Opinión

El mérito sublime del aguacate aquel

Alberto Muñoz Peñaloza

15/09/2022 - 05:00

 

El mérito sublime del aguacate aquel

Cristian Moreno Panezo, después de una campaña política ardua, disputada de principio hasta quince días antes y fragorosa en el mejor sentido de la expresión, ejercía como gobernador del departamento del Cesar. Había nombrado como gerente de la empresa de juegos de suerte y azar a quien “todo el mundo” esperaba que situara como secretario de gobierno, por su experticia política y dado su relacionismo en ese campo. Pero no fue así y, ahora, el ilustre manaurero fungía en el cargo que aceptó desempeñar.

Transcurrieron varios meses, la empresa registraba un estado de normalidad, con planes gerenciales de amplio espectro, acreditación creciente en el mercado y en sus vendedores, loteros, que generan con su trabajo recursos económicos para la salud de los cesarenses. En cada conversación, en el transcurso de jornadas intensas de trabajo, en los ratos libres, antes y después de cada sorteo, el temita afloraba, la opinión, del CEO se dejaba conocer, acerca de las bondades del aguacate.

El primer mes fue dedicado a la biografía de la fruta, o, ¿verdura? La efectividad como alimento, para disminuir los niveles de colesterol, triglicéridos y ansiedad, la textura carnosa que la hace única e inigualable, la verticalidad arbórea, las utilidades de todos sus componentes. Mire, repetía una y otra vez, es un regalo de Dios, al que podemos atribuirle la voz trinante de Javier Fernández, manaurero como yo, gracias a la alta composición de vitamina E, “que protege la membrana de las células y su núcleo, es una mantequilla vegetal que lubrica las cuerdas vocales”; no le busque más razones al éxito de Campo Elias Reyes, todo porque el aguacate no solo no tiene  colesterol, sino que ayuda a disminuirlo cuando está elevado, relaja además el sistema nervioso por su riqueza en ácidos grasos, magnesio y vitaminas del grupo B, “lo cual promueve la toma de buenas decisiones en los negocios, el buen servicio a la comunidad y surgen ‘cabezazos’ como la tarjeta de crédito de “Mi Futuro”; dónde me deja la capacidad jurídica, cultural y de amigo genuino que caracteriza al prestigioso abogado manaurero, Armando Calle, en gracia del aguacate, con cada comida. “En mi caso, todos los días degusto aguacate y medio, y míreme como estoy, sin dejar de lado que es el mejor de los afrodisiacos.

El tiempo pasaba y una mañana acompañé al gerente hasta las gradas iniciales del edificio Alfonso López Michelsen, rumbo a una reunión de gabinete, pero antes, al dejar atrás a Lucho Otero, el avenero, quedó a la vista la carretilla con la mejor disposición de productos del campo que jamás habíamos visto. De una, el vendedor puso en sus manos aquel aguacate, ejemplar desde donde se le viera. “Se lo regalo, doctor, gracias a ustedes, el jueves me gané un mayor sin serie con la Vallenata, ya me lo pagaron, reciba ese aguacate en señal de agradecimiento. A usted, doctor Muñoz, le regalo este mamón de dos pepas que me encontré en el mercado, usted entiende”. Lo abrí de inmediato, ¡qué agriera! No obstante, el sacrificio gigante no tuvo comparación.

Feliz por el obsequio, ingresó a la edificación, luego al despacho del gobernador, en mi caso regresé a la sede laboral. El resto de la mañana transcurrió en normalidad, hasta cuando al escuchar “titulares” por radio Guatapuri, se reveló que dos o tres secretarios eran relevados de su cargo, uno de ellos, el poseedor -eso creía yo- del aguacate más bonito de la vida. Con pesar, por la decisión irrebatible, recordé que no sólo había sido un buen gerente, servicial y honesto, sino con tremenda estrella durante su gestión el azar favoreció la empresa de principio a fin. Desconocía, en ese momento, que, al salir del palacio gubernamental, habiéndose filtrado “la noticia”, fue abordado por periodistas para las primeras declaraciones después de la “echada”, la cual no conocía, de modo que se enteraba apenas, por lo cual su alelamiento no tuvo límites.

El asunto es que cuando regresó a su ex-sede de trabajo, llegó sin el aguacate. Frente al puesto de Lucho Otero, que ya no estaba porque era medio día, el vigilante Lara lo presenció y ahí se quedó, lo que me contó: “Cómo le parece, el muchacho venía de allá de los cauchos de la gobernacion con el aguacate más hermoso que han visto mis ojos, aceleró el paso para cruzar la calle, pero no vio una moto que ya casi pasaba, tuvo que correr y se le cayó el aguacate, él miró para atrás y quiso devolverse, pero ni modo, pasó una volquete llena de balastro, con una de las llantas traseras, puntum, lo aplastó, quedó una capa pegada al pavimento sin distingo de ‘cáscara, pepa ni comida’, oiga, qué desastre…

 

Continuará…

 

Alberto Muñoz Peñaloza

Sobre el autor

Alberto Muñoz Peñaloza

Alberto Muñoz Peñaloza

Cosas del Valle

Alberto Muñoz Peñaloza (Valledupar). Es periodista y abogado. Desempeñó el cargo de director de la Casa de la Cultura de Valledupar y su columna “Cosas del Valle” nos abre una ventana sobre todas esas anécdotas que hacen de Valledupar una ciudad única.

@albertomunozpen

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