Opinión
Pobreza y desempleo en el Cesar: un lastre a superar

La pobreza y el desempleo campean actualmente en el Cesar, tanto en la zona rural como urbana, debido a los efectos de la pandemia por Covid-19, la crisis económica sobreviviente y la falta de una política pública nacional y departamental para incentivar la economía, generar empleo y apoyar a los microempresarios.
El desempleo y la falta de oportunidades generan pobreza, malas condiciones de vida para los ciudadanos, y se constituyen en factores que retrasan el desarrollo y pueden generar deserción escolar, inseguridad y negación de un futuro mejor a miles de jóvenes, madres y padres que anhelan conseguir su sustento diario.
Por lo cual, es necesario desarrollar un programa incluyente en materia de empleo, generando oportunidades para todos, desde el sector público y en sinergia con el privado, para lo cual se pueden apoyar proyectos de microempresarios, que susciten nuevos puestos de trabajo, así como reducir impuestos a quienes contraten personal, incentivar el comercio y atraer la inversión privada.
Otra forma de combatir el desempleo y generar progreso, es incentivar el turismo, potenciando la gastronomía, eventos culturales y artísticos, congresos de profesionales, gremios y académicos, etc., de tal suerte que el Cesar sea epicentro cultural de Colombia y en él concurran numerosas personas deseosas de presenciar dichos eventos y conocer nuestro bello departamento.
En el mismo sentido, es necesario implementar programas que incentiven la economía del agro, el cual es la despensa del Cesar. Lo anterior implica apoyar los proyectos productivos de nuestros campesinos, para que puedan cultivar la tierra y así proporcionarlos el alimento de que precisamos en las ciudades, para lo cual no se puede dejar solo al campesinado, sino ayudarles con materias primas, créditos blandos, tecnificación, vías y transporte, de tal forma que les genere rentabilidad la producción agrícola y puedan cubrir su mínimo vital.
Bajo el mismo orden de ideas, es necesario apoyar otros proyectos productivos rurales como la piscicultura y la pesca artesanal, los cuales no pueden estar relegados a un segundo plano, pues constituyen un trabajo digno del cual viven muchas familias cesarenses y de cuya labor nos beneficiamos porque nos abastecen de productos necesarios para nuestra óptima alimentación.
Es por ello que se deben reconocer los derechos colectivos y humanos de los pescadores artesanales y las comunidades que viven en las zonas ribereñas y costeras, así como sus territorios, tales como el trabajo, el mínimo vital, la igualdad, la vida, la salud y la vivienda digna, entre otros, reivindicando sus derechos y el de la mujer que vive en estos territorios como cabeza importante de dichos proyectos productivos.
De la misma forma, es menester apoyarlos con sistemas de créditos flexibles, e incluso subsidios otorgados por el Estado, así como infraestructura y herramientas necesarias para que puedan hacer de su labor una actividad rentable que les permita vivir en condiciones justas y dignas.
El departamento del Cesar tiene zonas fértiles en muchas de sus latitudes (como la zona Norte, donde también se da la ganadería), y gracias a los afluentes que lo atraviesan e irrigan, es propicio para la pesca, en zonas como en la margen del río Magdalena y el complejo cenagoso, incluyendo la Ciénaga de Zapatosa; mientras que en otras como el centro, se ha establecido la minería (en Chiriguaná, El Paso, Becerril, La Jagüa de Ibirico, etc), la cual no ha mejorado las condiciones de vida de sus habitantes, por lo cual también precisan de acciones pragmáticas por parte del gobierno departamental que generen oportunidades para la población.
Sin embargo, para que todas estas propuestas se puedan materializar, se requiere de un nuevo liderazgo transparente, que combata la corrupción y el clientelismo político, y que tenga como norte mejorar las condiciones de vida de la población urbana y rural del Cesar.
Sólo así se podrán concebir, implementar y desarrollar programas productivos en la ciudad y el campo, favoreciendo a los pequeños y medianos productores, microempresarios, campesinos, pescadores y artesanos, como también a los gremios e industriales que generen empleo para la población agobiada por años de pandemia, crisis económica, corrupción y falta de voluntad política.
Jhon Flórez Jiménez
Abogado- Activista político y social
Sobre el autor

Jhon Flórez Jiménez
La columna
Abogado. Especialista en contratación estatal y derecho constitucional y administrativo. Magíster en Ciencias Políticas. Analista político y activista social.
0 Comentarios
Le puede interesar

La paz no se firma, se firman los acuerdos
El hecho histórico de haber firmado la paz con la guerrilla, como lo anunciaron todos los medios de comunicación nacionales e inter...

A mí me gustan Las Locuras Mías
Hay un adagio popular que dice: “De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco”. Silvestre Dangond, como dicen en algunos deporte...

Editorial: De ciudad rica en cultura a Ciudad cultural
Todo gesto que busca la concertación o la unión del sector de la Cultura representa una carta de buenas intenciones para una ad...

Yolima y yo
No preciso las noches que han pasado desde aquel momento que, como gatas de tejado, maullábamos felices creyéndonos el cuento y...

Corran, naden, vuelen, sálvense
Ahí vas caballito que cabalgas con tu carreta llena de ramas del árbol que fue cortado, y tú, caballito que corres porque el ani...