individuo mantiene y moldea algunas prácticas sociales relacionadas con su espacio o hábitat, es pues, la compleja relación del individuo con el paisaje, el cual apropia, interioriza y en el proceso convierte en «su paisaje», parte esencial de su espacio vital. Aquí en este contexto, relación individuo-paisaje se da el fenómeno simbólico de la cultura, la que, a su vez, le da significados a los signos, símbolos, normas, actitudes y valores propios de la comunidad y del colectivo de individuos que pueblan el territorio. Símbolos y representaciones compartidas en ese contexto histórico-social donde existen como comunidad.

Ahora bien, a todas éstas: ¿qué es la identidad? Esta no es otra cosa que la idea que tenemos de nosotros mismos en relación con los demás, por tanto, en ese todo llamado paisaje, símbolos, normas, valores que se da en los individuos de un contexto geográfico, histórico y social, es por ello, que el grupo, la comunidad o los individuos se autoidentifican como parte integrante de la comunidad, o desconocen, incluso pueden rechazar a quien no tenga los mismos códigos culturales del territorio.

Tal relación, Territorio, paisaje, cultura, individuo conforman el “nosotros” que no es otra cosa que la reunión del “Yo” de todos los individuos del colectivo. Aunque parezca enrevesada las definiciones que doy, son un acercamiento a un tema bastante complejo y que de su complejidad se han valido desde siempre para ejercer relaciones de poder y dominio, los individuos de culturas diferentes para dominar los otros y, uno de los signos de dicho intento es la negación de la cultura vernácula, la invisibilizaciónn de la simbología, pautas y códigos culturales para propiciar la implantación deculturadora de otros signos, es decir de otra cultura sobre la local y terrígena.

Por todo lo anterior los trabajadores de la cultura, los sabedores y detentores de los saberes territoriales deben tener claro cuál es su territorio, cuál su paisaje, cuáles los signos y códigos culturales, cuál la historia de su hábitat, para que puedan defenderla, difundirla, perpetuarla, para que sean los guardianes de esa cultura heredada de nuestros mayores. Es menester la instauración de la “Catedra sobre la cultura y la historia local” con el propósito de complementar y profundizar el conocimiento que da la familia sobre la identidad cultural de los individuos del Territorio.

Se hace necesario que el ente territorial genere una política pública que impulse la cultura a través de las Casas de Cultura, bibliotecas, grupos de danza, teatro, escuelas y colegios y que además financie e impulse eventos culturales, llámense encuentros, festivales, convites, fiestas que tengan como epicentro las formas identitarias de los territorios, que a través de dichos eventos los individuos reivindiquen su identidad territorial, su origen e historia común, para que se reconozcan en comunión y sientan el orgullo de lo propio.

No podemos seguir viendo al territorio como si no viviéramos en él, pues no solo vivimos, estamos imbuidos en él, en su cultura, en su paisaje, en sus saberes, en sus costumbres, en sus tradiciones, en fin, somos parte integrante de ese “todo común” que llamamos territorio, así que de nada sirve desconocerlo, ya que tal actitud denota ignorancia supina, rayana en la estupidez, pues el hombre tiene intereses vitales con su Ethos , el hombre debe sobrevivir no solo en forma física, sino psíquica y social, como diría Erik Fromm, “los intereses vitales humanos están necesariamente marcados de sentido y responden a una trama simbólica de raigambre existencial, intereses que son defendidos hasta con la propia vida”.

Lo anterior indica que el desarraigo y la desterritorización son enemigas del hombre, de su entorno, de su historia, de su cultura, por tanto, debe luchar por su Ethos vital, defenderlo y sentirse dueño, orgulloso de su origen, de su familia, de su territorio.

 

Diógenes Armando Pino Ávila

@Tagoto

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

@AvilaDiogenes

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Lo que ensombrece a la JEP

Lo que ensombrece a la JEP

  Desde su creación, este gran tribunal que surgió tras la firma de los acuerdos de paz de La Habana, entre el gobierno del entonce...

A un hombre de acero no se le baja la moral

A un hombre de acero no se le baja la moral

Nací en un pueblo, donde pagar el servicio militar era un acto de hombría y de orgullo familiar. Los hombres adultos mostraban sus ...

Festival, trabajo e ingresos

Festival, trabajo e ingresos

Como es natural, hay diferentes maneras de vivir el Festival Vallenato. Para las élites es el momento de hacer relaciones públicas y ...

Editorial: Una instalación artística para borrar la incertidumbre

Editorial: Una instalación artística para borrar la incertidumbre

‘Sumando Ausencias’, no es una obra cualquiera. Es la reacción de una artista de primera línea ante la situación de incertidum...

La dura y cruel realidad del conflicto colombiano

La dura y cruel realidad del conflicto colombiano

Desde mediados del siglo pasado Colombia entró en una etapa muy crítica de su historia, por las pugnas entre los partidos tradicion...

Lo más leído

Las 6 grandes etapas de la Revolución Francesa

Tatiana Mejía Pervis | Historia

Breve historia de la ciudad de Corozal

Andrés Morales | Historia

Aquellos coristas de la música vallenata

Fabio Fernando Meza | Música y folclor

Adriano Salas, mártir y genio olvidado del canto vallenato

Alfonso Osorio Simahán | Música y folclor

Dos joyas de la música vallenata: Río seco y Río crecido

Eddie José Dániels García | Música y folclor

La creciente de El Banco, la canción de Luis Enrique Martínez

Álvaro Rojano Osorio | Música y folclor

Tite Curet Alonso, patrimonio cultural caribeño

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

Chule y Baro: Los hermanos Zuleta

Fabio Fernando Meza | Música y folclor

El chocolate: otra gran historia americana

José Luis Hernández | Historia

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados