Opinión
Yo soy la india Catalina
Icono monumentario de la ciudad de Cartagena de Indias, personaje emblemático, enigmático, desconocido, estampa mercantilista para forasteros y nativos. Su altivez, vulgarización y llamativa belleza deslumbran, como veremos, probablemente su figura corresponda a otra de las tantas mentiras de la historia. Me propongo recrear qué hay detrás de un monumento, de una estatuilla, de unos relatos colonizantes del pensamiento tejidos alrededor de este personaje, la India Catalina, oportunidad para hurgar en el proceso refundacional de esta ciudad, un primero de junio del año 1533.
Cuando en 1502 Rodrigo de Bastidas descubre y reconoce la costa Caribe colombiana, y con ella la bahía de Cartagena de Indias, estaba habitada por las naciones Calamarí del grupo Karib, llamados Caribes por los españoles. El territorio de lo que se conoció como la Gran Provincia de Cartagena de Indias, con orígenes, lenguas y grados de desarrollo diferentes, albergaba a indígenas malibúes, macanaés, calamares, urbacos, urabáes y zenúes, todos satanizados acusándolos de caníbales, para justificar así su exterminio.
En consecuencia, antes de la invasión española a la comarca o área de influencia de la bahía de Cartagena, el territorio albergaba poblados nativos habitándola con sus formas de vida, costumbres, tradiciones, cultos, lengua y demás elementos característicos de una sociedad más o menos organizada, por eso mismo, algunos historiadores hablan de Refundación. Como estaban bastante organizados, no fue fácil conquistarlos, dominarlos, en ocasiones los españoles tuvieron que negociar y ceder ante sus peticiones.
Es en este contexto dónde aparece y se puede dimensionar plenamente el rol de la india Catalina, retornada a su natal nación a petición y solicitud de Pedro de Heredia, conocedor de las inmensas riquezas de su territorio. Siguiendo los pasos a este icónico personaje, el médico, compositor e investigador Hérnan Urbina Joiro publica en el año 2006 el texto “Entre las huellas de la india Catalina” (2006), tejiendo un relato serio, profundo, documentado acerca de la vida de Catalina.
En 1532, Heredia firmó capitulaciones con la Corona para conquistar y poblar la zona circundante a la bahía de Cartagena, se le concede el derecho a recibir dos indios esclavos lenguas entregados en la vecina gobernación Santa Marta, uno de ellos era Catalina.
Pero, ¿Qué hacía Catalina en Gayra, Santa Marta? ¿Cómo llegó allí? ¿Cómo aprendió el idioma español, la fe católica y las costumbres europeas? ¿Por qué se le acusa injustamente de engañar a su pueblo? Joiro hilvana una especie de confesión, a la manera de diario personal, y con él, su propia voz, buscando responder a quienes insistentemente se preguntan ¿quién fue la india Catalina?
Soy Catalina de Indias o la India Catalina, de mi nombre indígena ya ni me acuerdo, solo recuerdo que mis amos españoles me rebautizaron con el nombre de Catalina, nací en Zamba, actual Galerazamba, municipio de Santa Catalina (Bolívar). Arribé con Pedro de Heredia en la expedición para conquistar estas naciones de indios y fundar en su comarca esta gran ciudad, eso data por allá un 14 de enero de 1533, yo era la única indígena de esa tripulación, me entregaron en Gayra (Magdalena) en calidad de criada, lengua (traductora) y acompañante del señor Heredia.
Mi vida es ejemplo de la violencia ejercida por españoles contra la población indígena nativa, era sobrina de caciques, mi familia era de linaje, les cuento. Siendo muy niña, con tan solo 14 años de edad, fui secuestrada de mi pueblo Zamba, en 1509 por Diego Nicuesa, llevada a la ciudad de Santo Domingo en donde permanecí cerca de 20 años recluida en un convento, allí me cristianizan y me enseñan la lengua española, me enseñan formas de vestir, cultura y tradiciones del hombre blanco.
En 1528, Rodrigo de Bastidas me trae de vuelta a Gayra (Santa Marta), convencida de la nueva fe católica asumo la tarea de convertir mis hermanos, empezando por la cacica de Zamba. Finalmente, el gobernador de Santa Marta García Lerma me entrega como lengua acompañante en la expedición de Pedro de Heredia. Hoy me ven como un monumento de mujer, pero tampoco fue así, más bien fui una mujer sencilla como todas las de mi raza, de baja estatura, un poco gorda, cara ancha y pómulos salientes, de todas maneras, una belleza muy especial.
¿Ustedes creen que yo podría presentarme ante mi pueblo así como lo muestra el monumento?, no señor, eso es mentira, para la época ya no usaba taparrabo, mucho menos andaba con el torso desnudo, mi fe lo prohibía, como también prohibía ser amante o concubina de un hombre casado, acepté esa condición bajo presión de Pedro de Heredia.
No se le ha dado importancia a mi papel dentro de la refundación de Cartagena, yo debería ser considerada también su fundadora, una celebridad, pues gracias a mí, Heredia pudo comunicarse, entenderse y establecer acuerdos de paz con las naciones de indios bravíos que habitaban la bahía de Cartagena (muchas veces disuadí guerras), contribuí a conquistar y colonizar estas tierras, testifiqué los abusos y excesos del señor Heredia, procuré siempre defender a mi pueblo.
Muchas cosas se podrán decir de mí, lo cierto es que, frente al hurto de oro por parte de Heredia, lo acusé doblemente por robarle a los indígenas y a la corona española al mismo tiempo, no oculté nada, tuve una postura ética, valiente y sincera con mi pueblo y la verdad, creo que merezco una mejor suerte. En el territorio colombiano fui de las primeras personas forzadas a transculturizarse, es decir, pasar de una cultura americana pura, a una cultura y costumbres foráneas, extranjeras, europeas. Producto de todas estas circunstancias muchos historiadores andan siguiendo mis pasos, sigan investigando y encontraran más cosas interesantes de mí.
Gustavo A. Carreño Jiménez
Sobre el autor
Gustavo A. Carreño Jiménez
Desmitificando a la India Catalina
Economista, Universidad de Cartagena. Especialista en Gerencia de Proyectos, Universidad Piloto de Colombia (Bogotá). Magister en Desarrollo y Cultura de la Universidad Tecnológica de Bolívar. Investigador Cultural. Maestro de Ciencias Sociales Distrito de Cartagena de Indias.
3 Comentarios
Se ve en este texto una orientación ideológica marcada por el resentimiento. No habla de que la India Catalina se casó con Alonso Montes, sobrino de don Pedro, y que ese matrimonió fue la primera unión mestiza de América Latina. Es otro escrito ciego, lleno de odio que sigue la doctrina de la ideología de las independencias sin hacer una reflexión completa.
Tengo algunos objetos precolombinos, donde se muestra figuras o rostros de las mujeres indígenas.
Es bueno conocer como fue su vida y todo lo que le toco pasar, yo me quedo con la idea de que fue una gran ayuda para Heredia en la comunicación de él con los indios.
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