Opinión
La primera piedra que fue la última
Voy a iniciar con un fragmento de un poema de Jaime Jaramillo Gómez, X-504, cofundador del Nadaísmo:
“Una mañana andaba un hombre desnudo por las calles de la ciudad. La policía lo metió a la cárcel pocas horas después, como a todo hombre que intenta ser feliz”.
Y lo hago porque hubo una mescolanza de términos entre el Nadaísmo que no es más que otra interpretación de la existencia humana pero que un amigo confundió con el arte de no dejar hacer NADA, como ha pasado con el tema principal de esta columna.
Y a eso voy, en Valledupar una obra fue anunciada con bombos y platillos, el tan esperado Centro de Protección y Bienestar Animal, obra que se iba a hacer en el corregimiento de Guacoche, población que está a pocos minutos de la ciudad en mención, pero que se quedó en la primera piedra porque la obra ya no va allá.
La primera piedra que daba inicio a esta prometedora obra el 6 de julio del presente año “un día histórico” como lo señaló el alcalde Mello Castro, se convertiría después también en la última, todo esto por la negativa del consejo comunal del corregimiento que no dio via libre a la construcción, frenaron aduciendo que la comunidad se oponía a la realización de la obra al lado de un colegio –comunidad donde tomaron carrera varios sofismas que llevaron a la tergiversación de la finalidad y funcionamiento de la obra– donde convergen alumnos de varias poblaciones y que no se escucharon, hoy no sabemos si la mayoría de la población está en contra de la obra porque no hubo un consenso real, solo sabemos que el consejo comunitario en la comodidad de escuchar las voces más cercanas tomó dicha decisión en una unanimidad hipotética y subjetiva.
Lo recordó el abogado Evelio Daza Daza en estos días de disputas de independencia haciendo mención del magistral título de Ernest Hemingway “¿Por quién doblan las campanas?“. ¿Quiénes asumen de dictadores y le dan la espalda al progreso de las comunidades?, “No se sabe” porque a la hora de deliberar se habla de todos, aunque no todos lo estén haciendo.
La justificación es la compañera más antigua de un hecho y acá tanto la administración como el consejo comunal la tienen y con ella se quedaron flotando en la Nada. No existe obra perfecta, puede tener la mejor planificación, pero los contras siempre estarán ahí, cobrando con el tiempo y esto lo dice una de las personas que se opuso a la finalización de la pavimentación de la via Valledupar-Guacoche que entraba al pueblo cuando este no tenia, y no tiene, ni agua potable ni alcantarillado, muchos se fueron en mi contra, pero el tiempo entrega razones, hoy más que nunca se entendió que uno primero se pone los calzones y luego el pantalón, pero la obra fue, y por eso en honor a no perder la coherencia el debate ahora es sobre la realidad y la Nada, y traigo esto a colación porque otra de las excusas que usaron como talanquera fue la falta de alcantarillado que entra en conflicto con el manejo de residuos sólidos que produciría el centro aun cuando la obra explique y tenga la solución.
Guacoche es una población a la que pocas veces llega un beneficio, a diferencia de los otros pueblos a los que no les llega uno casi nunca… Hoy se va una obra y con ella la ilusión de reactivación económica, se llevan 50 empleos directos, de 90 a 100 empleos indirectos, aproximadamente, por 8 meses, se llevan de 8 a 10 empleos estables para funcionalidad, se llevan un génesis de reactivación económica de más de 3 mil millones de pesos, se llevan la posibilidad de que las instituciones educativas se interesen en el centro y trasladen sus facultades a fin de realizar investigaciones en él, hasta lo más mínimo se llevan; ese peso que dejaría la persona que iba a llevar o adoptar una mascota en condición de abandono o maltrato. Y así como sucedió con el hombre desnudo y feliz llegó una autoridad y terminó una alegría, porque a veces el poder que le dan a alguien solo sirve para eso: La Nada.
Colofón: es cierto que el pueblo necesita alcantarillado, necesita un mejor puesto de salud, necesita tantas cosas, pero éstas no van a llegar porque esta obra se vaya, hoy el debate queda en la nada, porque la división de nada es nada.
Andy Romero Calderón
Sobre el autor
Andy Romero Calderon
Vallenato de Guacoche
Vallenato de cédula, guacochero de nacimiento. Ingeniero de sistemas de la Universidad Popular del Cesar. Me gusta la buena crítica y política, sin caer en sus vicios y hasta donde los argumentos me dejen llegar. Amante de la buena música y no de un género en específico. El silencio es, después de la palabra, el segundo poder del mundo.
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