Opinión

Manipulación mediática y opinión

Diógenes Armando Pino Ávila

28/10/2022 - 05:30

 

Manipulación mediática y opinión

 

Llama poderosamente la atención la forma tan fuerte de cómo los medios de comunicación y las redes manipulan la atención de la gente, y de cómo algunos grupos o partidos políticos se han vuelto especialistas en eso de la manipulación mediática y de cómo algunos periodistas han caído bajo la influencia de la ideología de sus patrones y se han convertido en “cajas de resonancia” de los dictados del capital, defendiendo a ultranza, tesis y postulados que la ética periodística de seguro no acepta bajo ningún motivo.

Para analizar un poco lo que sostengo en el párrafo anterior, detengámonos para observar rápidamente tres casos que se están dando en tiempo real en Colombia: la subida del dólar y la Tributaria, y, por el otro lado, la devastación que el invierno hace en todo el territorio nacional. Les cuento que tengo por costumbre seguir noticias, tendencias, personajes políticos con los que simpatizo y, sobre todo, con otros con los que no tengo ningún grado de empatía. Esto lo hago para tener una visión equilibrada del momento y de la noticia, por ello me formo una visión más o menos clara del fenómeno noticioso y así puedo abordarla desde mi propia óptica.

Tomemos en su orden al dólar, todos hemos sido testigo de ese reality show que han transmitido casi que al minuto en las redes. En este caso se encuentran dos tipos de opinadores, uno Uribe y sus áulicos (la Cabal, La Paloma encabezando la lista, y les siguen senadores y políticos de segunda (bueno de segunda, también son las primeras). Después, amanuenses como Polo-Polo, alguno que otro senador de redes y asentimientos y pupitazos del decir de sus jefes y, por último, personas del común, como usted o como yo que no entendemos ni jota de economía. Estos últimos me llaman la atención y les sigo en sus comentarios, es más les incito a comentar para ver su evolución mental en dichos temas, pero lamentablemente vemos que no avanzan y solo se circunscriben a repetir como una jaculatoria todo lo que dicen las cabezas visibles de los grupos o partidos que siguen.

Analizar la fluctuación del dólar, fuera del contexto global y situarlo en Colombia como un fenómeno local, me parece, bajo la luz de mi ignorancia en temas de economía global, un despropósito y una burrada garrafal, que solo busca generar una reacción de rechazo contra un gobierno que acaba de llegar y que hereda un país saqueado, con una corrupción desbordada donde un gobierno saliente entero sale salpicado de todos los casos de corrupción imaginable, al punto que hasta la progenitora del presidente es mencionada como coparticipe de este escándalo.

De otro lado observamos como tendencia la Reforma Tributaria, que a todas luces se ve que es para atender la elevada deuda pública que dejó el gobierno saliente en unos niveles históricos tan escandalosos que de no ser atendida se volvería impagable arrastrando irremediablemente al país a la bancarrota y a la oprobiosa situación de no poder honrar sus deudas como Estado. Dicha Reforma está destinada a atender sectores críticos como la salud, la educación, la paz y sobre todo atender a la población más desfavorecida en un país tan inequitativo como el nuestro con unos índices de pobreza y desempleo aterradores.

En el caso de la reforma, se sorprende el ciudadano al observar cómo los partidos políticos tradicionales se mueven impulsados por la resortera de tres ex presidentes, (Uribe, Gaviria y Pastrana) que mueven los hilos de su liderazgo para alinear a sus congresistas en contra de que se supere la inequidad y los ponen a defender sus altas pensiones de expresidentes, sus acciones en el sector petrolero, sus intereses políticos y de patrocinios con los banqueros y embotelladores de productos azucarados, se postran al lado de los que manejan los billones y billones que hemos ahorrado con nuestras pensiones en los fondos privados, de los que sacan dividendos los banqueros que son los que administran con sus empresas dichos fondos y manejan esos dineros en su entramado de empresas tomando dineros para financiar sus contratos de construcción con el agravante que sus obras se caen (Chirajara) pero el pueblo es el que paga tamaño disparate.

Veamos el caso del invierno, ¿cuál de esos políticos se pronuncia sobre los deslaves, sobre las inundaciones?  ¿cuál promueve ayuda humanitaria para las víctimas? ¡Ninguno! Sin embargo, vemos en las redes a personas del común, que sufren el abandono estatal igual que el resto de colombianos, con una alegría por cada centavo que sube el dólar y un enorme pesar por los que baja y, sobre todo con un segregar de bilis tan intenso en contra del nuevo gobierno y todas las medidas que buscan remediar la situación del empobrecido pueblo colombiano.

Estos últimos son un caso para Ripley, pues bendicen la mano de sus verdugos y muestran un conformismo rayano en la indolencia ante el dolor y sufrimiento de su propio pueblo.

 

Diógenes Armando Pino Ávila

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

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